Cierra los ojos y piensa en esos guisos que preparaba tu abuela, esos que disfrutabas tanto en tu infancia. El olor y el aroma a casa, intenso y natural. Eso es lo que de verdad queremos todos en la mesa, y no caldos precocinados llenos de conservantes y potenciadores naturales.
Pero ¿cómo conseguirlo? Si tu abuela todavía no ha querido revelarte los secretos de su cocina, no te preocupes, porque hoy te traemos el truco más sabio de las cocineras expertas para conseguir sabor casero y natural sin añadir grasas a tus guisos. ¿Preparada para probarlo?
Sabor natural y sin grasa
Hay muchas razones por las que pensar en reducir la cantidad de grasa que llevan nuestros platos, empezando por la salud y acabando por la decisión de llevar una dieta vegetariana o vegana, en la que eliminamos toda la grasa de origen animal. Es decir, nada de echarle tocino a los potajes para que ganen sabor.
Lo bueno es que renunciar a estas grasas no solo es beneficioso para la salud, sino que no tiene por qué significar que pierdas sabor en tus comidas. Hay un truco muy sencillo que las abuelas saben desde siempre que puede ayudarte a ganar mucho sabor en tus guisos sin añadir grasas.
Y, por supuesto, como son trucos de abuela, no tiene nada que ver con aditivos ni caldos precocinados. Tiene que ver con ingredientes de calidad, naturales y que seguramente tengas por casa. De cocinar con el corazón, con paciencia y amor.
Aunque seamos sinceros, el verdadero truco es mucho más sencillo y práctico: consiste en añadir un chorrito de alcohol a tus preparaciones. Puede ser vino blanco, tinto, coñac o cualquier licor que tengas en casa. El objetivo de este añadido es dar un sabor más dulzón al caldo, y como con el calor se evapora el alcohol, no te tienes que preocupar de emborracharte con tus guisos.
El calor de lo tradicional
Añadir un chorrito de vino, o cualquier otro licor, a tus guisos hará que descubras nuevos sabores y texturas en tus elaboraciones culinarias. Aunque no es lo único que podemos aprender de nuestras abuelas para conseguir una cocina más sabrosa y libre de ultraprocesados.
Para conseguir un buen guiso, lo más importante es elaborar un fondo casero. Aunque tu abuela no lo llame de esta forma, es lo que hace cuando comienza sus elaboraciones con una olla en la que cocina tanto carne (huesos y retos, principalmente) como verduras: zanahorias, cebollas, apio y ajo, especialmente. Si sigues una dieta vegana o vegetariana, puedes hacerlo solo con las verduras, y el resultado será igualmente satisfactorio.
La clave es cocinarlo todo a fuego lento, para que los ingredientes suelten su caldo lleno de sabor, que será la base con la que vas a cocinar cientos de recetas. Nada de usar un caldo de verdura comercial, tienes tu propio fondo hecho en casa para ganar sabor de forma 100% natural.
Otro truco que jamás puede faltar es el sofrito. Comenzar tus platos con un sofrito de cebolla, ajo y pimiento (en algunos casos, también tomate), te ayudará a darle mucho más sabor a tus guisos sin añadir nada de grasa. La paciencia en este caso es clave. Porque el sofrito necesita su tiempo para liberar, a fuego lento, todo su sabor natural.
Al final, esta es la clave principal de la cocina de las abuelas: todo se hace a fuego lento, con la paciencia que solo puede tener quien intenta regalar a su familia con sabor y tradición.