El escritor estadounidense Jim Rohn dijo una vez que la felicidad no es algo que se pospone hacia el futuro, sino algo que se diseña para el presente.
En general, muchas mentes brillantes de las últimas décadas le han dado la razón: la idea de que es feliz quien se ha pasado años sacrificándose y esforzándose para gozar de bienestar físico y mental llegado un punto de su vida nos habla de un mundo que ya no existe.
Hoy en día la clave no está tanto en llegar a ser feliz a través de una serie de etapas complicadas, sino en volver a ser feliz sin dejar que el pasado sea una losa sobre nosotros.
La felicidad se vive en el presente
Hoy en día sabemos que la felicidad viene de la mano de la libertad y del empoderamiento, es decir, de la capacidad de crearse uno mismo su propia felicidad sin depender todo el rato de lo que ocurre a su alrededor.
Es feliz quien ama, quien imagina y quien traza planes ilusionantes sin caer en excusas y en postergaciones. Cosas, en definitiva, que no solo pueden ser realizadas en el presente, sino que solo pueden tener lugar en ese punto temporal.
Sin embargo, en ocasiones hay recuerdos y experiencias acontecidas en el pasado que actúan sobre nosotros como si fuesen anclas que nos impiden avanzar.
Son lastres que desdibujan la facilidad con la que aprendemos a vivir el presente, ya que nos hacen desviar la atención hacia el pasado de forma obsesiva.
Volviendo a ser felices
Afortunadamente, hay formas de hacer que estos sentimientos e ideas dejen de ejercer un efecto limitante sobre nuestra mente. De este modo, el fluir de nuestro pensamiento seguirá su cauce natural y nos permitirá reconocer la felicidad cuando estemos ante ella. A continuación puedes ver las claves para volver a ser feliz.
1. Practica meditación
La meditación es una manera eficaz de reducir los niveles de estrés asociados a recuerdos dolorosos y nos permite ver las cosas desde otra perspectiva. De hecho, se ha comprobado que puede ser utilizado para prevenir las recaídas después de haber sufrido fases de depresión.
Además, meditar es relativamente sencillo y no requiere de mucha práctica para poder disfrutar de sus efectos relajantes.
2. Pon nombre a tus preocupaciones
Una de las maneras de aceptar y de integrar en nosotros aquellas experiencias pasadas que nos producen dolor consiste en ponerles nombre y en reflexionar acerca del modo en el que pensamos en ellas.
De ese modo dejarán de ser recuerdos huidizos que simplemente nos producen malestar y podremos relacionarnos con ellos en igualdad de condiciones, bilateralmente. Volver a ser felices pasa por reconciliarnos con esa parte de la realidad en vez de negarla, y para ello hay que romper los esquemas de pensamiento desde los cuales solemos interpretar la realidad.
Por ejemplo, si parte del dolor emocional se debe al recuerdo de un amor pasado, primero hay que saber identificar qué aspectos de su marcha nos duelen, de qué manera se produjo esa marcha y de qué manera esa experiencia nos ha transformado en una persona distinta y experimentada.
3. Oblígate a perseguir objetivos simples
Esta es una clave que puede ser utilizada puntualmente, no de manera indefinida, y que sirve para mantener la mente activa. La pasividad y la inacción son problemas que nos alejan del bienestar psicológico y que influyen negativamente en nuestra autoestima, así que para prevenir estos problemas es bueno emprender proyectos, especialmente si son simples y sus primeros frutos aparecen relativamente pronto.
Por ejemplo, realizar ejercicio físico es una excelente manera de mantener en funcionamiento cuerpo y mente, y como además sirve para segregar endorfinas, os hará sentir mejor.
4. Mejora tu dieta
Somos lo que comemos, y no llevar una buena alimentación influye muchísimo en nuestros estados anímicos. Por eso es bueno que reduzcas al mínimo el consumo de azúcares refinados (una sustancia que produce una tremenda adicción y nos vuelve dependientes), que tomes las suficientes proteínas y grasas buenas, y que te hidrates muy bien.
De este modo se reducirá el estrés y el malestar causado por un cuerpo en continuo estado de excepción que intenta hace equilibrios para hacer que todas las partes del organismo funcionen.
5. Duerme bien
Quien no ha dormido bien siente mucho más cansancio, malestar y dificultades a la hora de concentrarse. Esto no solo hace que se sienta peor; además, contribuye a que las cosas le salgan mal ya que aprenda que no es capaz de hacer progresos significativos, lo cual resulta un duro golpe para la autoestima y para la capacidad de tomar la iniciativa.
6. Rodéate de gente positiva
La felicidad se contagia, y por eso es bueno que aprendamos a rodearnos de gente alegre, feliz y positiva. De la interacción con estas personas pueden surgir proyectos, ideas estimulantes o simplemente momentos divertidos que harán que nuestro cuerpo vuelva a recordar cómo era eso de funcionar de manera acorde a lo que ocurre cuando se siente felicidad.
7. Fíjate objetivos diarios
Las listas con objetivos son una muy buena manera de realizar pequeños progresos diariamente. Es bueno que estas listas sean cumplidas cada día, porque si abarcan periodos más largos (como una semana) es más probable que no se cumplan.
8. Acude a un psicólogo
Por supuesto, si crees que te encuentras muy lejos de la posibilidad de volver a ser feliz y que no lo podrás conseguir por tu propia cuenta, es bueno que consideres hacer uso de un profesional: un psicólogo o psicóloga titulada. Hay algunos círculos viciosos de la mente que solo pueden ser rotos con ayuda terapéutica actuando desde fuera.
Recuperar la sonrisa
En definitiva, volver a ser feliz consiste en volver a aprender el arte de no complicarse la vida. Aceptar que los recuerdos dolorosos no deben desaparecer, sino que es bueno que estén ahí para constituir un recordatorio, no para encadenarnos y limitar nuestra libertad.
Reconocer que, salvo en casos excepcionales en los que se necesita ayuda terapéutica, los contratiempos emocionales que nos alejan de la felicidad pueden ser examinados y reformulados por nosotros mismos para que tenga un significado útil para nosotros.