Es una de las aulas de la Universidad de Harvard que está más llena. De hecho, encontrar silla para escuchar las explicaciones del profesor es muchas veces imposible. ¿Cuál es esta asignatura que nadie se quiere perder? Allí se habla de felicidad: ¿qué es? ¿dónde está? ¿todos podemos conseguirla?  Su profesor Arthur C. Brooks, científico, divulgador y escritor de varios libros sobre los secretos de la felicidad, no está en la facultad de filosofía; Brooks le habla a los futuros líderes que saldrán de la Escuela de Negocios de Harvard de cómo administrar la felicidad.

Y es que hallar la felicidad siempre ha sido un anhelo de la humanidad en cualquier época y por ello la prestigiosa revista National Geographic ha resumido los que actualmente se consideran los 3 ingredientes infalibles para conseguirla.

Se trata de las bases propuestas por Brooks y no son, a priori, complicadas: disfrute, satisfacción y propósito, son lo que el propio Brooks llama los "macronutrientes de la felicidad".

los 3 ingredientes de la felicidad

Para Brooks la felicidad no es una meta: no es un objetivo que se consigue y todo termina. Es una suma de todo lo que vamos haciendo en nuestra vida, es el propio camino hacia la búsqueda de esta ansiada felicidad lo que nos proporciona en realidad la felicidad. Y para él, en este camino debe haber estos 3 componentes:

  • El disfrute, que se consigue compratiendo nuestras experiencias más placenteras con otros. Brooks lo explica así: "El disfrute y el placer son términos que a menudo se usan indistintamente, pero no son lo mismo. El disfrute es mejor que el placer porque es más consciente y permanente"
  • La satisfacción, que es la alegría y la recompensa que se obtienen después de esforzarse por algo. En palabras del propio Brooks "Todos los seres humanos tenemos que luchar, esforzarnos, sacrificarnos, incluso necesitamos el dolor en nuestras vidas, porque así es como ganamos algo"
  • El propósito, que es el sentimiento de que nuestra vida tiene un significado. "No se puede ser feliz sin un sentido de propósito, algo que para lograrlo hay que dividir en tres dimensiones: Coherencia, finalidad y significado" afirma el investigador. Este es para Brooks, el principal de los 3 "macronutrientes".

En esta línea habla también de la felicidad el psicólogo y psicoanalista Robert Waldinger, autor del estudio más largo jamás realizado sobre la felicidad (también en la Universidad de Harvard). Asegura que aprender a ser feliz es posible, ya que en realidad es el resultado de hábitos y acciones que hacemos de manera consciente en nuestro día a día.

Y lo hace apoyándose en la teoría de Sonja Lyubumoirsky, profesora de psicología, investigadora y autora del libro La ciencia de la felicidad, que asegura que solo el 10 % de nuestra felicidad corresponde a circunstancias externas; el resto, en realidad, depende de lo que pensamos y de lo que hacemos.

Cómo  dice Waldinger en sus conferencias “la felicidad no es algo que se logra de forma instantánea, sino que es un proceso gradual, por lo que la paciencia y la perseverancia juegan un gran papel. La actitud positiva y las conexiones sociales nos ayudarán a conseguir este propósito”.

La inteligencia emocional y la felicidad

Daniel Goleman, experto mundial en inteligencia emocional,  habla en relación a la felicidad, del estado 'optimo' del ser humano del cuál depende la sensación de felicidad y lo define como aquel en el que una persona siente que está dando lo mejor de sí misma, que está implicada y conectada tanto con lo que está haciendo como con la gente que le rodea. En este punto coincide con los expertos de Harvard.

Estar implicado y conectado con lo que se hace es un elemento esencial del disfrute y resulta mucho más fácil cuando se tiene un propósito. Y esto es algo que, para este autor, está muy relacionado con la inteligencia emocional.

Los estudios de Goleman, centrados sobre  todo en niños y adolescentes por su capacidad de aprendizaje,  demuestran que nuestras habilidades emocionales se relacionan con la felicidad. Este psicólogo concluye que "si la capacidad de controlar las emociones negativas o más desagradables como la rabia, el miedo, los celos, forman parte de la inteligencia emocional, diría que los que son más felices son mas inteligentes".

Y es importante recordar una frase de Arthur Brooks que coincide con el resto de investigadores sobre la felicidad: "No todo el mundo puede ser absolutamente feliz, pero sí más feliz."