El cambio parece siempre demasiado difícil. Nos marcamos grandes metas y, al poco tiempo, la motivación se esfuma. Es posible que te hayas preguntado alguna vez por qué sucede esto y que lo hayas acusado a la falta de disciplina, a los malos hábitos o incluso a la pereza. Deja de castigarte, porque probablemente la culpa no es tuya.
Es hora de que nos preguntemos con honestidad… ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar nuestros hábitos? ¿Cómo podemos hacer que nuestros objetivos sean más sostenibles? María Martínez, psicóloga, creadora del Camino Kaizen y autora de El modo Kaizen, nos habla de esta filosofía que nos puede ayudar a mejorar con pequeños pasos, sin generar resistencia.
En esta entrevista, Martínez nos revela los secretos de esta filosofía oriental y cómo podemos aplicarla en nuestra vida para empezar a vivir sin estrés, avanzando en nuestras metas y haciendo frente a los miedos que nos paralizan.
-¿Qué es exactamente el modo Kaizen?
-El modo Kaizen es la filosofía Kaizen aplicada a la vida. Porque, originalmente, se aplicaba en empresas para optimizar procesos y hacer mejoras continuas con los mínimos recursos posibles. Pero en realidad, sus bases son aplicables a cualquier ámbito de la vida, ya que se centran en tomar acción con lo que ahora tienes disponible y depende de ti.
En consulta veía que la gente respondía mejor cuando le ponía ejercicios a priori absurdos, que podían hacer en un minuto. No se resistían y además hacían avances mayores. Cuando descubrí el kaizen, en 2013 o 2015, me dije: "Vale, esto es hacer el mínimo paso que ahora tienes disponible sobre lo que depende de ti. Me cuadra mucho con lo que he estado experimentando en consulta. Voy a investigar un poco más".
Investigué mucho y me di cuenta, al pasarlo a la parte de psicología, que era un modo de funcionar. Es decir, no es una herramienta como otras tantas, la percepción kaizen afecta a todos los ámbitos de la vida. Es una forma de funcionar, y por eso lo llamo "modo kaizen".
-¿Nos complicamos a la vida o la vida es complicada?
-La vida es simple. La esencia de la vida es la sencillez, es la simplicidad. La complicación es mental. Algo puede ser complejo, o tener muchos pasos. Podemos pensar “esto va a llevar mucho tiempo”. Pero no es complicado. La complicación la generamos mentalmente cuando intentamos controlar lo que no depende de nosotros.
Y, sobre todo, cuando lo ponemos como condición necesaria para estar bien. Pensamos que, para estar bien, para estar seguros, este me tiene que hablar bien, aquel otro tiene que pensar esto. Convertimos la situación en imposible, cuando en realidad las cosas son sencillas.
Si quieres hablar con alguien, llámale. Todo el proceso intermedio que hacemos es la complicación. “¿Y si se molesta? ¿Y si le pillo mal? ¿Y si no quiere hablar?”. La clave es entender que todo eso no depende de ti. Las cosas, en realidad, son más simple, pero nosotros las complicamos.
-Entonces, ¿de qué depende nuestra seguridad en la vida?
-Depende de la certeza de que podemos actuar en cualquier situación. La sensación de impotencia es lo que más nos drena. Cuando me siento libre, me siento segura, porque sé que siempre podré hacer algo con lo que sea que tenga entre manos.
Las personas que superan grandes adversidades en la vida son aquellas que dicen: "Esto es lo que hay, no puedo cambiarlo, pero ¿qué puedo hacer con lo que tengo?". Esa capacidad es la que te va a permitir generar movimiento, y eso parte de una seguridad interna.
Consiste en saber que, aunque todo a mi alrededor se desmorone, siempre voy a poder contar conmigo misma. Siempre voy a poder actuar sobre algo que depende de mí, en cualquier situación. La seguridad siempre parte de dentro.
-¿Cómo identificamos qué depende de nosotros y qué no?
-Es sencillo: lo que depende de ti es lo que sale de ti. Es decir, lo que piensas, sientes, dices y haces. No significa que siempre puedas controlarlo, pero sí que tienes la capacidad de aprender a gestionarlo.
