Si algo me ha quedado claro tras conversar con Paula Arai, doctorada en Estudios Budistas y profesora en la Universidad de Harvard, es que ella no solo estudia el budismo, lo vive. Su mirada sobre la felicidad, el sufrimiento y la conexión con el todo trasciende la teoría para convertirse en una práctica diaria, en una forma de estar en el mundo. Prueba de ello es su nuevo libro, El libro de la sanación zen.

En la entrevista que concede para Cuerpomente, Arai nos invita a cuestionarnos cómo vivimos, cómo cuidamos de quienes nos rodean y cómo podemos reencontrarnos con el sentido en medio del caos moderno. Reflexiona sobre el papel de la meditación, la importancia de la lentitud y la belleza que surge cuando aprendemos a armonizar con la realidad. Para ella, el bienestar no es un destino ni una receta universal, sino una forma de habitar el presente con gratitud y conciencia.

Este encuentro nos recuerda que, en un mundo obsesionado con la rapidez y la hiperconectividad, el verdadero arte de vivir podría estar en algo tan simple (y tan infravalorado) como inclinarse con respeto, cocinar con amor o respirar con atención plena. Algo similar nos cuentan otros expertos con los que hemos tenido la fortuna de hablar, como el profesor de Harvard y experto en felicidad Tal Ben-Shahar.

Recordamos también las palabras de José Antonio Marina, para quien la felicidad no es más que la armonización de tres grandes deseos comunes a todos los mortales. Jorge Freire, con su prosa exquisita, nos hace reflexionar otro tanto sobre estos asuntos. Y lo mismo sucede con Rafael Narbona, profesor de filosofía y defensor de la vida ética. Por ahora, te dejamos con estas palabras de Arai que nos llegan a lo más profundo.

Filosofía budista y vida Zen

–¿Consideras que existe un secreto de la felicidad? ¿Cuál sería en tu opinión?
En mi opinión, para ser feliz necesitas cuidar de ti mismo y de los demás, no de una manera estrecha o egocéntrica, sino de una manera que cuando entras a una habitación la gente se siente bienvenida y segura.

–Como doctorada en Estudios Budistas, ¿crees que es posible integrar las enseñanzas del budismo en el mundo occidental?
Sí, claro que es posible. Las enseñanzas budistas tratan sobre cómo dejar de generar sufrimiento. La raíz del sufrimiento reside en la ilusión de que estamos separados, lo que facilita desear algunas cosas y odiar otras. Se requiere perspicacia creativa para actuar de manera que se disuelvan estas causas fundamentales del sufrimiento. No hay una forma absolutamente correcta o incorrecta de hacerlo, aunque algunas cosas son más efectivas que otras. Estas son acciones que cualquier persona, en cualquier época o cultura, puede llevar a cabo. Esa es la Tercera Noble Verdad: es posible dejar de sufrir.

–Si queremos empezar a vivir bajo el poder de estas enseñanzas, ¿cuál es el primer paso que debemos dar?
Un pequeño paso por el que podemos empezar es el siguiente: Inhala lenta y profundamente y exhala aún más despacio. Repite esto hasta que te sientas tranquilo y despejado. Puedes hacerlo mientras esperas en la fila, en un semáforo en rojo, mientras esperas a que hierva el agua de la tetera o mientras te duermes.

–¿Qué significa “zen” y cómo podemos llevar una vida zen?
«Zen» significa «enfoque». Vivir una vida zen implica concentrarse en cada actividad del momento presente con la intención de no generar sufrimiento y de activar la sabiduría y la compasión para que todos los seres se liberen del sufrimiento.

–Cuentas en tu libro que viviste durante un tiempo en un convento zen, ¿cómo fue esta experiencia? ¿De qué forma te marcó?
La experiencia me llenó de humildad. Era como estar en un invernadero donde se proporcionan las condiciones para el crecimiento de forma concentrada. Aprendí cuánto afectan mis acciones, incluidos mis pensamientos, a los demás. Recibir retroalimentación, a menudo de forma sutil, agudizó mi conciencia de mí misma, especialmente de los aspectos que no eran útiles para los demás.

Meditación para alcanzar la felicidad

–Buena parte de la filosofía budista se relaciona con la meditación y el cultivo de la atención plena. Pero ahora la atención, dicen todos los expertos, está en crisis. ¿Crees que esto afecta a nuestra felicidad? ¿Cómo podemos recuperar esa atención secuestrada?
La atención plena, la meditación y la atención son diferentes maneras de estar presente en el aquí y ahora. La felicidad o la satisfacción son consecuencia de ser consciente de que en el momento presente hay muchísimas cosas por las que estar agradecido. A menudo, requiere ampliar la perspectiva para percibir las fuerzas que nos sostienen, porque muchas cosas claman con sufrimiento. Ser conscientes simultáneamente del sufrimiento y de la posibilidad de que termine puede estabilizar nuestra mente.

–¿Qué opinas de la meditación? ¿Crees que es necesaria para llevar una vida plena?
La meditación ciertamente puede ayudar a dejar de sufrir, pero ser un buen meditador no es el objetivo de la meditación. Es una herramienta que puede ayudar a muchas personas a cultivar la consciencia que facilita la sabiduría y la compasión, claves para una vida plena. Existen muchas herramientas para cultivar la sabiduría y la compasión. Experimenta con lo que te ayude. La sabiduría y la compasión se pueden cultivar mientras cocinas, bailas, cantas o caminas.

