Cuando te das un golpe, la zona se enrojece, puede hincharse por la acumulación de líquido y duele. Esta es una inflamación aguda que resulta evidente, igual que su origen.
Sin embargo, existe otro tipo de inflamación de la que no te das cuenta –por eso se la denomina "silenciosa" o "de bajo grado"– pero que se relaciona con muchos problemas de salud, incluidos algunos crónicos o graves.
De hecho, la mayoría de las enfermedades comienzan con un proceso inflamatario silencioso que evoluciona hasta manifestarse con los síntomas propios de cada trastorno.
Por eso, la dietista-nutricionista Martina Ferrer aconseja que aprendamos a reconocer los síntomas de la inflamación silenciosa. Son problemas aparentemente leves y que se acostumbra a atribuir a otras causas, como que algún alimento te ha sentado mal o que no has descansado lo suficiente.
1. Cansancio
Existen varias razones por las que el cansancio puede responder a una inflamación crónica:
- La inflamación activa el sistema inmunitario, lo que consume energía y puede desequilibrar el metabolismo.
- La inflamación crónica genera radicales libres, que aumentan el estrés oxidativo en las células, afectando su capacidad para producir energía de manera eficiente. Esto puede generar una sensación de fatiga constante.
- Se puede alterar el equilibrio hormonal, afectando el sueño. Las personas con inflamación crónica a menudo experimentan insomnio o sueño no reparador, lo que contribuye a una sensación persistente de cansancio.
2. Dolor difuso en el cuerpo
El dolor difuso en todo el cuerpo, que afecta especialmente a las articulaciones y al abdomen, puede responder a una inflamación, porque esta implica la producción de citoquinas inflamatorias. Estas moléculas pueden aumentar la sensibilidad al dolor, afectando los músculos, las articulaciones y otros tejidos.
La inflamación también provoca que el sistema nervioso se vuelva más sensible a los estímulos. El estrés oxidativo de los tejidos también explica las molestias difusas en cualquier parte del cuerpo.
3. Problemas en la piel
La piel a menudo refleja desequilibrios internos, incluido el estado inflamatorio crónico. Los síntomas pueden ser leves, como acné e imperfecciones que se explican por el extrés oxidativo, el exceso de hormona cortisol o la acumulación de toxinas ambientales.
El exceso de citocinas inflamatorias en el cuerpo puede causar enrojecimiento, irritación y sensibilidad en la piel. Los brotes de eczema, con piel seca, escamosa y con picazón, pueden ser favorecidos por la inflamación.
4. Hinchazón de la barriga
El vientre abultado o hinchazón suele ser causado por el exceso de gases y estos, por un desequilibrio en la microbiota intestinal, que es una de las principales causas de inflamación silenciosa y que puede ser más o menos grave.
Este desequilibrio afecta a las paredes del intestino, que se vuelven más permeables y dejan pasar toxinas a la sangre.
Otra causa de hinchazón es la retención de líquidos, que también puede estar vinculada a un proceso inflamatorio.
5. Insomnio
La inflamación puede alterar el equilibrio de diversas hormonas y neurotransmisores que regulan el sueño. Puede, por ejemplo, interferir la producción de melatonina, la hormona principal que regula el ciclo sueño-vigilia. También puede aumentar los niveles de cortisol, la hormona que se activa con el estrés e impide la relajación y el inicio del sueño.
Consulta con el médico
Aunque estos síntomas pueden ser causados por la inflamación, también es cierto que cada uno de ellos puede responde a otras causas concretas. Recuerda que solo un médico puede realizar un diagnóstico fiable a partir de la observación presencial de los síntomas y, si es necesario, después de realizar análisis sanguíneos.
¿Por qué se produce la inflamación silenciosa?
Varias causas pueden promover la inflamación silenciosa:
- Alimentación incorrecta con excesos de grasas y azúcares o deficiencia de nutrientes esenciales. El consumo de alimentos ultraprocesados se relaciona con este tipo de inflamación. Por lo tanto, la solución a esta causa es rediseñar tu plan de alimentación.
- Estrés crónico que activa continuamente el sistema inmunitario, lo que lleva a una liberación constante de las sustancias químicas que promueven la inflamación. Para resolver el estrés puedes recurrir a técnicas específicas de gestión, a la relajación y a la meditación.
- El exceso de células grasas pone en circulación demasiadas citoquinas inflamatorias. La única solución es perder peso poco a poco con una dieta ligera pero nutritiva y un aumento gradual de la actividad física.
- La falta de actividad física está asociada con un aumento en la inflamación sistémica. El consejo es establecer un plan semanal de actividad que incluya actividad aeróbica (caminar rápido, correr, nadar o ir en bicicleta) y anaeróbica (ejercicios con pesas, gomas elásticas o estáticos, aprovechando el peso del propio cuerpo).
- La exposición a contaminantes ambientales, como el humo del trafico o los pesticidas usados en la agricultura, pueden contribuir a una respuesta inflamatoria prolongada. Si es posible, conviene elegir alimentos ecológicos y pasar el mayor tiempo posible en espacios naturales (sobre todo fines de semana y vacaciones). Al adquirir productos de higiene personal y cosméticos, se recomienda elegir opciones con una certificación natural o ecológica. En general, con la ropa, los muebles, etc., son preferibles las opciones con materiales naturales.
- El mal estado de la microbiota intestinal, donde deberían predominar las bacterias beneficiosas, puede generar inflamación tanto a nivel digestivo como en el organismo entero. La dieta saludable, rica en fibra, y el consumo de alimentos fermentados ayuda a reequilibrar la microbiota.