Empecemos por el principio: es imposible vivir sin sufrir en algún momento y atravesar todo tipo de adversidades. Los cambios en la vida son una constante. Lo que sube baja, lo que baja sube y lo que vive, muere. Es así desde siempre, y seguirá siendo así sin que podamos hacer nada para evitarlo. Por eso, desde hace siglos, el estoicismo y otros grandes filósofos de la historia, como Nietzsche, nos han enseñado que lo mejor para alcanzar la paz interior es aceptar lo que ocurre, en lugar de resistirnos a ello.

En este sentido, uno de los conceptos más profundos y qué mejor representan esta línea de pensamientos es la figura del amor fati, que puede traducirse del latín como “ama al destino”. Nietzche también recurría al tópico en una de sus más famosas citas, que resume a la perfección lo que te contaremos hoy: “Ama tu destino que es, en realidad, tu vida”.

¿Qué significa amor fati?

Amor fati es una expresión latina que podríamos traducir como “amor al destino”. Este concepto, que tiene raíces en la filosofía estoica, fue posteriormente popularizado por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Para los estoicos, no existe la suerte. De hecho, según esta rama de la filosofía, la suerte es “el desconocimiento de los acontecimientos”. Aunque a veces nos sucedan cosas que parezcan responder a los criterios de la buena o la mala suerte, con el tiempo puede convertirse en algo bien diferente.

Así lo demuestra la propia vida de Zenón de Citio, fundador de la escuela estoica en el año 301 a.C. Su trayectoria como filósofo comenzó con un terrible naufragio. Zenón era comerciante, y con este terrible accidente perdió todo lo que tenía en la vida y quedó totalmente arruinado.

En estas circunstancias llegó a la academia cínica, en la que comenzó a estudiar filosofía, para luego fundar su propia escuela. Tiempo después, el estoico diría “la fortuna quiere que tenga yo mayor libertad para filosofar”, refiriéndose al terrible naufragio.

De esta idea, que refleja que no hay nada útil en lamentarse por los acontecimientos, surge el concepto de amor fati. Los estoicos, así como Nietzsche, nos dicen que no solo debemos soportar con fuerza lo que nos sucede, sino que debemos amarlo y abrazarlo. Porque solo así seremos capaz de convertir las aparentes desgracias en las mejores oportunidades de nuestra vida.

Cómo aplicar el amor fati a la vida cotidiana

A diferencia de otras ramas de la filosofía, los estoicos abordaban el estudio desde un punto de vista práctica. Vivían y actuaban siguiendo las doctrinas y lecciones que enseña el estoicismo, y cultivaban las cuatro grandes virtudes estoicas: el coraje, la templanza, la justicia y la sabiduría. Así que, siguiendo su ejemplo, vamos a hablar de cómo podemos adaptar el concepto del amor fati a la vida cotidiana del siglo XXI. Te sorprenderá descubrir que todo esto del estoicismo, pese a haber comenzado a resonar en el año 301 a.C., sigue teniendo una vigencia indiscutible.

Da las gracias por todo lo que suceda en tu vida

Cultivar la gratitud en momentos felices parece simple. Es fácil encontrar razones para dar las gracias cuando todo está saliendo como esperabas. Lo complicado, y, por tanto, lo realmente transformador, es dar las gracias por aquello que te sucede y te sacude sin que lo esperes. Los momentos complicados son los que realmente debemos agradecer.

Marco Aurelio, en sus Meditaciones, aconseja agradecer no solo por lo que es fácil, sino también por las pruebas que nos moldean. Al fin y al cabo, no sabemos qué naufragio acabará convirtiéndose en el motor de nuestro éxito.

Como decía el famoso Bruce Lee, se trata de no pedir “una vida fácil”, sino de pedir “el carácter para superar una difícil”.

Imagina lo peor

Séneca, un reconocido estoico, fue uno de los hombres más rico de su tiempo. Y, sin embargo, aconsejaba a sus alumnos (y él mismo lo hacía) dedicar unos días al mes para vivir en la pobreza. Con esto, Séneca buscaba prepararse para lo peor, asumiendo con total naturalidad que esto podía suceder.

Al contrario que las corrientes más modernas de la psicología, el estoicismo nos recomienda pensar que todo podría salir mal, que podemos perder todo lo que valoramos. De esa forma, conseguiremos prepararnos emocionalmente para enfrentar las dificultades y valorar lo que tenemos en el presente.

Aprende del fracaso

Para los estoicos, solo se puede fracasar cuando la actitud no está de tu lado. Es decir, el fracaso jamás depende de factores externos, si no de tu actitud. Fue Nietzsche, que adoptó el amor fati como uno de los principios fundamentales de su filosofía, quien dijo esa frase que ahora todos conocemos y usamos hasta en los contextos más insospechados: “Lo que no me mata, me hace más fuerte”.

Reconocer que cada tropiezo forma parte del camino puede liberarnos del peso del fracaso, y motivarnos más que cualquier victoria.

Practica el desapego

Para acabar, los estoicos decían que, para vivir en armonía con el destino, es fundamental soltar el apego. Y no, no hablamos solo de no tener una relación de gran dependencia con todo lo material. Los estoicos hablaban de no aferrarse a las expectativas, a los resultados específicos que esperamos.

Esto no significa que renuncies a tus metas, sino que aceptes que el camino puede no ser como imaginabas. Para practicar el desapego, puedes probar a meditar a diario o detenerte a respirar profundamente en momentos de estrés, recordándote a ti misma que no necesitas controlarlo todo para estar en paz.