No es extraño que incluso las personas que siguen una dieta vegetariana arrinconen las verduras. Se emplean a menudo como «guarnición», es decir, como un acompañamiento en segundo plano, en favor de otros ingredientes más ricos en proteínas o hidratos de carbono. Sin embargo, lo saludable es lo contrario: las verduras deberían ocupar la mayor parte del plato, mientras que proteínas y carbohidratos deberían acompañarlas, tal como se visualiza en el plato de la Universidad de Harvard. Además, aportan sabores, aromas, colores, texturas y un sinfín de propiedades nutritivas.

verduras de invierno para entrar en calor

Estos frutos de la tierra son, por lo general, alimentos con un bajo contenido en calorías y alta proporción de agua y fibra, que favorece el buen estado de la microbiota intestinal. También aportan vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes.

En otoño e invierno, la tierra nos ofrece una gran variedad de hortalizas:

  • Las verduras de raíz, como los nabos, la remolacha, el boniato, la zanahoria o la chirivía, son más yang y nos ayudan a generar ese calor interno que necesitamos para hacer frente a las temperaturas más bajas de esta época del año.
  • Las coles, el puerro, las alcachofas, el pimiento o la calabaza poseen sabores concentrados y se adaptan a todo tipo de técnicas de cocción, aunque prefieren los horneados, la brasa, los salteados largos y los estofados, que tan bien sientan en invierno.

Con algunas hierbas aromáticas, un poco de vinagre o especias como la nuez moscada, el jengibre, el clavo de olor, la canela o la pimienta equilibraremos el efecto calorífico de las verduras de otoño e invierno y conseguiremos un sabor más rico y redondo.

Cómo cocinar las verduras en invierno

Las verduras pueden prepararse de muchas formas diferentes, pero en invierno estas son las técnicas más adecuadas para mantener el cuerpo caliente: 

  • Horneado: Contrae las verduras reduciendo su contenido en agua y concentra el sabor. Realza el dulzor y genera calor interno.
  • Al vapor: Respeta las propiedades nutricionales y organolépticas. Nos aporta frescura y relajación.
  • Estofado lento: Ablanda la fibra y desprende los aromas para que se mezclen entre sí. Reconforta.
  • Salteado a wok: Mantiene las verduras crujientes y conserva bien los antioxidantes.