¿Te sientes atraída por una persona que no es tu pareja? Aunque es algo muy común en un mundo regido, aún, por la monogamia, no debemos tomarnos a la ligera este tipo de situaciones. Según Julie Menano, autora de Amor Seguro y terapeuta matrimonial especializada, las infidelidades dentro de una relación pueden provocar grandes heridas de apego.

Estas “pueden reconocerse porque tienen un impacto tan profundo en la confianza y la conexión que, si no se sana (lo que yo defino como restablecer la confianza), puede ser imposible que la relación prospere”, asegura Menano.

Por eso, antes de cruzar esta línea que, en muchos casos, no tiene vuelta atrás, es importante que comprendamos (desde el punto de vista de la psicología) qué significa esta atracción repentina. Solo así podrás tomar una decisión razonada y responsable sobre cómo proceder a continuación. ¿Preparada para bucear por tu psique romántica?

La naturaleza biológica de la atracción

Desde el punto de vista evolutivo, los seres humanos estamos diseñados para sentirnos atraídos por la novedad y la diversidad. Esta es la principal razón por la que es muy habitual que, cuando estamos en una relación, sintamos cierta atracción por otras personas. Es normal, y no tiene por qué ser una señal de alarma de que algo va mal en tu relación.

Helen Fisher, antropóloga y experta en neurociencia del amor, explica que el cerebro responde con una dosis de dopamina cuando se encuentra con algo nuevo y excitante. Por tanto, este tipo de atracción fuera de la relación suele ser una reacción química completamente natural, y no significa que el amor en la pareja haya desaparecido. La atracción es, en gran parte, un proceso automático e inconsciente.

La diferencia entre amor y deseo

Ya sabemos, por tanto, que es normal sentir atracción por otras personas. Pero, ¿qué sucede cuando la atracción se convierte en deseo?

Es importante, en primer lugar, que comprendamos que deseo y amor no son la misma cosa. El psicólogo Robert Stenberg lo explica con su Teoría Triangular del Amor, en la que expone que las relaciones estables se sostienen sobre tres pilares: intimidad, pasión y compromiso. Con el tiempo, la pasión tiende a fluctuar. Perdemos la magia del comienzo, como se suele decir. Por otro lado, el compromiso y la intimidad, por lo general, no dejan de aumentar a medida que pasan los años.

amor profundo pareja enamorada
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Cuando la pasión disminuye, es posible que el cerebro busque reactivar esa sensación a través de estímulos externos, como una nueva persona que despierta ese cosquilleo inicial del enamoramiento. Surge entonces el deseo.

Pero, antes de tomar ninguna decisión al respecto, es importante reflexionar sobre los otros dos pilares. ¿Esta nueva persona puede ofrecerte un amor completo o, por el contrario, vuestra relación pende únicamente de la pasión?

En muchos casos, reactivar la pasión en la pareja (por medio de gestos románticos, tiempo de calidad compartido, contacto físico, momentos de intimidad) puede acabar con el problema.

La monotonía: una gran enemiga

Decimos, a la ligera, que es habitual que la pasión disminuya a medida que pasan los años. Pero ¿por qué? El psicólogo evolutivo David Buss sostiene que los humanos están programados para responder con interés ante lo desconocido, lo que explica que, con el paso de los años, la monotonía y la rutina puedan reducir la atracción que sentimos por la otra persona.

Es por eso por lo que, cuando aparece una nueva persona, nuestro cerebro reacciona activando la atracción como recordatorio de esas emociones intensas que experimentamos al inicio de una relación. En estos casos, añadir algo de novedad a las relaciones sexuales, o a la vida en pareja en general, puede ser suficiente para resolver la situación.

Insatisfacción o necesidades no cubiertas

Hasta aquí, las razones por las que surge la atracción parecen fáciles de abordar. Pero hay otra alternativa que debemos tener en cuenta: es posible que esta atracción por alguien más sea un reflejo de que algo anda mal en nuestra relación actual.

Esto no implica, necesariamente, que la pareja esté en crisis, sino que podría haber necesidades emocionales o físicas que no se están satisfaciendo.

John Gottman, experto en relaciones de pareja, explica que la clave está en la comunicación: si sientes que hay un vacío en tu relación, es mejor que lo abordes directamente, en lugar de buscar soluciones fuera.

El efecto espejo

Otra teoría muy interesante al respecto de la atracción fuera de la relación tiene que ver con lo que Elaine Hatfiel, psicóloga especializada en el estudio de la atracción, llama “efecto espejo”. Esta teoría sostiene que la atracción que sentimos por alguien tiene más que ver con nosotros mismos que con la otra persona.

Es decir, que en muchas ocasiones nos sentimos atraídos por lo que creemos que falta en nuestra vida. Si una persona representa algo que deseamos o admiramos (espontaneidad, confianza, aventura, éxito), es posible que sintamos atracción, no tanto por la persona en sí, sino por lo que simboliza para nosotros.

Antes de dar un paso más con esa tercera persona, pregúntate: ¿representa algo que consideras que falta en tu vida? ¿Podrías estar proyectando en esta tercera persona alguna insatisfacción personal?

La influencia de la cultura y la idealización del amor

En último lugar, pero no por ello menos importante, debemos comprender que vivimos en una sociedad que idealiza el amor romántico y la intensidad de los primeros meses de una relación. No solemos ver lo que sucede después del “comieron perdices”.

Las películas, los libros y las redes sociales refuerzan la idea de que siempre debemos sentirnos eufóricos y emocionados en la relación, lo que puede hacernos pensar que, si la “chispa” ya no es la de antes, algo anda mal. Esto puede hacer que sobrevaloremos la atracción superficial que compartimos con otras personas (algo que, como hemos visto, es natural) y despreciemos lo que ya compartimos con nuestra pareja.

¿Qué hacer cuando te atrae otra persona?

Sentir atracción por otra persona no significa que debamos actuar en consecuencia. Lo importante es reflexionar sobre el origen de esta atracción. ¿Es simple curiosidad o hay algo en tu relación a lo que debas prestar atención?

Mantener abiertas las vías de comunicación con tu pareja y contigo misma es clave para que puedas manejar bien estas emociones, de forma saludable. La psicología nos recuerda que, al fin y al cabo, la atracción es algo natural, pero la decisión de cómo actuar frente a ella es completamente nuestra. 

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