En tu día a día puede que te notes desconectada de ti misma o funcionando de forma automática, es decir, siguiendo tu rutina sin hacerte consciente de lo que necesitas en cada momento. Esta actitud nos aleja de nosotros mismos y de nuestro potencial personal. Hoy tenemos la oportunidad de tomarnos tiempo a solas para entrar en contacto con nuestro interior y lo que realmente queremos en nuestras vidas. Aprovechémosla.
El poder de sentirte
Nuestro sistema de personalidad y la organización de nuestras vidas están, a menudo, basados en evitar sentir lo que nos incomoda. La mayoría de nosotros nos mantenemos ocupados y distraídos la mayor parte del día, lo cual evita que aquello que necesita ser sentido salga a la superficie. Incluso, a veces, desarrollamos adicciones, que son también estrategias para evadir nuestra vulnerabilidad.
Pero nuestro dolor no desaparece al esconderlo bajo lo que nos da placer, sino que se acumula.
Cuando acumulamos dolor no procesado, se crean bloqueos emocionales que interrumpen el flujo de nuestra vida. Esos bloqueos pueden manifestarse de muchas formas, entre ellas resistencia a aceptar la vida tal y como es, dependencias a ciertas personas y situaciones, o reacciones que perjudican nuestras relaciones.
Sentirte es una puerta hacia ti misma y tu autoconocimiento. A través de tu vulnerabilidad emocional se manifiestan tus necesidades más profundas y lo que de verdad es importante para ti en cada momento. Esto te guiará en tu autocuidado y en tus decisiones y potenciará tu autoestima. Abrazar todo lo que sientes es la clave para sanar tus heridas emocionales y tener una vida plena y feliz.
Cómo meditar para entrar en contacto con tu interior
Esta es una meditación para entrar en contacto con tu interior en cualquier momento.
- Empieza parando el ritmo de tu día. Sal física y mentalmente de lo que estás haciendo, siéntate en postura cómoda y cierra tus ojos.
- Hazte consciente de tu respiración y de tus sensaciones corporales, especialmente las que están presentes en la parte central de tu cuerpo: garganta, pecho y vientre. Simplemente observa, no hay nada que cambiar.
- Desde aquí, da la bienvenida con amabilidad y amor a cualquiera que sea tu experiencia presente; aceptándola y abrazándola tal y como es.
- Date el permiso de sentir completamente lo que sientes en este momento, poniendo toda tu atención en las sensaciones corporales que se manifiestan a través de tus emociones. Quédate aquí todo el tiempo que puedas o creas necesario.
- Antes de desvincular tu atención de esa experiencia, hazle saber que te vas por ahora, y que volverás a ella en otro momento.
- Poco a poco puedes empezar a ampliar tu atención, incluyendo el espacio en el que estás sentada, el lugar o edificio en el que te encuentras, la localidad en la que estás, el país en el que estás, el planeta, el espacio.
- Y desde aquí vuelve de nuevo a ti misma.
- Agradécete por haberte dedicado este valioso tiempo. Abre tus ojos.