Cuesta pensar que un filósofo que fue definido como “el filósofo más pesimista de la historia” pudiera ayudarnos a alcanzar algo parecido a la felicidad. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que Schopenhauer estuvo mucho más cerca que sus colegas del siglo XIX en alcanzar algo parecido a una “fórmula para la felicidad”.

El problema es que, para él, la felicidad es algo inalcanzable. Así que, para empezar, te pide que renuncies a ella. ¿Ya lo has hecho? Bien, ahora que no estás atada a una idealización perfecta de tu vida, puedes aprender a disfrutar de verdad de la felicidad y la alegría que encontramos en la vida. Este enfoque, que a algunos puede parecer pesimista, dio como resultados diez valiosas claves que puedes aplicar en tu día a día y que te ayudarán a vivir con mayor satisfacción, según Schopenhauer.

Deja la envidia para otro día

Para Schopenhauer, no había nada peor que la envidia. En sus propias palabras: “no hay nada más implacable y cruel que la envidia: y, sin embargo, ¡nos esforzamos incesante y principalmente en suscitarla!”

Esta ironía de la vida sorprendía al filósofo, que aseguraba que carecía completamente de sentido tener envidia o intentar ser envidiado. Cada vida es diferente. Cada experiencia humana es única. Y lo que para uno puede ser motivo de alegría, para otro puede ser causa de tristeza.

¿De qué sirve, entonces, compararse? De nada. Por eso, la primera regla de la felicidad es Schopenhauer era, sencillamente, dejar de envidiar. Dejar de mirar al vecino en busca de ese famoso césped más verde.

Acepta el sufrimiento, es inevitable

Como buen filósofo pesimista, Schopenhauer tenía algo muy claro: la vida está llena de sufrimiento, y no hay nada que podamos hacer para evitarlo. Así que en lugar de luchar contra la posibilidad de que te suceda algo malo, reserva tu fuerza para afrontarlo con serenidad.

De esta forma podrás despejar tu mente del constante ruido de la preocupación, y tendrás espacio mental para disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Incluso cuando estés pasando un mal momento, serás capaz de abrazar esa taza de café, el sabor del chocolate, la brisa de la mañana o la sonrisa compartida con tu pareja como la auténtica felicidad.

No sientas remordimiento          

El pesimismo de Schopenhauer permitía desmontar muchas creencias inútiles que la mayoría de nosotros tenemos arraigadas. Por ejemplo, el remordimiento surge de la idea de que puedes controlar lo que sucede en tu vida. El filósofo pesimista afirmaba que daba igual lo bien que intentaras hacer algo, el azar y otros muchos factores podían echarlo a perder.

Qué positivo, ¿verdad? Pero lo cierto es que este pensamiento permite liberar a la mente del cansado peso del remordimiento. Si has tomado una decisión pensando, en ese momento, que era lo mejor, no te sientas responsable del resultado. No dependía de ti.

Schopenhauer definía esta idea como “hacer con buena voluntad lo que se puede y tener la voluntad de soportar el sufrimiento inevitable”.

No busques un motivo

El ser humano es una criatura experta en ponerse trampas. Seguro que alguna vez te ha pasado. Algo sucede que te hace increíblemente feliz. Y automáticamente te preguntas, ¿por qué me hace feliz? Es más, ¿debería hacerme feliz? Esta trampa, aseguraba Schopenhauer, es la más peligrosa de todas.

“Quien está alegre, siempre tiene motivo para ello”, afirmaba. “A saber, justamente el de estar alegre”. La alegría es en sí misma un motivo para estar alegre. Así que cuando sientas esta preciada emoción, abrázala sin cuestionarla. ¿Qué más da por qué se produce? Simplemente, disfruta.

Aprender y crecer cada día

Para ser especialmente pesimista en todos los aspectos de la vida, Schopenhauer tenía una percepción positiva del aprendizaje y la persecución de retos. No es que pensara que con ellos podías volverte tan inteligente que evitases todo sufrimiento. No. Es sencillamente que el hecho de conseguir éxito en algo que nos hemos propuesto nos genera una sensación de satisfacción.

Por eso el filósofo recomendaba mantener firme la voluntad de aprender algo nuevo cada día. Estos retos, por supuesto, deben ser suficientemente complejos como para suscitar nuestro interés, pero también ser lo suficientemente sencillos como para ser completados.

Cuida de tus amigos

“Entre lo que uno tiene están principalmente los amigos”, afirmaba Schopenhauer en referencia a aquello que tenemos en la vida para ser felices. “Más esta posesión tiene la particularidad de que el poseedor tiene que ser en la misma medida propiedad del otro”.

Este enfoque sobre la amistad de Schopenhauer no es especialmente esperanzador. El filósofo pasó buena parte de su vida aislado, dado que consideraba que era un reto irrealizable vivir en armonía con los demás sin acabar sufriendo en el proceso.

Sin embargo, de su cita podemos extraer un gran consejo para mantener vivas nuestras amistades. Debemos entender el vínculo como un camino de doble sentido, en el que debemos dar tanto como debemos recibir.

Valora lo que tienes

Para Schopenhauer, la ambición era simplemente una forma más de sufrir en este mundo. En lugar de insistir en desear cosas que escapan a nuestro control, prefería dotar de valor aquello que ya tenía.

Y la mejor forma de conseguirlo, según el filósofo, era imaginar que lo perdías todo. Un poco pesimista, pero por algo se lo conoce como el filósofo del pesimismo.

Cuida de tu salud

“Al menos nueve décimos de nuestra felicidad se basan únicamente en la salud”, afirmaba Schopenhauer,“de esta depende en primer lugar el buen humor��. La relación de la salud con la felicidad era, para el filósofo, algo de gran interés.

Afirmaba que no se podía ser feliz sin tener buena salud, pero la buena salud de nada servía sin alegría. Así que, para mantenernos sanos, Schopenhauer recomendaba dos horas de ejercicios al aire libre y disfrutar todas las alegrías del día a día con plena conciencia.

Reduce tus expectativas

Si no esperas nada de la vida, no te decepcionarás. Además, cualquier sorpresa que aparezca en tu camino te parecerá increíblemente agradable. O lo que es lo mismo, “el medio más seguro para no volverse infeliz es no desear llegar a ser muy feliz”.

Sencillo, ¿verdad? Para Schopenhauer, esta era una de las bases de la felicidad. O, de la no infelicidad. Aceptar que las cosas normalmente no saldrán como esperabas, para que cuando salgan bien te sorprendan. Y cuando salgan mal, no te decepcionen.

Abraza la vida

Aunque era pesimista en todo lo demás, Schopenhauer aseguraba que “la definición de una existencia feliz sería: una existencia tal que, vista objetivamente, o (porque aquí importa un juicio subjetivo) según una reflexión fría y madura, sería decididamente preferible al no ser”. O lo que es lo mismo: no querer morir.

Schopenhauer aseguraba que la mejor forma de evitar la infelicidad es desear vivir con todas las fuerzas. La voluntad de vivir, de no acabar con tu vida, te permitirá encontrar razones para seguir adelante cuando las cosas se compliquen. Y como ya sabes, según el filósofo, ese momento siempre llega, tarde o temprano.