¿Alguna vez te has sentido más relajada al pasear cerca de un lago, el mar o incluso junto a una simple fuente? Hay una razón para ello. Esa sensación de paz, de “reinicio” mental, no es casualidad. El concepto de la “mente azul”, acuñado por los biólogos y los neurobiólogos, explica este estado mental que conecta nuestra biología con el entorno acuático, promoviendo esa sensación de bienestar y felicidad de la que estábamos hablando.
La idea de la mente azul, desarrollada por el biólogo marino Wallace J. Nichols en su libro Blue Mind explora cómo la cercanía con el agua puede tener un impacto profundo en nuestro estado emocional y nuestra salud mental. Pero, ¿cómo logra algo tan simple como el agua generar ese impacto en nuestro cerebro? La ciencia puede explicarlo.
¿Qué es la mente azul y por qué estamos conectados al agua?
La mente azul es ese estado mental de calma y satisfacción que sentimos al estar cerca del agua. Según Nichols, no es casualidad que nos sintamos así: estamos biológicamente programados para sentirnos bien en estos entornos. Durante milenios, los humanos hemos evolucionado cerca de ríos, mares y lagos, que eran esenciales para nuestra supervivencia. Este vínculo emocional con la naturaleza, que se conoce como “biofilia” (término acuñado por el biólogo Edward Wilson), explica nuestra conexión innata con el mundo natural.
Cuando miramos una gran masa de agua o escuchamos el sonido relajante de las olas, nuestro cerebro responde con una sensación de seguridad y confort. No solo se trata de un capricho evolutivo: hay ciencia detrás de esto. La mente azul nos ayuda a apagar el ruido mental, permitiendo que nuestra mente entre en un estado más relajado y receptivo. Es como si nuestro cerebro nos dijera: “puedes estar tranquila, si hay agua cerca estamos a salvo”.
El agua y su relación con las hormonas de la felicidad
Aquí viene lo interesante: la neurociencia ha demostrado que los entornos acuáticos tienen un efecto directo sobre nuestras hormonas. Cuando estamos cerca del agua, nuestro cerebro libera dopamina, serotonina y oxitocina, las tres grandes responsables de la felicidad y el bienestar.
Estas hormonas mejoran nuestro estado de ánimo y ayudan a combatir el estrés, dado que son antagonistas del cortisol, la hormona que lo produce.
Un estudio del propio Wallace J. Nichols destaca que el contacto con el agua puede inducir un estado de relajación profundo, similar al que logramos con la meditación. Pero no solo se trata de relajar la mente: también hay beneficios físicos relacionados con el gua.
Por ejemplo, actividades como nadar o caminar por la playa pueden mejorar la circulación y fortalecen el sistema inmunológico. Además, estar en contacto con el agua favorece la introspección y potencia nuestra creatividad. ¿Cuántas veces has tenido una gran idea mientras dabas un paseo junto al mar?
Incluso algo tan simple como observar una fuente o escuchar el sonido del agua puede desencadenar este efecto positivo. Estudios recientes muestran que estas experiencias estimulan regiones del cerebro relacionadas con el placer y la motivación, haciendo que nos sintamos en sintonía con nuestro entorno.
Estrategias prácticas para cultivar la mente azul
La buena noticia es que no necesitas vivir junto al mar para disfrutar de los beneficios de la mente azul. Puedes integrarla en tu vida de formas muy diversas, todas ellas válidas y muy buenas para salud física y mental.
- Escapa al agua siempre que puedas. Planifica escapadas a la playa, lagos o ríos. No necesitas mucho tiempo, incluso una caminata corta junto a un cuerpo de agua puede marcar la diferencia.
- Practica deportes acuáticos. Desde nadar hasta remar en kayak, las actividades relacionadas con el agua no solo son divertidas, sino que también estimulan la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores.
- Crea un espacio acuático en tu hogar. Si no puedes estar cerca del agua todos los días, lleva el agua a tu casa. Una pequeña fuente, un acuario o un pequeño estanque pueden recrear esa sensación de calma que estamos buscando.
- Involúcrate en la conservación del agua. El agua no es solo esencial para nuestra mente, es también la clave de toda la vida en la Tierra. Proteger los entornos acuáticos también nos conecta emocionalmente con ellos. Participar en la limpieza de playas o apoyar proyectos locales de conservación puede fortalecer tu vínculo con estos espacios, además de contribuir a cuidar de nuestro planeta.
- Medita cerca del agua. Si tienes acceso a un parque con una fuente, un estanque o una playa, aprovecha estos espacios para meditar. El sonido del agua es el fondo perfecto para calmar la mente.