Pelo corto y corbata. Voz rota. Un cigarrillo entre los dedos. Rebelde. Esta es la imagen que evoca nuestra mente cuando pronunciamos las palabras Gloria Fuertes. Escritora, profesora y bibliotecaria, su prolífica carrera literaria pronto la convertiría en un referente de la literatura española, dejando especial huella en la literatura infantil, y es que para ellos escribiría muchos de sus poemas e incluso haría programas de televisión.
Sin embargo, su compromiso con los niños iba mucho allá, hasta tal punto que su testamento recogía una donación de 100 millones de las antiguas pesetas a la institución Ciudad de los muchachos ubicada en Leganés. Hay quienes dicen que fue su manera de devolverles una parte de aquello que ellos mismos le habían hecho ganar. En cualquier caso, el vínculo entre Gloria Fuertes y los niños siempre fue muy especial, tal y como se puede comprobar en estos 22 poemas para niños y adultos más famosos de Gloria Fuertes.
El primer trabajo de Gloria fuertes fue en la revista infantil Maravillas. Era el año 1939. En este medio de comunicación semanal publicaría poesías, cuentos e historietas para niños durante 14 años. No obstante, Gloria Fuertes ya había visto sus poemas impresos en una revista. Fue en Lecturas, revista cultural en aquel entonces, cuando ella solo tenía 14 años.
Una noche que acompañó a su madre a limpiar la redacción, se le ocurrió dejar uno de sus poemas en la mesa del director. Bastó una semana para que Niñez, juventud, vejez viera la luz. Así nacía la poeta: nunca le gustó el término poetisa. Canciones para niños, Don Pato y don Pito, La oca loca o Coleta la poeta son algunos de los títulos de poesía infantil más famosos de Gloria Fuertes.
Gloria Fuertes, la poeta de los niños
Con tan solo cinco años, Gloria Fuertes ilustraba los cuentos que ella misma escribía y que luego explicaba a otros niños. Esto solo era el principio de una vida dedicada a las letras, en la que no solo les escribió poesía, sino que también crearía varias obras de teatro para los más pequeños, que se representarían en Madrid (1940-1945), y organizaría una biblioteca infantil ambulante (1950) para llevar libros hasta aquellos rincones de Madrid donde la falta de recursos y el analfabetismo aún existente convertían la cultura y la educación en un lujo.
El tiempo pasó y el avance de la tecnología puso ante Gloria Fuertes otro medio de comunicación desde el que llegar a más niños: la televisión. Un globo, dos globos, tres globos, La mansión de los Plaff y La Cometa Blanca fueron los programas infantiles en los que la poeta participaba haciendo lo que mejor sabía: dando a conocer su obra. Normalmente su papel consistía en leer fragmentos de sus trabajos infantiles, que tanto entretenían a niños, pero también a adultos, como puedes leer en estos 22 poemas más famosos de Gloria Fuertes.
poemas Para niños, pero también para adultos
A pesar de que Gloria Fuertes obtuvo su máximo reconocimiento por su obra dedicada a los niños, no hay que olvidar su trabajo para el público general.Todo asusta, Poeta de Guardia, Cuando amas aprendes geografía, o la antología poética, Obras Incompletas son algunos de los títulos de poesía más destacados. Pero no eran tiempos fáciles para aquellas mujeres para las que lo de ser madre y ama de casa no iba con ellas, así que la relevancia que consiguió aún tiene más mérito.
Que Gloria Fuertes no iba a ser una mujer encorsetada en los ideales de la sociedad que le tocó vivir ya se preveía desde que no aceptara con agrado que su madre la inscribiera en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer, donde se formaba a las jóvenes para en el futuro ser buenas amas de casa. “Yo no quería servir a nadie, si acaso a todos”, dijo posteriormente. Pero su madre, que murió cuando Gloria tenía 15 años, nunca la apoyó ni entendió su pasión por las letras.
Quizá fue esta lucha solitaria por hacerse un hueco en un mundo de hombre, la que hizo que Gloria Fuertes participara en cualquier proyecto que diera visibilidad a la mujer en el mundo de la literatura. Así pues, un claro ejemplo fue Versos con faldas, una tertulia literaria que creó 1951 y donde compartía escenario con María Dolores de Pablo y Adelaida Las Santas. Anteriormente, entre 1940 y 1955 escribía cuentos de humor para la revista femenina Chicas.