Lo que está fuera de ti (lo que otros piensan, sienten o hacen, las decisiones del gobierno, el clima) no depende de ti. Pero sí puedes preguntarte: "¿Qué puedo hacer yo para que esta situación sea diferente?". Porque lo único sobre lo que sí tienes control, es sobre ti misma. Todo lo demás, solo lo puedes aceptar.
-Entonces, ¿por qué fallamos al intentar cumplir objetivos?
-Tenemos que conocernos más, saber por qué quieres hacer algo. Hay muchos objetivos que no son realmente objetivos, sino cosas que creemos que tenemos que hacer.
Si lo hacemos por agradar a otros o por cumplir expectativas externas, que son cosas que no dependen de nosotros, nunca lo lograremos. El objetivo debe ser algo que parta de una motivación interna, un "para qué" personal, que me mueva. Porque de esa forma no necesitaré energía ni esfuerzo para poder hacer las cosas.
Sucede otra cosa con los objetivos cuando sí dependen de mí, sí los estoy haciendo por mí, y es que no nos los planteamos adecuadamente. Nos ponemos delante una montaña. Por ejemplo, quiero ir al gimnasio, sé que es bueno para mí, lo hago por mí; pero nunca lo consigo. Puede que te estés planteado una meta demasiado grande, no lo estás haciendo en modo kaizen.
Es decir, no has elegido un paso que sea sostenible en el tiempo mentalmente para ti. Si ayer no ibas al gimnasio, decidir de repente ir cinco veces a la semana genera rechazo. La clave está en empezar con pasos pequeños y sostenibles: "Esta semana, solo me vestiré para ir al gimnasio y entraré cinco minutos". Si la mente no percibe el cambio como una amenaza, permite avanzar.
-¿Y qué pasa cuando estamos en momentos de estrés extremo?
-El estrés no se debe a tener muchas cosas que hacer, sino a pensar en todas a la vez. Puedes hacer mil cosas al día y no estar estresado, o hacer solo veinte y sentirte agotado.
Cuando estás en modo kaizen, vas a hacerte siempre la misma pregunta: "¿Qué depende de mí ahora mismo?". Si estás pensando en el futuro o en lo que te queda por hacer, te estresas. La idea mental de las cosas es lo que nos genera el estrés.
Entonces, aunque tengas mucho que hacer en tu vida, cuando estás pensando en lo que puedes hacer ahora, sobre lo que depende de ti, tu mente automáticamente se calma. Esto es una tendencia, y hay que entrenarla.
Puedes hacerlo ahora, y la mente volverá al futuro al cabo de tres horas, y tendrás que volver a hacerte la pregunta. Cuando esto lo automatizas, la mente se te va cada vez menos y empiezas a actuar de una forma distinta.
-¿Cómo influyen los miedos en todo esto?
-Los miedos son la sensación de que no voy a ser capaz de gestionarme en una situación futura si esto ocurre. Por ejemplo, un accidente. En esta situación, paso a creer que necesito controlar un evento futuro para poder estar segura en el presente.
Cuando me doy cuenta de qué es lo que puedo controlar en el presente para estar más segura ahora, el miedo se reduce. Al final, los miedos surgen cuando convertimos posibilidades en probabilidades y eso nos genera pánico.
Ante esto puedo hacer dos cosas, o lo devuelvo a su posición de "posible", o me preparo para ello. En cualquier caso, la clave está en darnos cuenta de que no necesitamos controlar lo que está fuera de nosotros para sentirnos seguros. Si confiamos en que podremos actuar con lo que tengamos en el momento, el miedo se reduce.
-Para terminar, ¿qué pequeño cambio podemos hacer ahora mismo para ser más felices?
-Hacernos una simple pregunta: "¿Qué puedo hacer ahora, con lo que depende de mí, para estar un poco mejor?". Sin esperar una respuesta inmediata, porque el cerebro la encontrará por sí solo. La felicidad está en pequeñas acciones, no en grandes revoluciones.
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