El yoga es una disciplina milenaria de origen hindú que utiliza el cuerpo para recuperar el equilibrio de la mente. A través de decenas de posturas (asanas), el yoga busca acallar las fluctuaciones de la mente que de forma inevitable y constante alteran la paz interior de las personas. Además de las posturas, también se emplea la respiración (pranayama), los mudras (gestos sagrados hechos con las manos) y los mantras (palabra, frase o canto sagrado). 

Aunque todos los estilos de yoga tienen el mismo objetivo final, la unión del cuerpo, mente y espíritu (yoga, es una palabra en sánscrito que significa unión), cada variante avanza hacia ese objetivo recorriendo su propio camino. Así, el Hatha yoga es un yoga especialmente físico que se centra en las asanas, mientras que el Kundalini yoga es más energético, y utiliza más la respiración, los mantras y los mudras. 

En el grupo de los estilos de yoga más físicos, otra de las variantes más practicadas es el Iyengar yoga. Este estilo se centra en la alineación precisa del cuerpo. Para ello, utiliza todo tipo de accesorios o material de yoga: bloques, correas, mantas o sillas.

lo que define al Iyengar yoga

Su creador, el maestro de yoga B.K.S. Iyengar, fue uno de los yoguis más influyentes del siglo XX. Iyengar fue uno de los primeros en introducir la enseñanza del yoga en Occidente.  Murió en 2014 y su yoga es uno de los más practicados en el mundo. 

Más allá de buscar la calma y serenidad espiritual, este estilo de yoga lo hace a través de las posturas. Para su ejecución se emplean soportes y accesorios. Todo lo necesario para conseguir la postura perfecta. Además, implica siempre diferentes grupos de posturas: posturas de pie, sentados, flexiones invertidas, extensiones y, finalmente, torsiones.

Se emplea una técnica muy precisa que busca el alineamiento de pies, caderas, columna vertebral y hombros. Es, por tanto, más exigente físicamente que otros estilos, como por ejemplo el Hatha Yoga. 

Otra de las peculiaridades que singularizan este estilo es que cada postura se mantiene mucho más tiempo, en torno a 4 o 5 minutos. 

las Diez posturas básicas del iyengar yoga

Una sesión de Iyengar comparte las asanas con la mayoría de estilos. Y es que las dos diferencias fundamentales son el tiempo que se mantiene la asana y el uso de accesorios. Como decíamos, en esta variante, la duración es de unos cinco minutos; y por otro lado, se usan bloques, correas, sillas... todo lo necesario para conseguir acercarse a la perfección de la postura.

En cualquier caso, estas son las diez posturas (asanas) que más se suelen practicar en una sesión de Iyengar yoga:

1. Postura de la montaña o Tadasana. Postura perfecta para comenzar la sesión. Es el modo de introducirse en la clase y trabajar la estabilidad, la concentración y la capacidad de atención.

2. Postura del triángulo extendido o Utthita Trikonasana. Uno de sus efectos es que alivia los dolores de espalda y aumenta la elasticidad.

3. Postura del ángulo lateral extendido o utthita parsvakonasana. Entre sus beneficios, destaca que ayuda a tonificar las piernas.

4. Postura del guerrero I o Virabhadrasana I. Mejora la concentración, la capacidad pulmonar y la fuerza en las piernas.

5. Postura del guerrero II o Virabhadrasana II. Para tonificar las piernas y aumentar la capacidad de atención.

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6. Postura de la pirámide o pasvottanasana. Los estiramientos de isquiotibiales ayudan a relajar la parte baja de la espalda (lumbares).

7. Postura del estiramiento intenso con las piernas extendidas o prasarita padottanasana. No solo favorece los abductores, esta postura semiinvertida es perfecta para activar la circulación sanguínea.

8. Postura del camello o ustranasana. Trabaja la fuerza en los hombros mejorando la postura corporal. Es importante no forzar esta postura para evitar lesiones en las lumbares. 

9. Postura de los pulgares o padangusthasana. Sirve para estirar los isquiotibiales y las lumbares. Además, al ser una postura semiinvertida es muy eficaz para mejora la circulación.

10. Postura de las manos a los pies o padahastasana. Ayudar a ganar flexibilidad en los isquiotibiales, el rango de movilidad de las articulaciones y también la digestión.

¿por qué hacer Iyengar Yoga?

Como todos los estilos de yoga, esta variante proporciona numerosos beneficios para la salud física y mental. Eso sí, la mayoría de ellos se aprecian cuando han pasado unas semanas desde tu primera práctica. Otra cosa es que, ya en la primera sesión notarás esa agradable sensación de bienestar que proporcionan las asanas, la respiración contralada y la concentración en el momento presente.

Los beneficios del Iyengar yoga, que comparte con el resto de estilos son:

  • Mejora la postura corporal.
  • Tonifica el cuerpo.
  • Aumenta la flexibilidad.
  • Reduce el estrés y la ansiedad.
  • Alivia los dolores de espalda.

Consejos para tu primera práctica de Iyengar

Partiendo de que la idea es realizar las posturas correctamente, buscando la exactitud y la perfección, para ello, utilizarás lo que sea necesario. 

Como es un yoga con un objetivo ambicioso, el primer consejo es tener paciencia e ir muy poco a poco. Es clave disfrutar del camino y marcarse metas cortas para no caer en la frustración.

Más consejos. Siempre que lo necesites, pide ayuda para corregir tu postura y seguir avanzando y así, experimentar todos sus beneficios al máximo.

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