Los grandes amores de Gloria Fuertes
Gloria Fuertes vivió importantes pérdidas a destiempo a lo largo de su vida. Primero su madre y su hermano pequeño y luego, con el estallido de la guerra civil española, dos de sus grandes amores. Manolo, afiliado a la Federación Anarquista Ibérica, fue su primer amor y una gran pérdida. Como ella misma escribió “le dieron por desaparecido en el treinta y seis”. Algo parecido sucedió con el médico Eugenio Rosado a quien había conocido en la trinchera franquista. En este caso fueron los milicianos quienes fusilaron al doctor. El pintor Rosado Rivas también había conquistado el corazón de la escritora, aunque nadie lo hizo como su profesora de inglés Phyllis Turnbull.
Gloria Fuertes conoció a la norteamericana Phyllis Turnbull en 1955 cuando acudía el Instituto Internacional de Madrid para estudiar biblioteconomía e inglés. El amor entre ellas fue creciendo y, aunque nunca lo proclamaron a los cuatro vientos, tampoco tuvieron que esconderse, puesto que las relaciones sentimentales entre mujeres ni siquiera estaban contempladas por aquel entonces.
Esta creencia imperante les permitió vivir juntas en una casa en Soto del Real, caminar de la mano e incluso hacerse alguna carantoña en público sin que nadie les hiciese un reproche. En realidad, lo que realmente estaba mal visto es que fueran mujeres solteras y que tuviesen inquietudes intelectuales.
Vivieron en Estados Unidos tres años, gracias a la beca Fullbright que le concedieron a Gloria Fuertes. Allí trabajó como profesora universitaria de español hasta que en 1963 decidieron regresar a su casa en Madrid. Los tiempos estaban cambiando, pero aun así su relación no aguantó la presión que estaban viviendo y rompieron, dejando a Gloria sumida en una gran tristeza. Un año después, en 1971, Phyllis murió a causa de un cáncer y Gloria no volvería a convivir con nadie más.
"Me nombraron patrona de los amores prohibidos", escribiría.
Los 22 poemas para niños y adultos más famosos de Gloria Fuertes
Feminista, pacifista, solitaria y enigmática, así es recordada esta madrileña de familia muy humilde que sobrevivió a una guerra civil y siempre tuvo alma de niña. Su vida estuvo llena de versos, aquellos que escribía en cualquier papel para luego darles forma, y que ahora puedes leer en esta recopilación de 22 poemas para niños y adultos más famosos de Gloria Fuertes.
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La gente corre tanto... (poema de Gloria Fuertes)
La gente corre tanto
porque no sabe dónde va,
el que sabe dónde va,
va despacio,
para paladear
el ir llegando.
2 / 8
Y no sé por qué... (poema de Gloria Fuertes)
Estoy triste... y no sé por qué;
he bebido amor,
y aún tengo sed.
Estoy sola... y no sé por qué
quisiera saberlo,
mas no lo diré...
Estoy sola y no sé por qué,
quisiera besar,
y no sé a quién.
Estoy enamorada... y no sé de qué.
Quisiera saberlo...
y no puede ser.
Estoy triste y sola...
y no sé por qué.
3 / 8
A veces quiero preguntarte cosas... (poema de Gloria Fuertes)
A veces quiero preguntarte cosas,
y me intimidas tú con la mirada,
y retorno al silencio contagiada
del tímido perfume de tus rosas.
A veces quise no soñar contigo,
y cuanto más quería más soñaba,
por tus versos que yo saboreaba,
tú el rico de poemas, yo el mendigo.
Pero yo no adivino lo que invento,
y nunca inventaré lo que adivino
del nombre esclavo de mi pensamiento.
Adivino que no soy tu contento,
que a veces me recuerdas, imagino,
y al írtelo a decir mi voz no siento.
4 / 8
Cuando el amor no dice la última palábra (poema de Gloria Fuertes)
Cuando algo nuestro intacto
se funde y me confunde
—somos uno en dos partes
que sufren por su cuenta—,
desesperadamente algo nuestro se busca
sin ayuda de nada algo nuestro se encuentra.
La unión se realiza,
la ausencia no atormenta,
el dolor se desmaya,
el silencio se expresa
—cuando el amor no dice
la única palabra
está escrito el poema—.
Alto profundo es esto que nos une,
esto que nos devora y que nos crea;
ya se puede vivir
teniendo el alma
cogida por el alma
del que esperas;
pena es tener tan sólo una vida
—solo una vida es poco
para esto
de querer sin recompensa—.
5 / 8
Autobio (poema de Gloria Fuertes)
Nadie me quiso tanto
como yo quise.
Siempre gané amando.
Soy medalla de oro
en saltos de ternura.
Nadie se enamoraba de mí
como yo me enamoraba
hasta enfermar
hasta padecer
hasta enloquecer.
