¿Alguna vez te has sentido atrapada en un ciclo infinito de autocrítica constante? Te levantas por la mañana, y no te gusta lo que ves en el espejo. No sientes que seas buena en lo que haces. Cuando te alagan te cuesta creer lo que te dicen. No crees que merezcas halagos. Si te sientes identificada con alguna de estas afirmaciones, es muy probable que tengas una baja autoestima.

Pero ¿qué pensarías si te dijéramos que hay algo más profundo que la autoestima, algo que si logras fortalecer puede cambiar tu vida de forma radical? Hoy te contamos qué es la autovalía, un concepto tan importante como la autoestima, que rara vez recibe la atención que merece y que puede ser la clave para que empieces a valorarte.

¿Qué es la autovalía y en qué se diferencia de la autoestima?

Todos hemos oído hablar, en un momento u otro, de la autoestima. Es un término moderno y popular, que se ha presentado en multitud de ocasiones como la clave para sentirnos bien con nosotros mismos. La autoestima se basa en nuestra percepción de lo que logramos y de lo que creen los demás de nosotros. Y ahí, precisamente, radica el problema. Se trata de un concepto fluctuante. Si un día tienes éxito, te sientes bien. Si algo no sale como esperabas, tu autoestima puede venirse abajo.

Es aqu�� donde entra en juego la autovalía. Mientras que la autoestima depende de factores externos, como los logros alcanzados o el reconocimiento, la autovalía es mucho más estable. Porque este concepto se define como el valor que tienes simplemente por ser quien eres, por existir. No necesitas ganar un premio ni recibir la aprobación de otros para ser valioso. Y cuando logras comprender y fortalecer tu autovalía, empiezas a vivir con más confianza y tranquilidad, sin depender de las circunstancias o de la opinión ajena.

Puede que lo veas más claro con un ejemplo. Imagina que eres un árbol. Tu autoestima serían tus hojas, cambiando de tonalidad con las estaciones, cayendo en los meses más fríos y renaciendo en primavera. Por otro lado, tu autovalía es el tronco que te sostiene, las raíces que te conectan. No importa lo que ocurra a tu alrededor, si tus raíces y tu tronco es fuerte, nada podrá tumbarte. Por eso fortalecer tu autovalía es clave para mantener el equilibrio emocional, incluso en los momentos difíciles.

¿Cómo la autovalía puede atraer la buena suerte?

El cerebro humano tiene capacidades asombrosas. Una de ellas consiste en la capacidad de percibir aquello que nos acerca a lo que realmente deseamos y queremos.

Un ejemplo sencillo se presenta cuando caminas por una calle abarrotada, hablando con un amigo. Si la conversación es interesante, tu cerebro es capaz de acallar el resto de voces, haciendo que solo aquella que te interesa llegue a tu mente. Y si en ese momento tienes hambre, y alguien pasa por la calle vendiendo algún alimento delicioso, tu cerebro detectará el olor, e incluso el sonido de una campana o una voz ofreciendo el producto, pese a que la conversación con tu amigo fuera muy interesante.

Es por eso por lo que es importante convencernos de que merecemos cosas buenas, de que nuestras necesidades son importantes, de que tenemos derecho a perseguir nuestros sueños y deseos. Y esto podemos conseguirlo desde la autovalía.

Cuando tienes una autovalía sólida, tu actitud ante la vida cambia. Te das cuenta de que mereces cosas buenas, y eso te hace más receptiva a las oportunidades. Dejas de dudar de ti misma, lo cual te permite actuar con más decisión, con más confianza.

Además, cuando sabes que tu valor no depende de lo que los demás piensen de ti, vives con menos miedo y estrés. Esto te permite afrontar los retos de forma más calmada y estratégica. Así, conseguirás atraer a tu vida lo que todos conocen como “suerte”, que no es más que conciencia, aceptación y respeto hacia la propia valía.

Hábitos para mejorar tu autovalía

Igual que un bebé recién nacido, que aún no ha hecho nada ni se ha convertido en nadie importante dentro de la sociedad, merece amor y respeto por el simple hecho de existir, tu valor no reside en lo que haces o en lo que eres. Reside en tu existencia. Comprender esto e integrarlo, sin embargo, puede no resultar sencillo. Por eso te traemos algunos hábitos que pueden ayudarte a mejorar tu autovalía.

  • Practica el auto-perdón a diario. Al final del día, pregúntate, ¿en qué me perdono hoy? Solemos ser nuestros peores críticos y nos culpamos hasta de los errores más pequeños. Con este ejercicio podemos soltar esa culpa y ver cada día como una oportunidad para aprender y no para castigarte.
  • Reconocimiento personal. Cada noche, escribe tres cosas que has hecho bien durante el día. No tienen por qué ser logros extraordinarios. Incluso pequeñas acciones, como haber escuchado activamente a un amigo o haber limpiado la casa, sirven. Este ejercicio entrena tu mente para enfocarse en lo positivo y te recuerda que todo lo que haces en tu vida merece reconocimiento.
  • Afirmaciones de valor. Comienza el día repitiendo ante el espejo afirmaciones que refuercen tu autovalía. Prueba a decirte “soy valiosa por el simple hecho de ser” o “merezco cosas buenas en mi vida” para reprogramar tu mente para que reconozca tu valor intrínseco.
  • Empatía y compasión. Debes cultivar, hacia ti misma, la empatía y la compasión que muestras hacia los demás. Cuando te equivoques, en lugar de castigarte, consuélate. Cuando estés triste, en lugar de criticarte, abrázate. Y cuando te enfades, en lugar de frustrarte, acepta tus emociones. No hay nada de malo en ellas.
  • Cuídate. Por último y más importante, reconoce que mereces ser cuidada, y que tu principal cuidadora eres tú misma. A partir de ahora, esta será tu máxima prioridad. Si tienes que elegir entre entregar ese trabajo pendiente o descansar, descansa. Si tienes que elegir entre ayudar a esa amiga a la que quieres o comer bien, come bien. Tu cuidado, a partir de ahora, es tu primera y más importante ocupación.