La soledad es una experiencia universal que todos enfrentamos en algún momento de la vida. Lo irónico es que en esta era moderna, en la que todos estamos conectados, muchas personas se sienten cada vez más solas. Así lo prueba un reciente estudio realizado por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, que reveló que la soledad crónica tiene efectos perjudiciales para nuestra salud similares a lo que significa fumar 15 cigarrillos al día.
Estas cifras, sumadas a las estadísticas crecientes de soledad no deseada, nos dejan claro por qué la OMS ya la considera uno de los grandes males del siglo XXI. En este contexto, expertos como Enrique Rojas se vuelven auténticos faros, para guiarnos en el camino hacia una soledad saludable. El experto nos explica cómo podemos usar la soledad para conocernos mejor y reforzar la salud mental, huyendo de sus consecuencias negativas.
¿Por qué es tan difícil estar solo?
Si no te gusta estar sola y sueles sentirte mal cuando no te queda otra que hacerlo, no te preocupes. No eres la única. La incapacidad para disfrutar de la soledad es algo más común de lo que imaginas.
La soledad, cuando se acompaña de una mente sin distracciones, puede actuar como un espejo que nos enfrenta a nuestros miedos, inseguridades y conflictos no resueltos. Muchas personas, al no saber cómo manejar estos momentos, se sienten incómodas o ansiosas, y prefieren buscar la compañía de otros o evadirse en actividades que les impidan conectar con ellos mismos.
Según Enrique Rojas, el reto reside en aprender a lidiar con estos pensamientos. “Estar solo significa ser capaz de estar con uno mismo”, explica el experto, teniendo en cuenta lo que el premio Nobel de Medicina, Susumo Tonegawa, llamaba “los recuerdos negativos del pasado”.
“Una persona que está sola y no sabe hacer eso, puede tener vivencias negativas del pasado, y aparece lo que llamamos cambios bruscos en el estado de ánimo, que son inmotivados, que uno no sabe a qué son debidos”, continua el psiquiatra. “Pero que nosotros, los psicólogos y los psiquiatras sí lo sabemos”.
Como bien explica Rojas en sus declaraciones, estos cambios de humor que produce la soledad mal gestionada se deben a repuestas emocionales, a pensamientos reprimidos o traumas no resueltos que emergen en la soledad. Y es una señal de que debemos trabajar nuestro bienestar emocional y aprender a procesar esos pensamientos, en lugar de simplemente ignorarlos o evitarlos.
Estrategias para gestionar la soledad
Por más que nos asuste, hay dos realidades ineludibles en torno a la soledad. La primera es que, por más que nos disguste, en algún momento debemos transitarla. Es imposible estar siempre acompañados a lo largo de toda nuestra vida. Y, en base a esta verdad, surge la siguiente. Es mejor para nuestra salud mental aprender a gestionarla cuanto antes.
Teniendo esto en cuenta, Enrique Rojas nos sugiere que la clave para gestionar la soledad está en ocupar la mente con actividades que nos ayuden a desconectar de pensamientos negativos, y a enfocarnos en el momento presente. Para él, actividades como leer, escuchar música o tomar notas de lo que tenemos pendiente, son pasatiempos fundamentales para mantenernos conectados con el presente y evitar que los pensamientos intrusivos se apoderen de nuestra mente cuando estamos solos.
Al mismo tiempo, nos recomienda controlar el “escenario mental”. Es decir, “aprender a estar solo significa aprender a controlar los pensamientos que saltan, suben, bajan y se mueven en nuestro escenario mental”.
Para mejorar esta capacidad, puedes integrar en tu vida técnica como el mindfulness, que te ayudará a centrarte en el aquí y el ahora, o la escritura reflexiva, donde puedes expresar y analizar tus pensamientos para entender mejor sus raíces y liberarte de su influencia.
Beneficios de aprender a esta solo
El dominio de la soledad es una habilidad poderosa y necesaria en la vida moderna. Tanto Rojas como otros muchos expertos inciden en que, al aprender a estar solos, ganamos en autoconocimiento, independencia emocional y, sobre todo, en bienestar mental.
Saber estar solos nos permite reducir la dependencia de estímulos externos y construir una relación sólida con nosotros mismos, haciendo que nuestra estabilidad emocional no dependa de la presencia de otros.
Además, estudios realizados sobre el bienestar emocional afirman que la capacidad de estar solo sin sentir ansiedad es un indicador de salud mental, ya que refuerza la autoestima y mejora la autorregulación emocional. Al final, quienes aprender a gestionar la soledad encuentra en ella un espacio de crecimiento y de paz, donde pueden recargar energías y aclarar la mente.