En un mundo que parece no detenerse, en el que las redes sociales, la tecnología y la acuciante sensación de que todo debe ser inmediato, hay un hábito tan sencillo como antiguo que ha demostrado ser mano de santo para estimular la mente humana. Es una poderosa herramienta en tiempos en los que la atención es un bien preciado y disputado, que estimula tanto la creatividad como el pensamiento profundo.

Puede parecer un hábito intrascendente, y, sin embargo, fue fundamental para mentes brillantes como las de Friedrich Nietsche, Lugwig van Beethoven, Virginia Wolf, Simone de Beauvoir, Charles Dickens o, acercándonos al momento presente, Steve Jobs. Todos ellos lo practicaban con devoción, y consideraban que era un hábito esencial para ganar claridad mental y conseguir la inspiración que necesitaban para sus respectivos trabajos. Y lo más interesante de todo: la ciencia les da la razón.

Una preciosa fuente de inspiración

Todo aquel que se enfrente a un trabajo que requiera un mínimo de creatividad sabe lo que es el síndrome de la hoja vacía. O el famoso bloqueo artístico. Ese momento en el que, hagas lo que hagas, nada parece funcionar. Las ideas no fluyen. Estás bloqueada. Algo muy similar nos sucede, también, cuando debemos hacer frente a algún problema que requiere de una gran idea para ser solucionado. La inspiración no siempre llega cuando la llamas.

Quizá por eso, algunas de las grandes figuras de la historia incorporaron en sus vidas un sencillo hábito que, según afirman todas ellas de distintas formas, dieron origen a las ideas que los llevaron a convertirse en genios: caminar.

Friedrich Nietzsche solía decir que “solo tienen valor los pensamientos que nos vienen mientras andamos”. Y Jean-Jaques Rousseau sorprendió al decir en una ocasión: “El andar tiene para mí algo que me anima y aviva mis ideas; cuando estoy quiero, apenas puedo discurrir: es preciso que mi cuerpo esté en movimiento para que se mueva mi espíritu”.

Para Dickens, famoso por sus largas caminatas en todas las etapas de su vida, la noche era el momento ideal para estos paseos inspiradores, y dejó por escrito lo que sentía gracias a este placentero hábito: "De noche el camino era tan solitario que me adormecía el monótono sonido de mis propios pies, manteniendo su paso regular de cuatro millas por hora. Caminaba una milla tras otra sin la menor sensación de esfuerzo, profundamente adormecido entre constantes ensoñaciones".

No son las únicas grandes mentes que usaban los paseos como fuente de inspiración: Virginia Wolf, Simone de Beauvoir, Ludwig van Beethoven, William Wordsworth, Jonathan Swift, John Muir, Immanuel Kant y el célebre Steve Jobs aseguraban que pasear era parte esencial de su rutina creativa.

Pero ¿qué tiene este sencillo acto de pasear que tanto ilumina la mente de los genios? ¿Podría iluminar la mente de cualquiera? La ciencia tiene respuestas claras para estas preguntas.

Por qué caminar mejora tu cerebro según la ciencia

Al caminar, el flujo sanguíneo aumenta y, con él, la actividad cerebral. Esta respuesta, sencilla y limitada, podría darnos las bases para entender por qué estos grandes genios caminaban casi con un impulso obsesivo. Además, los paseos por entornos naturales parecen liberar la mente de distracciones, abrirla a nuevas posibilidades. Pero ¿qué dice la ciencia al respecto?

Jennifer Weuve, profesora de la Universidad de Bostón, lideró una investigación con más de 18.000 mujeres mayores, demostrando que aquellas que caminaban regularmente mantenían una mejor capacidad cognitiva a lo largo del tiempo. Bastaban 90 minutos a la semana para ralentizar el deterioro mental.

Por otro lado, Marily Oppezzo, psicóloga de la Universidad de Stanford, decidió investigar junto a su tutor de tesis, Daniel Schwartz, por qué caminar tenía ese efecto tan positivo sobre la mente. Ella misma solía caminar junto a su compañero de investigación para comentar los resultados obtenidos y poner en orden sus ideas. En su estudio descubrieron que el movimiento no solo activa el cuerpo, sino también el pensamiento divergente, la capacidad de conectar puntos aparentemente inconexos para crear algo nuevo. O lo que es lo mismo, que caminar, efectivamente, estimula la creatividad.

No son las únicas científicas que han investigado al respecto. Michelle Voss, afiliada de la Universidad de Iowa, exploró como caminar afecta a la conectividad cerebral. Según sus investigaciones, caminar (en el experimento los sujetos de prueba lo hacían 40 minutos tres veces por semana) mejoraba de forma significativa la conectividad de regiones cerebrales relacionadas con la creatividad y la memoria.

Más allá de la creatividad: otros beneficios de caminar

Caminar no solo potencia la creatividad, también tiene un impacto directo en la salud mental. Numerosos estudios han demostrado que esta actividad reduce los niveles de estrés y ansiedad, al tiempo que mejora el estado de ánimo. Esto se debe, en parte, a la liberación de endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”, que se generan con el ejercicio físico.

Además, caminar al aire libre ofrece beneficios adicionales. La exposición a la luz natural regula el ritmo circadiano, ayudando a mejorar la calidad del sueño, mientras que el contacto con la naturaleza disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés. No es de extrañar, por tanto, que caminar sea una de las recomendaciones principales que todos los expertos hacen a quienes buscan mejorar su bienestar emocional y su salud en general.

Como convertir el caminar en un hábito creativo

Integrar caminatas en tu rutina diaria puede ser mucho más fácil de lo que imaginas, y los beneficios son incuestionables. Aquí tienes algunas ideas para empezar.

  • Pasea sin distracciones. Deja el teléfono en los bolsillos o en casa y concéntrate en el entorno. Observa los detalles, escucha los sonidos y permite que tu mente divague.
  • Lleva una libreta. Como hacía Nietzsche, lleva contigo una pequeña libreta para anotar las ideas que surjan durante tus paseos. Muchas veces, las mejores ideas llegan cuando menos las esperas.
  • Explora diferentes lugares. No te limites a caminar siempre por el mismo sitio. Pasear por nuevos entornos puede estimular tu creatividad al exponerte a nuevos estímulos.
  • Establece un horario. Has de caminar un hábito programado. Puede ser por la mañana, para comenzar el día con energía, o por la tarde, para desconectar.
  • Camina con otros. Aunque caminar solo tiene sus ventajas, hacerlo en compañía puede fomentar el intercambio de ideas, enriqueciendo así el proceso creativo.