Fue el gran Séneca, filósofo estoico, quien escribió aquello de “Haz lo que yo digo y no lo que yo hago”. El problema, nos dice la psicología moderna, es que esto sirve de poco cuando hablamos de crianza. Y así lo recuerda Mario Alonso Puig en una de sus últimas newsletters, en las que podemos leer “los hijos no hacen lo que les decimos, sino lo que ven que hacemos”.
Parece un hecho sencillo, pero es realmente revelador. Porque educar con el ejemplo cambia las cosas de forma radical, y nos obliga a ponernos en el centro de la acción, a cuestionarnos, a aprender y a crecer. Puig, referente español en crecimiento personal, nos da su especial punto de vista al respecto, del que vale la pena tomar buena nota.
Predica con el ejemplo
No es algo que haya pasado desapercibido en la cultura popular. Es famosa esa frase hecha que decir que hay que “predicar con el ejemplo”. Pero lejos de ser algo meramente clerical, esta oración esconde una verdad profunda. Aquellos que están bajo nuestro cuidado, quienes nos admiran y acompañan, aprenden de lo que hacemos, y no de lo que decimos.
Esto no quiere decir que no debamos medir con el ejemplo, ni mucho menos. Como explica Puig, “las palabras son importantes”, pero lo que realmente “inspira y educa” es l que hacemos, “el ejemplo que damos”.
Y es que el famoso cirujano ni siquiera limita su mensaje a hijos, alumnos o menores tutorizados. No. “Las personas”, afirma usando la palabra más genérica posible, “no hacen lo que les decimos, sino lo que ven que hacemos”.
Inspirar o instruir
Cuando instruimos a alguien le decimos cómo debe hacer las cosas, damos unas instrucciones precisas, unos pasos a seguir. Cuando la inspiramos, la animamos a ir un paso más allá. Estamos generando un deseo de acción, un deseo de encontrar una forma particular de hacer las cosas. Y en muchas ocasiones, quienes siguen la senda de esa inspiración superan las expectativas. Como se suele decir, el alumno acaba superando al maestro.
Ese es el mensaje que esconden realmente las palabras de Mario Alonso Puig, que afirma que todo esto de predicar con el ejemplo es “especialmente importante cuando pensamos en aquellos que nos miran con admiración, como los hijos, los amigos o los compañeros de trabajo”.
Elegir qué valores queremos transmitir, que inspiración queremos dar a los demás, puede ser un acto consciente y deliberado. Pero solo en la hora de la verdad demostraremos si estamos a la altura de los principios escogidos.
El momento de la verdad
“¿Cómo reaccionamos? ¿Qué cara mostramos cuando estamos rodeados de desafíos?”, pregunta Alonso Puig en su mensaje. Y es que aquí, asegura, es cuando entra en juego esto de predicar con el ejemplo. En el momento de la verdad. Todos podemos ser ejemplares en tiempos fáciles, pero es en las dificultades cuando revelamos nuestra verdadera naturaleza.
Para prepararnos para estos momentos, nos recuerda el experto, debemos comprender que “educar no es solo enseñar, es aprende primero”.
Es decir, si pretendemos que nuestros hijos sean resilientes antes de las dificultades, deberemos aprender a ser resilientes. Si queremos que nuestros compañeros o subordinados sean amables en momentos de estrés, tendremos que aprender a ser amables en momentos de estrés. Y así con cualquier otra cosa que queramos enseñar o transmitir.
Un buen truco para pasar a la práctica, asegura el cirujano, es preguntarnos “qué mensaje transmiten mis acciones, mi forma de vivir, a todas aquellas personas que me rodean”. Porque asegura que “cuando nosotros mismos vivimos desde la coherencia, desde esa alineación entre lo que decimos y lo que hacemos, dejamos una huella que va más allá de las palabras”.
El valor incalculable del feedback
En otras ocasiones, Mario Alonso Puig ya nos ha recomendado el poderoso ejercicio de preguntar a los demás como nos ven. La mirada de quienes nos rodean, de aquellos con los que convivimos cada día es esencial para entender el papel que ocupamos en el mundo.
Y dado que “no basta con decir lo que hay que hacer”, Alonso Puig nos invita a recibir ese “feedback que nos permite ver si lo que decimos concuerda con lo que hacemos”. Porque, con todo su cariño y admiración, reconoce que “siempre es más fácil decir que hacer”.
Así que, si quieres inspirar, si quieres conseguir que “un ser querido sea feliz, que persiga sus sueños o incluso que venza sus miedos”, recuerda que debes mostrarle el camino con tu ejemplo. Pregúntate que estás demostrando a los demás, y descubrirás qué puedes hacer para cambiar el mundo.
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