Otros poemas para conectar con el otoño
Caed hojas, caed (poema de Emily Brontë)
Caed, hojas, caed; marchitaos, flores, desvaneceos;
Alargad la noche y acortad el día;
Cada hoja me habla de felicidad
mientras se agita en el árbol otoñal.
Sonreiré cuando las guirnaldas de nieve
florezcan donde las rosas deberían crecer;
cantaré cuando el ocaso de la noche
anuncie un día más sombrío.
La escritora británica utiliza la caída de las hojas como un símbolo de la transición y el cambio, a la vez que celebra la belleza en la decadencia.
Canto del otoño (poema de Dante Gabriel Rossetti)
¿No sabes que, al caer la hoja, siente el corazón una tristeza lánguida
que lo cubre como un manto,
y que el reposo parece cosa buena,
en otoño, al caer la hoja?
Y como el latido raudo del cerebro
vacila porque es en vano…
En el otoño, al caer la hoja,
¿no conoces que el júbilo sufre un dolor?
¿No conoces que, al caer la hoja,
el alma se siente como una gavilla desecada
– amarrada para la cosecha –
pues la Muerte parece algo hermoso
– en otoño, al caer la hoja?
Este poema de Rossetti captura con ricos detalles sensoriales la suave melancolía y la inevitable decadencia de la vitalidad que trae consigo el otoño. Con un tono de resignación, el poeta acepta la inevitabilidad del envejecimiento y la muerte.
Versos otoñales (poema de Alfonsina Storni)
Al mirar mis mejillas, que ayer estaban rojas,
he sentido el otoño; sus achaques de viejo
me han llenado de miedo; me ha contado el espejo
que nieva en mis cabellos mientras caen las hojas…
¡Qué curioso destino! Me ha golpeado a las puertas
en plena primavera para brindarme nieve
y mis manos se hielan bajo la presión leve
de cien rosas azules sobre sus dedos muertas
Ya me siento invadida totalmente de hielo;
castañean mis dientes mientras el sol, afuera,
pone manchas de oro, tal como en primavera,
y ríe en la ensondada profundidad del cielo.
Y lloro lentamente, con un dolor maldito…
con un dolor que pesa sobre mis fibras todas,
¡Oh, la pálida muerte que me ofrece sus bodas
y el borroso misterio cargado de infinito!
¡Pero yo me rebelo!… ¿Cómo esta forma humana
que costó a la materia tantas transformaciones
me mata, pecho adentro, todas las ilusiones
y me brinda la noche casi en plena mañana?
La poetisa argentina utiliza en este poema imágenes otoñales para expresar sentimientos de soledad y reflexión, y para presentar una metáfora del paso del tiempo y las emociones que comporta.