¿Alguna vez te has preguntado qué dice tu lenguaje corporal sin saberlo? ¿Te interesa saber lo que sienten los demás con solo echarles un vistazo? Dicen que los ojos son el espejo del alma, pero justo un poco más arriba de ellos nos encontramos con otro preciado indicador de emociones: las cejas. Aunque pasan desapercibidas porque, como explica la doctora Ana Isabel Sanz, psiquiatra especializada y directora del Instituto Psiquiátrico Ipsias, “son tan solo dos líneas de pelo, regulados por una compleja interacción de músculos faciales”, lo cierto es que pueden revelarnos detalles muy importantes si sabemos interpretar sus movimientos.
Por ejemplo, levantar las cejas, según el experto en comunicación no verbal Juan Manuel García, no es solo un claro mensaje emocional, es también una herramienta que podemos usar para mejorar nuestras relaciones. Pero solo si sabemos interpretar bien su significado. García, que fue formado por el FBI como negociador, nos explica el significado oculto en este tipo de gestos.
Levantando las cejas
Cuando es solo una de ellas la que se alza, parece que estamos expresando cierta duda, incertidumbre. Sin embargo, cuando son las dos las que se levantan de una sola vez, y de forma inconsciente, estamos ante una señal muy positiva.
Fíjate en la próxima ocasión en la que te presentes frente a alguien de improviso. Si levanta las cejas al saludarte, enhorabuena, esa persona se alegra mucho de verte. “Cuando recibimos a alguien que es bien recibido”, explica el experto en comunicación no verbal y sinergología, “cuando le vemos y hay un contacto visual, levantamos las cejas. De manera natural y automática, levantamos las cejas. Porque es bienvenido, me gusta tu presencia”.
El gesto es totalmente inconsciente, y por eso funciona como un buen indicador del grado de afinidad que compartes con la otra persona. Lo mismo sucede cuando ocurre lo contrario. “Cuando no me gusta tu presencia, o directamente no me da nada positivo, no hay elevación de las cejas”, asegura García.
Un camino de doble sentido
Más allá de lo curioso del gesto, lo cierto es que la sinergología y la ciencia de la comunicación no verbal tiene siempre dos funciones claras. La primera, comprender mejor cómo nos relacionamos con los demás, porque como explica García, gestos como este de alzar las cejas “no solo es un indicador para ti, sino que es un indicador para mí. Si yo creo que tú no levantas las cejas, veo que algo ocurre y puedo indagar”.
El experto nos explica que también podemos darle la vuelta a esta situación. Es decir, podemos usar el lenguaje corporal para influir en la actitud del otro, al comunicar de forma inconsciente cierta afinidad. Por ejemplo, “si viene mi jefe o alguien importante, y quiero que él perciba algo positivo de mí, yo le voy a elevar las cejas, aunque sea conscientemente, porque su cerebro va a percibir si las elevo o no las elevo”.
El secreto de las cejas
Comprender lo que expresa, de forma general, nuestro lenguaje no verbal es esencial para dominar el arte de las relaciones personales. Sin embargo, queda la duda de qué emociones se esconden tras este gesto. ¿Qué significa desde una perspectiva psicológica? Para comprender más a fondo el significado de este gesto contamos con la psiquiatra Ana Isabel Sanz, directora del Instituto Psiquiátrico Ipsias, que resuelve nuestras dudas.
“Este movimiento se vincula, sin duda, a reacciones de sorpresas”, explica en exclusiva para Cuerpomente, “pero también de emoción intensa, de interés (sea en un sentido positivo o negativo”. Esto encaja con lo que nos explica el experto en comunicación. Son un gesto involuntario de interés, “la elevación de las cejas ante alguien indica que no nos deja indiferente”.
Sin embargo, la psiquiatra nos advierte que este interés no siempre tiene por qué ser positivo. “En qué sentido se dirija ese impacto (agrado, seducción, rechazo, incredulidad”, requiere de complementar la simple información aportada por los ojos con otros signos no verbales, como la expresión de la boca o incluso de otras partes del cuerpo”.
La experta nos ofrece algunos ejemplos. “Si hay acercamiento del tronco y la cabeza o, por el contrario, retroceso” podría darnos pistas sobre si hay atracción o rechazo. “Como se ve, las cejas nos abren un mundo emocional fascinante, cuyo sentido preciso se completa necesariamente con otros elementos del registro gestual de todo el cuerpo”.
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