—Alégrate Gloria,
que te pasa lo que a Dios,
que siempre nos quiere más
que lo que le queremos.
6 / 8
Suceso (poema de Gloria Fuertes)
Marinero sin tierra
náufrago sin velamen
huérfano de puerto
nave sin timón.
Rodeado de agua y sediento
rodeado de pescado y hambriento
rodeado de olas y sin saludos
rodeado de dólares y desnudo.
7 / 8
Parejas (poema de Gloria Fuertes)
Cada abeja con su pareja.
Cada pato con su pata.
Cada loco con su tema.
Cada tomo con su tapa.
Cada tipo con su tipa.
Cada pito con su flauta.
Cada foco con su foca.
Cada plato con su taza.
Cada río con su ría.
Cada gato con su gata.
Cada lluvia con su nube.
Cada nube con su agua.
Cada niño con su niña.
Cada piñón con su piña.
Cada noche con su alba.
8 / 8
Doña Pito Piturra (poema de Gloria Fuertes)
Doña Pito Piturra
tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra,
muy elegantes.
Doña Pito Piturra
tiene un sombrero;
Doña Pito Piturra,
con un plumero.
Dona Pito Piturra
tiene un zapato;
Doña Pito Piturra,
le vino ancho.
Dona Pito Piturra
tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra,
le están muy grandes.
Doña Pito Piturra
tiene unos guantes;
Doña Pito Piturra,
Lo he dicho antes.
Amor que libera (poema de Gloria Fuertes)
Ya no soy la niña amarga
que tenía un mar de llanto
y alta ortiga por el alma.
Ya no soy la niña enferma
que al oír risas lloraba;
ya salí del solitario
bosque que me acorralaba.
Ahora soy la niña verde,
porque floreció mi calma.
Ya no soy la loca triste,
ya no soy la niña blanca,
nuevo amor ha traspasado
con el nardo de su lanza
mi corazón, que ahora tiene
un nombre de menta y ámbar.
¡Ay cuánta sonrisa noto
que trepa por mis espaldas!
¡Qué brillo tienen mis ojos
—viudos de siete mil lágrimas—!
La vida me sabe a verso
y los besos a manzana.
—El monte arregla sus pinos,
por las rocas el mar baila—.
No perdamos el tiempo (poema de gloria Fuertes)
Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna…
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
Las cosas, nuestras cosas... (poema de gloria fuertes)
Las cosas, nuestras cosas,
les gustan que las quieran;
a mi mesa le gusta que yo apoye los codos,
a la silla le gusta que me siente en la silla,
a la puerta le gusta que la abra y la cierre
como al vino le gusta que lo compre y lo beba,
mi lápiz se deshace si lo cojo y escribo,
mi armario se estremece si lo abro y me asomo,
las sábanas son sábanas cuando me echo sobre ellas
y la cama se queja cuando yo me levanto.
¿Qué será de las cosas cuando el hombre se acabe?
Como perros las cosas no existen sin el amo.
Ya ves que tontería (poema de gloria fuertes)
Ya ves qué tontería,
me gusta escribir tu nombre,
llenar papeles con tu nombre,
llenar el aire con tu nombre;
decir a los niños tu nombre
escribir a mi padre muerto
y contarle que te llamas así.
Me creo que siempre que lo digo me oyes.
Me creo que da buena suerte:
Voy por las calles tan contenta
y no llevo encima nada más que tu nombre.
¡Que barullo en la herida!... (poema de Gloria Fuertes)
¡Qué barullo en la herida!...
¡Qué suerte si esto que siento fuera sed
y se me quitara bebiendo un vaso de agua!
Es entonces cuando llueve tristeza
para ahogar en mi boca
la palabra imposible.
Intento gritar,
y sólo consigo un cobarde silencio.
Una tarde al llegar a casa
me encontré con la sorpresa de quererte,
fue una bomba en mis manos.
Y yo, por si te hiere,
esperando a que explote estando sola
aunque me parta el pecho la locura.
Oración (poema de Gloria Fuertes)
Que estás en la tierra, Padre nuestro,
que te siento en la púa del pino,
en el torso azul del obrero,
en la niña que borda curvada
la espalda, mezclando el hilo en el dedo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
en el surco,
en el huerto,
en la mina,
en el puerto,
en el cine,
en el vino,
en la casa del médico.
Padre nuestro que estás en la tierra,
donde tienes tu gloria y tu infierno
y tu limbo; que estás en los cafés
donde los pudientes beben su refresco.
Padre nuestro que estás en la tierra,
en un banco del Prado leyendo.
Eres ese viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
en la cigarra, en el beso,
en la espiga, en el pecho
de todos los que son buenos.
