La música y las canciones acompañan a los niños desde que nacen. Les cantamos y tatareamos para que se duerman, se calmen, jueguen o se diviertan. Las canciones son a menudo poesías con melodía, tienen ritmo, repetición y rimas y por eso gustan tanto a los niños. 

Si les cantamos tanto, ¿por qué no les leemos más poesía? La poesía tiene enormes beneficios cognitivos, intelectuales y emocionales para todo el mundo. También para los niños. Y los poemas para niños, como estos que hemos seleccionado, suelen ser textos cortos, lo que nos permite mantener su atención y su concentración durante el tiempo que dure la lectura. 

Los beneficios de la poesía para los niños

Leer poesía estimula el aprendizaje, les proporciona más vocabulario y potencia su memoria a través de la rima y la repetición. Los poemas para niños desarrollan su imaginación y creatividad, potencia su pensamiento abstracto y despierta su sensibilidad artística.

Además, la poesía tiene un potente beneficio emocional para los más pequeños. La poesía es emoción, cuando les leemos poesía estamos abriendo un espacio mágico para que expresen sus sentimientos.

En los poemas para niños pueden ver historias y personajes que viven experiencias similares a las suyas, poniendo palabras a lo que sienten y validando sus emociones. Les hablamos en su lenguaje, con referentes que pueden entender y que sienten cercanos.

Cuando les leemos poemas para niños se relajan, el ritmo y la métrica les hace respirar más lentamente, como pasa con las canciones. 

Poemas cortos para niños y niñas

Nos sobran los motivos para leerles poemas, desde pequeños y seguir haciéndolo cuando son mayores. Un hábito que no perderán nunca, y que les acompañará para siempre. 

Os proponemos 20 poemas para niños y niñas que nunca olvidarán

Los ratones (poema de Lope de Vega)

Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.

Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?

Pegasos, lindos pegasos (poema de Antonio Machado)

Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera.

Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!

La escuela (poema de Eduardo Soler Fiérrez)

Clases de pequeños,
clases de mayores,
pupitres y sillas,
pizarras y flores,
libros y cuadernos,
tizas, borradores,
lápices y gomas
de muchos colores.

Tiene un patio grande,
jardín, corredores,
y niños y niñas
con sus profesores.

Caricia (poema de Gabriela Mistral)

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar...

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar...

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar…

Canción del niño que vuela (poema de José Sebastián Tallón)

El niño dormido está,
¡y qué sueño está soñando!
¿Qué sueña? Sueña que vuela.
¡Qué bien se vuela soñando!

Abre los brazos, los mueve
como un ave, y va volando…
¿Qué sueña? Que no es un sueño.
¡Qué bien se sueña volando!

En la cuna quieto está.
Pero sonríe, soñando.
¿Qué sueña? Que vuela, vuela.
¡Qué bien se vuela soñando!

Caracola (poema de Róbinson Saavedra Gómez)

¿Sabes? En esta bella caracola
viven los pájaros del mar.
¿Lo dudas? Ponla sobre tu oído:
¡La sentirás cantar!

Aunque tal vez… pudiera ser una guitarra
con un bosque de pinos por garganta.
Pero no… Escucha bien:
¡Es el mar el que canta!

¡A la plaza! (poema de Miguel Moreno Monroy)

Vamos todos a jugar
a la plaza del lugar.

Corremos, saltaremos,
cantaremos, volaremos.
—¿Muy bajito?
Alto, alto en el columpio
como vuela el pajarito.

Vamos todos a jugar
a la plaza del lugar.

Vuela, globo, sube, sube,
con el viento hasta la nube.
— ¿Despacito?
Ligerito, tan ligero
como sube el pajarito.
Vamos todos a jugar
a la plaza del lugar.

Cantaremos,
correremos,
¿saltaremos?
¡Volaremos!

Las cinco vocales (poema de Carlos Reviejo)

Con saltos y brincos
Del brazo las cinco
Muy poco formales
Vienen las vocales
¿Las conoces tú?:
a, e, i, o, u.

A, grita que grita,
se enfada y se irrita
Y se va al teatro.
Sólo quedan cuatro.

E, llama que llama,
Se marcha a la cama
Con dolor de pies.
Sólo quedan tres.

I, chilla que chilla,
Se sube a una silla
Porque ve un ratón
Sólo quedan dos.

O, rueda que rueda
Sálvese quien pueda
Rodando se esfuma.
Sólo queda una.

U, muy asustada,
Se ve abandonada
Y se va a la luna.
No queda ninguna.
¿Las recuerdas tú?:
a, e, i, o, u.

Versitos para descalzarnos (poema de Elsa Bornemann)

Descalzos y libres
—patitas al viento—
los animalitos
caminan contentos.

¿Acaso la ardilla
usa zapatillas?
¿Galochas el sapo?
¿Sandalias el gato?
Ni patos ni patas
calzan alpargatas…
¡ni hay puercoespines
que llueven botines!

¡Andemos descalzos
—aunque sea un rato—,
olvidemos juntos
medias y zapatos!
Descalzos y libres.

¡A tierra los pies!
(sentir su caricia
siquiera una vez…).

¡Vaya travesura!
—chicos de ciudad…—
Descalza la siesta,
pies en libertad…

Versos de la tierra (poema de Javier Luis Taboada)

La Tierra es una peonza
que no para de girar.
Aunque parezca redonda,
no te dejes engañar.

Está un poquito achatada
por arriba y por abajo.
Es como una mandarina
pelada marcando gajos.

La Tierra cuando se mueve,
a vueltas sobre sí misma
y alrededor de su sol,
sin destrozarse la crisma.

Nana de la tortuga (poema de Rafael Alberti)

Verde, lenta, la tortuga.
¡Ya se comió el perejil,
la hojita de la lechuga!
¡Al agua, que el baño está rebosando!
¡Al agua, pato!
Y sí que nos gusta a mí
y al niño ver la tortuga,
tontita, sola y nadando.

La perla (poema de Manuel Felipe Rugeles)

En caja de nacar
la perla ha nacido
y en caja de nácar
mis ojos la vieron.

Que es gris dicen unos
Otros, que es azulada.
Que tiene un ariente
de rosa, lejano.
Del mar de las perlas
de luz del Caribe.
La perla que he visto
la quiero en tus manos.
Nieve de tu cuello

Luz de tu garganta
¡Niña de la isla
mi perla más blanca!

Los sueños (poema de Antonio Machado)

El hada más hermosa ha sonreído
al ver la lumbre de una estrella pálida,
que en hilo suave, blanco y silencioso
se enrosca al huso de su rubia hermana.

Y vuelve a sonreír porque en su rueca
el hilo de los campos se enmaraña.
Tras la tenue cortina de la alcoba
está el jardín envuelto en luz dorada.

La cuna, casi en sombra. El niño duerme.
Dos hadas laboriosas lo acompañan,
hilando de los sueños los sutiles
copos en ruecas de marfil y plata.

Miedo (poema de Gabriela Mistral)

Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta…
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla…
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!