¿Por qué tememos cumplir años? En nuestra sociedad, ser mujer y avanzar en años parece un pecado capital. Tenemos que intentar parecer más jóvenes, damos las gracias cuando nos confunden con alguien de menor edad y luchamos contra cualquier signo de la vejez. Pero ¿por qué lo hacemos? ¿Tiene algún sentido luchar contra lo inevitable? ¿Hay algo realmente negativo en cumplir años?
La Dra. Marimer Pérez, ginecóloga, obstetra y cirujana, está segura de que la edad no es ningún hándicap. Al contrario, puede ser nuestra mayor fortaleza. Y así lo ha explicado en una entrevista para Platanomelón.
¿Por qué tememos cumplir años?
“¿De verdad tenemos que estar todo el rato cumpliendo años pretendiendo que no los cumplimos?”, pregunta la Dra. Marimer. Y es, probablemente, la pregunta clave que todos deberíamos hacernos. Cumplir años es algo inevitable. De hecho, es sumamente positivo. Indica que no hemos muerto, hemos sobrevivido, y seguimos teniendo tiempo por delante para disfrutar de nuestra vida, desarrollarnos y crecer. Entonces, ¿de dónde viene este miedo casi patológico a la vejez que impera en nuestra sociedad?
Vivimos en una sociedad que valora de forma desproporcionada la juventud y la apariencia física. La industria de la moda, la publicidad y el entretenimiento llevan años promoviendo esta cultura de la juventud, por medio de estándares de belleza inalcanzables que asocian la corta edad con el éxito, la salud y el atractivo.
Y es curioso, porque, por lo general, el éxito es algo que solo conseguimos por medio de la experiencia, y esta solo se puede obtener con el paso de los años. Como dice el antiguo refrán: más sabe el diablo por viejo, que por diablo.
Más allá de esta cultura de la juventud, no hay ninguna razón lógica para que busquemos disimular la edad. Podemos sufrir ante el miedo a la muerte o al deterioro. Pero, por suerte, en el siglo XXI contamos con muchas formas de luchar contra estos temores: una vida saludable y equilibrada puede garantizarnos (al menos en cierta medida) muchos años de feliz vida.
La edad y la experiencia
La Dra. Marimer nos invita a mirar el paso de los años desde otra perspectiva. “¿Por qué no asociamos el cumplir años con algo positivo, con que ya somos mujeres expertas?”, cuestiona a todo aquel que se preste a escuchar.
Ella misma cuenta su trayectoria personal como médico. Su experiencia ahora, tras muchos años de carrera, le permiten ser mejor cirujana. “Los anestesistas me aplauden con las orejas cuando entro”, dice entre risas. “Tendríamos que asociar el cumplir años a la experiencia, a la sabiduría, al saber estar. ¿Por qué no lo veneramos en lugar de intentar deshacerlo?”
Lo cierto es que, lo veneremos o no, el tiempo pasa indiscutiblemente. Y si en lugar de luchar contra lo inevitable, nos concentramos en ver sus ventajas, podemos vivir una adultez mucho más plena y satisfactoria.
“¿Por qué quiero volver a ser la de treinta? Era una mujer mucho más dubitativa”, explica Marimer. “Desde luego, el culete lo tendría más subido, la piel mucho mejor. Pero no sé si ahora me preocupa mucho, la verdad.” Aceptar que el tiempo pasa y nuestro cuerpo va a cambiar, puede ser el primer paso para reconciliarnos con la edad. Pero la verdadera transformación reside en entender que el paso de los años solo nos hace más sabias, expertas y mejor preparadas para afrontar la vida.
Necesitamos referentes: Cómo cambiar de perspectiva
“Si todas estamos intentando parecer de treinta, nunca las de esta edad tendrán referentes de cincuenta o sesenta”, explica la Dra. Marimer, “y creo que los referentes en esta vida siempre han sido importantes”.
Dejando de lado las expectativas sociales sobre la belleza (que son especialmente crueles con la población femenina), podemos entender la veneración de la edad casi como un deber social. Piensa en todas aquellas mujeres de las que has aprendido en todos los ámbitos posibles. Las que te enseñaron a lidiar con el mal de amores, las que te abrieron camino laboralmente, las que te formaron y guiaron. Sin ellas, no serías quien eres hoy. Y sin ti, las que vienen detrás no podrán llegar hasta donde has llegado.
“Madurez es esa persona sabia de la cual te puedes fiar y sabes que es una persona que normalmente te va a dar un buen consejo”, ejemplifica Marimer, “y eso es precioso”. Abrazar esta nueva idea de la madurez, que no es inútil ni caduca, sino el fruto más sabroso del árbol, es la única manera de crecer felices. Porque los años seguirán pasando, lo único que puedes cambiar es tu perspectiva.
Resignificando la edad
Más allá de la reflexión, hay varias prácticas que, desde el punto de vista de la psicología, pueden ayudarnos a resignificar la edad. Aquí tienes algunas que puedes poner en práctica de forma sencilla.
- Contacto intergeneracional. Las interacciones significativas entre generaciones pueden reducir prejuicios y fomentar el resto. Habla con tus mayores y escucha a tus menores, porque puedes aprender mucho sobre el mundo y sobre ti misma gracias a estos vínculos.
- Reenfoca el significado del envejecimiento. La psicología positiva nos sugiere que centrarnos en los beneficios nos ayuda a cambiar la perspectiva. Piensa en la experiencia, la sabiduría y el crecimiento personal como las consecuencias inevitables de la edad, y no en las arrugas o los cambios que experimentará tu cuerpo.
- Desafía los estereotipos. Es fácil caer en la idea de que, a partir de cierta edad, no tenemos derecho a arreglarnos. Desafía esta idea. Los años no hacen que no puedas verte guapa, que no puedas usar la ropa que quieras. Ser una mujer madura no puede detenerte, no puede impedirte tener sueños, proyectos y ganas de comerte el mundo. Al contrario, tan solo te prepara para conseguirlo con mayor facilidad.
- Cuida tu narrativa personal. En la terapia narrativa se ayuda a las personas a redefinir sus propias historias de vida, resaltando los logros y las fortalezas acumuladas con el tiempo. Deja de pensar “estoy demasiado mayor para esto” y cámbialo por “tengo experiencia de sobra para conseguirlo”. La forma en la que te hables a ti misma puede cambiarlo todo.
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