A lo largo de la historia, la suerte se ha presentado como un concepto aleatorio, un factor impredecible que decide el destino de las personas. Pero ya en los albores de la filosofía, Séneca, uno de los grandes filósofos estoicos, nos ofrecía una visión alternativa. Una reflexión que da la vuelta al concepto de la suerte y que puede cambiar la forma en la que entiendes tu vida.

Quizá ha llegado el momento de dejar que la fortuna te sonría, para que puedas tomar el control de tu destino con un consejo tan sencillo, que parece imposible que sigamos pensando que nuestra vida depende de cosas tan irrelevantes como el azar. ¿Quieres saber qué decía Séneca? Te lo contamos.

El mito de la suerte

Es fácil culpar o agradecer a la suerte por todo lo que nos sucede en la vida. Cuando algo no sale como planeamos, tendemos a decir que, sencillamente, hemos tenido mala suerte. Del mismo modo, cuando alcanzamos un logro inesperado, es común que atribuyamos el hecho a la buena fortuna.

Esta mentalidad, sin embargo, ignora un componente crucial, que Séneca conocía bien. El filósofo estoico decía que “la suerte es lo que sucede cuando la preparación se encuentra con la oportunidad". Y es que la mayoría de los éxitos y fracasos de nuestra vida están moldeados, en gran medida, por cómo nos preparamos para los desafíos y cómo respondemos a las oportunidades que se nos presentan.

Por ponerlo en un ejemplo práctico, es como si imaginásemos a un atleta que se entrena durante años para una competición. Si gana, muchos dirán que tuvo suerte de estar en su mejor forma el día de la competencia, pero su victoria no fue solo cuestión de suerte. Fue el resultado de incontables horas de entrenamiento, de caídas y superación, de aprendizaje constante y sacrificio. La suerte, en este sentido, no es fruto del azar. Es el producto de su preparación.

La clave para crear oportunidades

La preparación es, para Séneca, el cimiento sobre el que construimos nuestras posibilidades de éxito. Sin ella, es difícil estar listos para aprovechar las oportunidades que surgen de forma inesperada. La preparación no solo implica adquirir habilidades o conocimientos, también se trata de desarrollar una mentalidad de crecimiento, de estar dispuestos a abrirnos a la mejora continua.

Por ejemplo, si una persona se entrena en un campo específico durante años, es más probable que, cuando surja una oportunidad laboral en ese ámbito, esté preparada para aprovecharla. La preparación te coloca en una posición de ventaja. Por lo que cuanto más preparada estés, más “suerte” tendrás en la vida.

Para aprender a estar preparada, puedes aplicar algunos de estos consejos prácticos:

  • Establece metas a largo plazo. Define claramente qué es lo que quieres lograr en los próximos años. Tener una visión clara te ayudará a enfocarte en las acciones que te conducirán a tus metas.
  • Desarrolla tus habilidades. Identifica las competencias que necesitas para alcanzar tus metas y trabaja en ellas. Esto puede incluir desde habilidades técnicas hasta cualidades como la disciplina o la comunicación.
  • Crea una rutina de aprendizaje continuo. Dedica tiempo cada semana para aprender algo nuevo relacionado con tus intereses. La constancia es clave.
  • Reflexiona sobre tus errores. Cada fracaso es una oportunidad para mejorar. Tómate el tiempo para analizar qué salió mal y cómo podrías actuar mejor la próxima vez.

La importancia de reconocer las oportunidades

Aunque la preparación es clave para esto de “tener suerte” en la vida, no basta con estar preparados. También es importante tener la capacidad de reconocer las oportunidades cuando se presentan. Parece sencillo, pero el problema es que las oportunidades no siempre se anuncian de forma clara. A menudo, aparecen disfrazadas de desafíos o cambios imprevistos en nuestras vidas.

Es esencial mantener una mentalidad abierta y flexible para no dejarlas pasar. Las personas que parecen tener suerte son, en realidad, las que han desarrollado un ojo entrenado para detectar estas oportunidades. Además, están dispuestas a tomar riesgos calculados cuando una ocasión lo amerita.

Para poner todo esto en práctica, prueba lo siguiente:

  • Mantente atenta a tu entorno. A veces, las oportunidades no se presentan de la forma más obvia. Es importante que estés atenta y receptiva a lo que sucede a tu alrededor, ya sea en el trabajo, en tus relaciones personales o en cualquier otro aspecto de tu vida.
  • Sé proactiva. No esperes a que las oportunidades vengan a ti. Sal a buscarlas activamente, provoca situaciones que puedan acercarte a tus metas.
  • Cultiva relaciones. Muchas veces, las oportunidades surgen a través de las conexiones que hacemos. Mantener relaciones sólidas, tanto personales como profesionales, puede abrir puertas inesperadas.
  • Toma decisiones rápidas, pero calculadas. Cuando una oportunidad se presenta, no dudes en actuar, pero asegúrate de evaluar los riesgos antes de lanzarte.