Al menos ocho de las catorce horas que pasamos despiertos las dedicamos al trabajo. Esa actividad ocupa tanto espacio vital que, en las encuestas, tres cuartas partes de los trabajadores estarían de acuerdo en recortar sus ingresos a cambio de una reducción del horario laboral.

Muchas personas son conscientes de la necesidad de tener más tiempo para otras fuentes de satisfacción que no sean las derivadas del trabajo.

El valor de trabajar menos y tener más tiempo libre

En el actual sistema de vida las obligaciones suelen estar por encima del placer y lo material se impone casi siempre a lo espiritual. Así, a la hora de evaluar el grado de satisfacción que produce vivir, esto pesa muy negativamente. Pocas veces un buen sueldo puede equipararse al valor de un momento mágico con el ser amado, al lado de los hijos, amigos o al disfrute de más libertad...

Estudios psicológicos demuestran que existe una correlación casi nula entre unos mayores niveles de felicidad y el nivel de ingresos o categoría profesional.

Pero pocos se atreven a emprender cambios en este sentido. La mayoría confiesa tener miedo a las consecuencias que comportaría plantear a su empresa la necesidad de más tiempo libre. Se vive en un mundo muy competitivo donde el paro es el gran fantasma y el burn-out o la sensación de estar quemado y no tener tiempo libre es muy habitual.

Sin embargo, existen una serie de estrategias para simplificar nuestro día a día en el trabajo y recuperar control en esta área de nuestra vida antes de llevar a cabo medidas más drásticas.

En este vídeo te contamos lo que es el burn-out y qué hacer al respecto:

 

qué hacer para simplificar y tener más tiempo libre

He aquí unas cuantas normas para aumentar la productividad reduciendo las horas dedicadas al trabajo:

1. di no a las horas extra y al trabajo en casa fuera de horas

Acostúmbrate a realizar lo que tienes que hacer en tu estricto horario laboral. Si no, entrarás en una dinámica infernal: te darás permiso para bajar tu productividad en las horas de trabajo y tu horario se dilatará más y más.

Te ayudará priorizar y decidir cada día lo que es imprescindible hacer. Confía en tu capacidad de discernir.

Cuando es necesario eres capaz de dar todo, pero si se convierte en una costumbre el precio será demasiado elevado porque, aunque consigas grandes logros, sentirás que éstos no compensan el gran esfuerzo y tiempo invertidos. Surgirá la insatisfacción permanente y la sensación de pérdida del sentido del yo porque no se tiene control del propio tiempo.

2. Cuando te agobies, descansa

Aunque parezca un contrasentido y la inercia lleve a todo lo contrario, resulta crucial comprender que el descanso aumenta la productividad.

Cuando las cosas se escapan de las manos y la presión ahoga, hay que encontrar la fuerza necesaria para levantarse y dejarlo todo. Al volver al trabajo lo verás todo con más claridad y serás capaz de actuar con más eficacia.

3. No dejes las cosas para más tarde

Para simplificar la vida laboral, además de priorizar, se debe tener la autodisciplina de no aplazar las tareas aunque se disponga de tiempo.

Los perfeccionistas dejan los "deberes" para más tarde porque así pueden justificar que la calidad de su trabajo no es mejor por falta de tiempo. Otras personas siguen esta costumbre por miedo al éxito o para contradecir a los que les han tildado de mediocres.

Si se aprovecha todo el tiempo de que se dispone para realizar una tarea, uno puede enfrentarse al hecho de que es muy capaz y competente. Detectar el origen de este mal hábito, contribuirá a erradicarlo.

También ayudará ver cada tarea como un desafío y comprender que un error enseña mucho más que cualquier éxito. Otro recurso es premiarse cada vez que no se dejan las cosas para más tarde.

4. Fija fechas de entrega razonables

Es importante pactar las fechas con la cabeza y no con el corazón. Si nos exigimos mucho, es más difícil cumplirlo o culpabilizarse en caso de fracaso.

5. Aprende a decir no

Se considera peligroso negarse a hacer algo y se disfruta con la sensación de creerse imprescindible.

 

Pero estar dispuesto a realizarlo todo aumenta el nivel de estrés, erosiona la productividad, perjudica la autoestima y disminuye esa condición especial de que solo uno mismo puede hacer su trabajo.

Hay que aprender a establecer unos límites para empezar a ser uno mismo en el trabajo.

6. Declara que tu vida privada es prioritaria

A veces gran parte del malestar laboral desaparecería con tan solo ser capaz de comunicar a los demás nuestras necesidades.

Bastaría con proclamar que hay compromisos familiares que son prioritarios en tu vida (la actividad deportiva de un hijo, sus actuaciones en la escuela...) para que la gente los tenga en cuenta.

Si eres bueno en tu trabajo, es difícil que estas manifestaciones repercutan negativamente.

7. Si puedes, haz por vivir más cerca del trabajo

Trasladarse cerca del trabajo implica dedicar menos tiempo a desplazamientos, tiempo que se puede aprovechar para dormir, estar más con los niños, podrás ir andando al trabajo... Te sentirás más dueño de tu tiempo ya que serás menos esclavo de los atascos y de los transportes públicos.