Padre que habitas en cualquier sitio,
Dios que penetras en cualquier hueco,
tú que quitas la angustia, que estás en la tierra,
Padre nuestro que sí que te vemos
los que luego hemos de ver,
donde sea, o ahí en el cielo.
Es inútil (poema de Gloria Fuertes)
Todo el pasado se quiere apoderar de mí
y yo me quiero apoderar del futuro,
me dislocan la cabeza para que mire atrás
y yo quiero mirar adelante.
No me asustan la soledad y el silencio,
son los lugares preferidos de Dios
para manifestarse.
Mi eterna gratitud a los que me quieren,
siempre les recordaré a la hora del sol.
No puedo detenerme,
perdonad, tengo prisa,
soy un río de fuerza, si me detengo
moriré ahogada en mi propio remanso.
El amor te convierte (poema de Gloria Fuertes)
El amor te convierte en rosal
y en el pecho te nace
esa espina robusta como un clavo
donde el demonio cuelga su uniforme.
Al tocar lo que amas te quemas los dedos,
y sigues, sigues, sigues hasta abrasarte todo;
después,
ya en pie de nuevo,
tu cuerpo es otra cosa,
…es la estatua de un héroe muerto en algo,
al que no se le ven las cicatrices.
Algo sucede (poema de Gloria Fuertes)
Algo me pasa que en mi pecho existe.
Vuelan hormigas y discurren peces.
Suena la sangre y el tambor convoca.
Hay un incendio cerca de mi pulso.
De nuevo el tigre lanza su mensaje.
Tiene mi cama sed de otra figura.
Vuelven las venas a cantar presagios.
Torna el insomnio con sus mil disfraces.
Lavo mis manos para hacerlas suyas,
peino el cabello, río a las vecinas.
Y cuanto miro se convierte en agua.
¡Esto es amor y lo demás miseria!
Viaje sin llegada (poema de Gloria Fuertes)
La Tierra como león enjaulado
da vueltas alrededor del Sol
con su cadena de hombres.
Desde que hemos nacido viajamos
a ciento doce mil kilómetros por hora.
La Tierra no se para
y sigue dando vueltas,
por eso hay tanto viento,
por eso siempre hay olas,
por eso envejecemos tan deprisa,
por eso estamos locos,
porque toda la vida haciendo un viaje sin llegada
cansa mucho los nervios.
Solo 3 letras (poema de Gloria Fuertes)
Solo tres letras, tres letras nada más.
solo tres letras que para siempre aprenderás.
Solo tres letras para escribir PAZ.
La P, la A y la Z, sólo tres letras.
Solo tres letras, tres letras nada más,
para cantar paz, para hacer paz.
La P de pueblo, la A de amar
y la Z de zafiro o de zagal.
De zafiro por un mundo azul,
de zagal por un niño como tú.
No hacer falta ser sabio,
ni tener bayonetas,
si tú te aprendes bien ,
solo estas tres letras,
úsalas de mayor y habrá PAZ en la tierra.
Escribo (poema de gloria Fuertes)
Escribo sin modelo
a lo que salga,
escribo de memoria
de repente,
escribo sobre mí,
sobre la gente,
como un trágico juego
sin cartas solitario,
barajo los colores
los amores,
las urbanas personas
las violentas palabras
y en vez de echarme al odio
o a la calle,
escribo a lo que salga.
El amor danza en mi pecho.
¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!
Ya no soy la loca triste,
que al oír risas gritaba;
ahora soy la niña dulce,
ya no soy mujer amarga.
Siempre hay alguien (poema de Gloria fuertes)
Quitaros esa máscara,
la tristeza no es más que una careta,
puede durar tanto como tardes en quitártela tú mismo,
prueba.
Estás provocándote llanto artificial, hermano;
he dicho hermano y debí decir amante.
Nos cogemos las manos y no decimos que se siente nada.
Poco a poco se va mezclando nuestra sangre en los
encuentros.
Un buen día acabaremos por ser la misma cosa.
Libres somos.
Frecuentamos el dolor porque queremos,
como pudiéramos frecuentar el parque.
Hablamos de mutuas soledades,
hablamos de aventuras que tuvimos,
de que todo está lejos,
de que es difícil.
Y nunca hablamos de esto maravilloso que nos va
convirtiendo en ranas.
Quién dijo que la melancolía es elegante?
Quitaros esa máscara de tristeza,
siempre hay motivo para cantar,
para alabar al santísimo misterio,
no seamos cobardes,
corramos a decírselo a quien sea,
siempre hay alguien que amamos y nos ama.
Autobiografía (poema de Gloria fuertes)
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.