En España, alrededor del 40 % de la población tiene por lo menos un tatuaje. El porcentaje es mayor entre los jóvenes de 25 a 34 años. 

Al hacerse el tatuaje, pocos habrán pensado en las posibles consecuencias en la salud, más allá del riesgo inmediato de infección o alergia, y lo cierto es que, si hubieran preguntado, no hubieran podido recibir una respuesta muy precisa porque existen pocos estudios científicos sobre el asunto.

No obstante, en la Unión Europea prohíbe la presencia en las tintas de unas 4.000 sustancias manifiestamente tóxicas. Con esta medida se podría pensar que tatuarse es muy seguro, pero un estudio sueco ha venido a sembrar la inquietud.

la tinta se acumula en los ganglios linfáticos

Investigadores de la Universidad de Lund han descubierto una relación entre los tatuajes y la incidencia de cáncer del sistema linfático (linfoma). 

En el estudio, publicado en la prestigiosa revista The Lancet, el equipo dirigido por Christel Nielsen se centró en los tipos de cáncer que afectan al sistema linfático y que podrían estar asociados a los tatuajes. “Ya sabíamos que cuando la tinta del tatuaje se inyecta en la piel, el cuerpo lo interpreta como algo extraño que no le pertenece y el sistema inmunitario se activa. Una gran parte de la tinta se transporta desde la piel hasta los ganglios linfáticos, donde se deposita”, explica Nielsen.

Los científicos quisieron saber si esto tenía consecuencias y buscaron en varias bases de datos suecas información sobre el diagnóstico de linfoma maligno entre 2007 y 2017. 

Cuestionario sobre tatuajes y linfoma

Los investigadores identificaron a 11.905 personas que eran elegibles para el estudio. De ellas, 2.938 personas de entre 20 y 60 años desarrollaron linfoma. Los investigadores se dirigieron a estas personas para averiguar cuántos tatuajes tenían, de qué tamaño eran y de qué colores. También preguntaron si se habían eliminado tatuajes.

En total, 1.398 personas con diagnóstico de linfoma respondieron completamente al cuestionario, de las cuales el 21%, es decir, 289 personas, tenían un tatuaje. La edad media en el momento del primer tatuaje era de 22 a 23 años.

El grupo de control sin diagnóstico de linfoma estaba formado por 4.193 personas, el 18% de las cuales tenía un tatuaje.

los tatuajes incrementan el riesgo un 21%

Utilizando métodos de análisis rigurosos, los científicos observaron la conexión entre los tatuajes y los diferentes tipos de linfoma, como el linfoma de Hodgkin, el linfoma folicular y el linfoma difuso de células B grandes.

El equipo de investigación concluyó que las personas con uno o más tatuajes tenían un 21% más de riesgo de linfoma. Sin embargo, contra lo que se pudiera pensar, el tamaño del tatuaje jugó al revés de la lógica: las personas  con tatuajes más grandes tenían un riesgo menor que las personas que tenían tatuajes más pequeños que la palma de la mano. 

“Aún no sabemos por qué esto es así. Sólo se puede especular que un tatuaje, independientemente del tamaño, provoca una inflamación leve en el cuerpo, que a su vez puede favorecer el cáncer. Pero el panorama es más complejo de lo que pensábamos inicialmente", explica la líder del estudio Christel Nielsen.

Otra conclusión del estudio fue que el tratamiento con láser para eliminar el tatuaje aumenta hasta un 199% el riesgo de linfoma.