Otra posibilidad es buscar un trabajo más cerca de donde se vive, o trabajar desde casa.

8. recuerda que la organización es poder

Una de las maneras fáciles de rentabilizar el tiempo es dedicar los últimos cinco minutos de cada jornada a dilucidar cuáles son las prioridades del día siguiente. Anótalas en un papel y colócalo en el centro del escritorio.

Aumentarás la productividad y te permitirá sentirte satisfecho por haber cumplido tus logros. 

9. Evita las prisas

Cuando tengas que acudir a una cita o a una reunión fuera del lugar de trabajo, acude con tiempo. Cuando te apresuras, aumentas tu sensación de estrés y de pérdida de control. Te ayudará apuntar en la agenda no la hora de la cita, sino la de salida.

10. Aprende a ser selectivo

Revisa periódicamente en qué has invertido tiempo y no era imprescindible. Elegir bien tus ocupaciones y citas aumenta la rentabilidad de tu tiempo laboral.

11. Decide rápidamente

Diversos estudios han mostrado que las decisiones rápidas son las más acertadas. Puedes verificarlo anotando las decisiones que tomas en los próximos seis meses junto al tiempo dedicado a tomar cada una.

Haciendo esta comprobación ganarás confianza en ti mismo.

12. elimina las distracciones para poderte concentrar mejor

Si eliminas las distracciones que salpican tu horario laboral, podrás hacer tu trabajo en menos tiempo. Anota lo que perturba tu concentración (llamadas a deshora, charlas que no interesan, visitas inoportunas ... ). Si puedes eliminarlas, hazlo.

Además para favorecer tu concentración, inspira profundamente, focaliza la energía y dirige conscientemente esa poderosa atención hacia el trabajo que haces.

¿te da miedo dar el paso de trabajar menos?

Estos cambios de actitud y de formas de organización pueden ayudar en muchos casos a mantener una relación más saludable con el trabajo, pero también es cierto que en otros casos será necesario plantearse cambios que implican más riesgos.

Cuando la insatisfacción laboral persiste a pesar de distintas tentativas, conviene atreverse a pensar en flexibilizar la jornada, plantearse la prejubilación, instalarse por cuenta propia e incluso en rechazar un ascenso que implique mucha dedicación...

Miedo a ganar menos dinero

El primer obstáculo es el miedo a obtener menos ingresos. Pero cuando se plantea una reducción de jornada no sólo hay que tener en cuenta que entra menos dinero en casa, sino lo que ese cambio implica, es decir, contar los gastos que puede ahorrar (menos canguro, menos desplazamientos, menos comidas fuera de casa ... ).

Esa reducción permitirá tener tiempo para un hobby o labor que a la larga puede reportar ganancias.

Pregúntate qué es lo importante para ti

No hay que olvidar que un cambio laboral implica un cambio de estilo de vida y que muchas necesidades son creadas, no reales. Cuando alguien decide reducir su dedicación al trabajo teme que se le considere prescindible. Pero durante ciertas reestructuraciones y fusiones todos somos vulnerables sin que hayamos hecho nada para merecerlo.

Resulta fundamental clarificar qué significa para cada uno el hecho de tener éxito en la vida y cuáles son las prioridades. Conviene empezar por definir lo que queremos planteándose preguntas como:

  • ¿Cuáles son mis objetivos en la vida?
  • ¿Cómo podría realizarlos?
  • ¿A qué estoy esperando para llevarlos a cabo?
  • ¿Qué estoy dispuesto a arriesgar para conseguirlos?
  • ¿Qué sucedería si no hago ningún cambio al respecto?...

Casi nunca es fácil realizar cambios y menos en esta área porque paralizan los miedos. A veces para no afrontarlos es más fácil dejarse atrapar en la rutina del día a día. Sin embargo esta dejadez acaba pagándose. Puede manifestarse con mal humor, irritabilidad constante e incluso en forma de enfermedad o depresión.

Fíjate en las consecuencias del exceso de trabajo

Distintas encuestan han evaluado el desgaste a nivel personal que produce el exceso de trabajo. Estos son algunos resultados:

  • Según una encuesta, un tercio de los entrevistados confesó que el cansancio del trabajo era el causante del deterioro de su vida sexual.
  • El 75% de las parejas admitió que al trabajar tantas horas al llegar a casa eran incapaces de sostener una conversación.
  • El 42% citó sus muchas horas de empleo como causa de discusiones en el hogar.
  • Uno de cada tres adictos al trabajo se sentía culpable por no participar en la crianza de sus hijos.
  • Los adictos al trabajo no encuentran placer lejos de su entorno laboral.
  • Trabajar mucho roba tiempo a otras fuentes de placer como es el hecho de dar y recibir amor, cultivar las relaciones, tener tiempo para escuchar, para cultivar otras fuentes de satisfacción y en definitiva vivir de forma más conforme a nuestras creencias interiores.
  • La tensión y el estrés que se derivan de un exceso de trabajo quitan salud y sin salud la felicidad y la plenitud resultan imposibles. Es importante invertir una parte de nuestro tiempo en cuidarse, hacer ejercicio y seguir una dieta sana a largo plazo.

