Cuando Emilio Duró sube al escenario, su presencia hipnotiza a la audiencia. Este empresario, profesor y conferenciante español ha dedicado años a reflexionar sobre la psicología humana, la motivación y la importancia del optimismo. Sus palabras no dejan indiferente a nadie. En una entrevista para Nude Project, el empresario nos invitaba a reflexionar sobre lo que de verdad significa ser optimista.

En este mundo en el que lo negativo parece dominar en las conversaciones y percepciones, ¿cómo podemos cambiar nuestra perspectiva y encontrar lo positivo? El optimismo es mucho más que una actitud, y las palabras de Duró nos marcan el camino hacia una vida más positiva. ¿Te animas a cambiar de enfoque?

¿Por qué somos más negativos que positivos?

Parece evidente, si no uno sale a caminar por la calle, que, en general, tendemos a ser más negativos que positivos. Si es verano, hace demasiado calor. Si es invierno, el frío es insoportable. Y nunca parecemos estar satisfechos con nada. Pero ¿por qué? ¿Hay algo en la mente humana que nos incline a ver siempre el vaso medio vacío?

Nuestra mente está preparada para evitar el dolor, no para buscar el placer”, explica Duró. Y no lo hace intentando criticarnos, sino reflejando una verdad indiscutible. Hemos evolucionado, como especie, gracias a localizar peligros, no a encontrar placeres en la vida.

Mujer seria
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En tiempos prehistóricos, nuestros antepasados no podían permitirse ignorar el peligro. Aquellos que pasaban por alto la temperatura, el moho en un alimento o la amenaza de un depredador, simplemente no sobrevivía. Esta programación ancestral sigue viva en nosotros, haciendo que nuestra atención se deslice naturalmente hacia lo negativo.

Duró lo ilustra con un ejemplo cotidiano. En el podcast, señala a los croissants que le han servicio en la mesa, y expone lo siguiente: “Si están todos los croissants buenos, y hay uno con moho, ¿cuál ves?” Según el empresario, todos nos fijamos en el del moho, “por que el que no veía esto, moría”.

Aunque durante siglos esta estrategia haya sido clave para la supervivencia, en el mundo modernos supone, en ocasiones, un lastre. Nos enfocamos en los problemas, no en las soluciones, lo que perpetúa un ciclo de insatisfacción y queja.

El optimismo como elección

Reconocer el sesgo de negatividad que opera en nuestra cabeza es el primer paso hacia el cambio, pero no podemos quedarnos ahí. Toca redirigir la atención hacia lo positivo, desafiando nuestra programación natural.

Para Emilio Duró, el optimismo no es algo que simplemente ocurre, es un ejercicio activo. El optimista, según el empresario, es aquel que se pregunta “¿qué puedo hacer?” en lugar de “¿quién ha sido?”. La clave, por tanto, está en centrarnos en aquello que está bajo nuestro control.

optimismo o pesimismo que es mejor

Pongamos un ejemplo. En el trabajo, en lugar de culpar a un compañero o las circunstancias cuando algo sale mal, el optimista busca soluciones. ¿Qué pasos pues dar para mejorar esa situación? ¿Qué es aquello que sí depende de ti, aquello que sí puedes hacer? Con este enfoque conseguimos algo muy importante. Además de tomar una posición proactiva, que nos va a ayudar a solucionar problemas de forma eficiente, reduce el estrés y aumenta la satisfacción personal.

Lo más adecuado, sin duda, es entrenar la mente para buscar lo positivo. Llevar un diario de gratitud, en el que anotarás cada día lo bueno que te ha sucedido, o practicar la meditación para desarrollar una mayor conciencia de tus pensamientos, puede ser muy efectivo en este sentido. Al igual que un músculo, nuestra mente y nuestra capacidad para ser optimistas se fortalece con la práctica constante.

Volver a sorprendernos

“Si os borrara la memoria, ver un pájaro sería maravilloso”, afirma Duró, “por eso los niños son felices”. No podemos borrarnos la memoria, pero estas palabras del empresario pueden hacernos reflexionar. La alegría, que a veces buscamos en los lugares más extraños, se encuentra en realidad en lo simple, en lo sencillo. En nuestra capacidad de asombro.

Recuperar la mirada de un niño no es tarea fácil, pero es posible. Basta con bajar el ritmo, prestar atención a los detalles y comprender lo que se oculta tras las pequeñas cosas. El sonido de un pájaro en la mañana puede ser algo hermoso, un café con un amigo, una caminata por el parque, un rato en familia.

La capacidad de asombro está ligada al presente. Los niños viven en el aquí y en el ahora, sin preocuparse por lo que podría pasar mañana o lo que sucedió ayer. Aprender de ellos significa reconectar con el momento presente, algo que puede lograrse mediante la práctica del mindfulness y que comienza con una decisión: estar más presentes en nuestro día a día.

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