La dependencia de la tecnología ha tenido un impacto profundo en nuestras habilidades como seres humanos. ¿Qué podemos hacer al respecto? A medida que la tecnología avanza y se entreteje cada vez más en nuestras vidas, dependemos cada vez menos de nuestras propias capacidades. Nuestra dependencia de las máquinas ha crecido, mientras que nuestra autosuficiencia y habilidades se han visto mermadas.

Este impacto ha sido inmenso, pero la transición ha ocurrido de manera tan rápida y silenciosa que nadie nos ha enseñado a enfrentarnos a los efectos de esta creciente dependencia de los algoritmos y la inteligencia artificial.

El investigador inglés, Graham Lee, educador especializado en competencias digitales, fundador, CEO y propietario de Lydian Stone, una empresa internacional de formación en competencias y habilidades digitales, ha escrito un interesante libro sobre el tema. Sigamos siendo humanos (editorial Diana) analiza doce habilidades fundamentales que estamos en peligro de perder, mostrando cómo la tecnología las ha erosionado y ofreciendo una visión práctica y esperanzadora para recuperarlas. Charlamos con él para ver cómo podemos revertir estas pérdidas y recuperar nuestras cualidades humanas esenciales.

-Perdemos habilidades, pero ganamos otras, ¿no crees?
En Sigamos siendo humanos explico que, a medida que la tecnología se hace cargo de muchas de nuestras tareas tradicionales, tendemos a perder algunas de las habilidades naturales de las que antes dependíamos (como la navegación innata, la escritura a mano y la memoria profunda), al mismo tiempo que desarrollamos nuevas capacidades digitales. Es una evolución natural, aunque tiene sus propias desventajas.

-Exacto, de eso trata la evolución. Nuestros abuelos tenían que trabajar la tierra con sus manos, el trabajo era más exigente físicamente. ¿No crees?
Absolutamente. El trabajo físicamente exigente de las generaciones anteriores ayudó a forjar la resiliencia, la destreza manual y una profunda conexión con la tierra. Las comodidades de hoy, aunque beneficiosas, significan que a veces perdemos ese compromiso físico y las habilidades que lo acompañan.

-¿Cómo llegas a estas 12 habilidades? ¿Podrías contarnos un poco sobre ellas brevemente?
Llegué a las 12 habilidades a través de una combinación de investigación histórica y reflexión personal sobre cómo las actividades cotidianas han cambiado con el tiempo. Entre ellas, se encuentran la navegación, el movimiento, la conversación, la soledad, la lectura, la escritura, el arte, la artesanía, la memoria, los sueños, el pensamiento y la gestión del tiempo. Cada una representa un aspecto fundamental del ser humano que la tecnología está transformando gradualmente.

-Una de las habilidades de las que hablas en el libro es la orientación. El uso del GPS ha disminuido esa capacidad. ¿Es tan sencillo como dejar de usarlo para ejercitar la memoria?
No es tan sencillo. Si bien reducir el uso del GPS puede ayudar a reactivar nuestro sentido natural de la orientación, también requiere un poco de práctica: prestar más atención a nuestro entorno, formar mapas mentales y usar nuestros recuerdos de manera más activa es clave. Es un reentrenamiento suave de nuestro cerebro, más que una solución instantánea.

-Somos la generación más sedentaria hasta ahora. El precio a pagar es alto. ¿Por qué necesitamos caminar más?
Caminar no solo nos mantiene en forma, también es una forma brillante de ejercitar nuestra mente. Cuando caminamos, nos conectamos con nuestro entorno, notamos pequeños detalles y desarrollamos nuestra conciencia espacial. Es una hermosa combinación de ejercicio físico y mental que ayuda a mantener el cuerpo y la mente en sintonía.

-¿Cómo ha influido WhatsApp en la forma en que nos relacionamos? Aunque es más complicado, debemos priorizar más las relaciones/conversaciones cara a cara. ¿Por qué?
WhatsApp y otras aplicaciones similares han hecho que sea increíblemente fácil estar en contacto, pero a menudo hacen que nuestras conversaciones carezcan de la riqueza de las interacciones en persona. Los chats cara a cara ofrecen importantes señales no verbales y un nivel de calidez que los mensajes digitales simplemente no pueden igualar, ayudándonos a forjar conexiones más profundas y significativas.

-Leer en pantallas o leer en papel. Hay estudios que indican que la capacidad de comprensión aumenta en el segundo caso. Parece una tontería, pero es mejor leer en papel. ¿Qué beneficios tiene?
Leer en papel involucra a tus sentidos de una manera más inmersiva. La sensación física de un libro y la ausencia de distracciones digitales pueden mejorar la comprensión y la retención, lo que permite un compromiso más profundo y reflexivo.

-Lo mismo ocurre con la escritura: hemos perdido la capacidad de coger un bolígrafo y un papel. ¿Qué perdemos cuando dejamos de hacerlo?
Escribir a mano es más que simplemente poner palabras en el papel: es un proceso que realmente involucra nuestra mente. Ayuda a la memoria, estimula la creatividad y nos permite reflexionar más profundamente sobre nuestros pensamientos. Depender únicamente de la información digital puede significar perder esa valiosa conexión táctil con nuestras ideas.

-También hemos perdido la capacidad de descansar en los últimos años. ¿Qué sucede cuando estamos en Internet y por qué afecta al sueño?
La conectividad constante puede mantenernos sobreestimulados y dificultar la relajación al final del día. La luz azul de las pantallas altera nuestros ciclos naturales de sueño, mientras que el flujo interminable de información hace que a nuestras mentes les resulte difícil desconectarse. Esto no solo afecta la calidad de nuestro sueño, sino también nuestra capacidad general para relajarnos y recuperarnos.