Miedo a la soledad

El trabajo también es fuente de amigos y reuniones sociales. Pero a la hora de hacer una valoración no sería justo olvidar que estas relaciones pueden sustituirse fácilmente y que esa pérdida puede compensarse al tener ocasión de profundizar en otras relaciones.

Miedo a quedarse estancado

Ante un cambio laboral, sobre todo las personalidades más competitivas temen quedarse atrás y al bajar el ritmo se sienten culpables. Pero hay que considerar que relajarse no cambia la personalidad y que quien es activo lo seguirá siendo. Lo que cambia es el centro de interés, porque lo que se pretende es vivir de una forma más acorde con nuestros valores y hacerlo puede llevar a descubrir otros caminos de éxito.

En libros como Trabajar menos, vivir más distintas personas cuentan cómo estos cambios laborales les llevaron con el tiempo a descubrir nuevas aptitudes que en el terreno laboral les acabaron aportando gran rentabilidad. Por eso es importante no dejarse confundir por los miedos y ser justos y amplios de miras al considerar el futuro.

Por qué nos aferramos tanto al trabajo

Tomarse unos días para pensar es lo ideal. Se sabe que uno no es más feliz persiguiendo las tres "p": poder, posesiones y prestigio.

Nadie sabe lo que puede ocurrir cuando emprende un cambio de este tipo, pero la cuestión es: ¿qué será de nosotros si no lo intentamos? ¿La vida no es, sobre todo, experimentar?

Hay utopías que se realizan: la alemana Heidemarie Schwermer hace seis años que vive sin una sola moneda en el bolsillo y se proclama totalmente feliz. Esta psicoterapeuta decidió regalar todas sus posesiones porque estaba harta de que esta sociedad enfocara todo en tener y no en ser. Lo increíble es que ha conseguido sobrevivir creando una red de trueque llamada Dortmund. En ella cada uno da lo que tiene y toma lo que necesita. Por ejemplo: una persona da clases de cocina a cambio de clases de idiomas. No hay dinero, sólo un intercambio de tiempo.

lo que te dice la sociedad y lo que te dice tu voz interior

Este ejemplo puede ayudar a reflexionar sobre las presiones del sistema y determinar qué prioridades son auténticamente nuestras y cuáles derivadas de presiones externas.

Para ser feliz es importante adecuar el modo de vida a nuestra escala personal de valores. Conviene ser conscientes de que a pesar de las satisfacciones que surgen del trabajo ser adictos a él nos convierte en seres pobres, porque la vida es siempre mucho más. 

Surgen muchos problemas a la hora de justificar la necesidad vital de trabajar menos. La sociedad presiona hasta hacernos creer que sin trabajo no somos nada. Conocer esas presiones ayuda a relativizarlas.

  • La profesión sirve para definir el estatus de las personas y prácticamente su identidad. Crece la tendencia a medir a la gente por su sueldo.
  • El trabajo se valora tanto socialmente que no es raro que la depresión aparezca en la jubilación o que las amas de casa se sientan inútiles aunque sean el pilar del hogar.
  • Nos hemos vuelto adictos al trabajo en gran parte porque nos da autoestima. En el trabajo sacamos lo mejor de nosotros mismos, nuestros talentos y al hacerlo se modela una identidad.
  • En la sociedad consumista "más es siempre mejor", por ello se tiende a asociar capacidad de felicidad con poder adquisitivo. 
  • Quienes dan prioridad a los logros profesionales a menudo no saben disfrutar del tiempo libre y encontrar otras fuentes de satisfacción ajenas al trabajo. Los fines de semana y las vacaciones pueden deprimirles.
  • Las apariencias lo son todo: tener un trabajo de prestigio, un buen coche, una casa amplia, estar delgado, ir bien vestido... Socialmente todo eso es signo de éxito y de felicidad, aunque sólo se trate de aspectos exteriores que nada tengan que ver con el interior.
  • "EI cliente siempre tiene razón" es otra de las grandes creencias impuestas por la sociedad actual. Así la dedicación total está muy valorada, tanto que la persona no se plantea nunca que tenga derecho a decir: "No; ahora no puedo".
  • El trabajo es origen de grandes alegrías y fuente de relaciones. Pero también es un refugio fácil cuando el ámbito personal va mal.
  • El trabajo proporciona seguridad, aunque sea falsa. Laboralmente las fuentes de reconocimiento son claras y a veces es más fácil moverse en esta área de reglas fijas que en el mundo de las emociones, donde el cambio es el valor más permanente

Lecturas para replantearse la relación con el trabajo

  • Elaine St. James, Simplifica tu trabajo. Ed. Oniro. Una guía práctica para simplificar el día a día en 85 puntos.
  • John J. Drake, Vivir más, trabajar menos. Ed. Paidós. Una nueva filosofía de vida para quien necesita hacer un cambio radical.