El poder de los rituales

–¿Por qué son tan importantes los rituales en nuestra vida?
Los rituales son acciones que codificas conscientemente con significado. Con ellos, por tanto, podemos llenar nuestra vida de significado.

–Si solo tuviéramos tiempo para integrar uno de ellos, ¿cuál elegirías? ¿Cuál consideras más beneficioso para la sociedad occidental?
Inclinarse, ya sea física o metafóricamente, es un ritual que expresa el reconocimiento de la importancia de los demás. Expresa respeto y gratitud. Representa la conciencia de que uno no es el centro del universo ni está solo en él. Estamos conectados. Lo que cada uno hace repercute en el universo y afecta a todos los seres. Inclinarse es una forma de generar ondas de aprecio, cariño y la conciencia de que todos estamos juntos en esto y que todos queremos dejar de sufrir.

–De todos los que nos cuentas en tu libro, ¿cuál es tu ritual preferido?
Encender el incienso en el momento del fallecimiento de mi madre me transformó y marcó el rumbo del resto de mi vida, que incluye el ritual de "recibir el primer celular" con mi hijo. Celebramos la apertura de esta Caja de Pandora al revestirnos con la protección del compromiso de cultivar cualidades humanas.

–Tu libro promete, entre otras cosas, rituales japoneses para la belleza. Y de esto se habla mucho (y habitualmente de forma poco rigurosa) en los medios. ¿A qué tipo de belleza te refieres en tu libro? ¿Y cuál es el ritual más poderoso para cultivarla?
Me refiero a la belleza del corazón, la mente y el cuerpo moviéndose en armonía con el fluir de la realidad. Someterse a esa realidad nos ayuda a armonizar con ella y a extraer nuestra belleza más profunda, nuestra sanación.

–Otro tema del que hablas en tu libro es de la muerte, del envejecimiento. ¿Cómo pueden ayudarnos los rituales a lidiar con estas experiencias? 
Los rituales que dan sentido al envejecimiento y a la muerte nos ayudan a sentir que no estamos solos. Somos parte de algo mucho más grande.

–La limpieza es otro de los temas que aparece en tu libro. ¿Crees que debemos convertir el proceso de limpiar en un ritual? ¿Qué beneficios nos ofrece este enfoque?
¡Sí! No solo es probable que limpies con mayor eficacia, sino que también disfrutarás de las relaciones íntimas con trapos, escobas y agua. Nos enseñan mucho sobre cómo aceptar la realidad sin resistencia. Incluso podría inspirarte a limpiar con más frecuencia.

–Hablas también de la comida y de cocinar. ¿Qué valor tienen la cocina y la comida en el budismo? ¿Podemos aplicar esto a nuestra vida diaria? ¿Cómo nos ayudaría?
Al igual que las personas de todas las tradiciones religiosas, los budistas necesitan comer. Ser conscientes de que todos compartimos esto es fundamental para cuidar nuestro bienestar.

Retos de una sociedad moderna

–Una de las preguntas que planteas en tu libro es “¿Cómo puedo conectar conmigo misma, con mi comunidad y mi mundo de una forma que invite a la sanación?”. Personalmente, me parece paradójico que en la era de la hiperconectividad nos cueste tanto conectar con los demás. ¿Por qué crees que sucede esto? ¿Y qué consejo podrías darnos para empezar a conectar más con todo lo que nos rodea?
Utiliza todos tus sentidos a lo largo del día y comienza con una interpretación compasiva de lo que perciben. ¿Qué oyes? ¿Quizás esa bocina significa que alguien conduce con prisa para ayudar a un amigo enfermo? ¿Qué hueles? ¿Quizás un bebé necesite un pañal limpio? ¿Qué ves? ¿Quizás el anciano que lleva una bolsa de pañales necesita ayuda?

–Son muchos los expertos que consideran que cada vez tenemos menos empatía como sociedad. ¿Qué opinas de esto? ¿Y cómo pueden ayudarnos conceptos como el cuidado o la compasión a combatirlo?
Con la tecnología aumentando nuestra conectividad de maneras que no involucran directamente todos nuestros sentidos, la humanidad está comenzando una nueva historia. Creo que estamos aprendiendo que estos modos de interacción más incorpóreos tienen sus fortalezas y debilidades. Una de las fortalezas es que podemos realizar esta entrevista en diferentes partes del planeta. Una de las debilidades es que las personas pueden fingir u ocultar aspectos de sí mismas con mayor facilidad, generando falsas impresiones.

Desde la protección de la pantalla, las personas pueden presentar contenido de odio y no sentir el dolor que sus acciones causan. Sin embargo, cuando se siente odio e ira, quien genera la negatividad es el primero en verse perjudicado. Incluso si uno siente poder al expresar estas emociones, esto erosiona su humanidad. Cultivar nuestra humanidad a través del cuidado y la compasión son poderosos antídotos. Cuando te preocupas por los demás, también eres el primero en beneficiarte del amor que fluye por tu corazón.

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