10 preguntas filosóficas para pensar que mejoran la vida

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¿Cuál es el sentido de la vida?

Tal vez la pregunta filosófica por excelencia, que pensadores de todos los rincones del mundo han tratado de responder desde los inicios de los tiempos.

 ¿Qué hacemos en este mundo?, ¿qué sentido tiene vivir?... en función de nuestras creencias, valores y aspiraciones, la respuesta varía mucho. 

Diferentes religiones vinculan el sentido de la vida a un poder superior, la realización espiritual o el servicio a los demás. Para algunas personas, tiene que ver con la búsqueda de placer o la felicidad y la ausencia de dolor. Para otras, en dejar un impacto positivo en el mundo y contribuir al bien común. Y para algunos la vida es simplemente un suceso fortuito y fugaz sin un sentido inherente. 

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¿Qué es la verdad?

¿Existen las verdades absolutas?, ¿quién tiene la verdad?, ¿cómo podemos conocerla?... son cuestiones centrales para la filosofía que han provocado debates a lo largo de los siglos y que, en el mundo actual, donde las fake news están a la orden del día, es más relevante que nunca. 

Existen diversas teorías acerca de qué es la verdad: para algunos es aquello que se corresponde con la realidad, para otros lo que encaja con nuestro marco de comprensión, y para otros la verdad es aquello que funciona en la práctica, es decir, lo que resulta útil para guiar nuestras acciones o lograr nuestros objetivos. 

Algunos consideran que determinadas verdades son universales, mientras que otros creen que la verdad es relativa y está determinada por el contexto y la perspectiva de cada uno.

En el pensamiento socrático, la búsqueda de la verdad solo puede empezar cuando uno admite su propia ignorancia.

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¿Existe el libre albedrío?

¿Somos realmente dueños de nuestra vida y de nuestras decisiones?, ¿somos realmente responsables de nuestras acciones?... estas cuestiones, que tienen que ver con la moral y con nuestra responsabilidad en la toma de decisiones, han sido muy debatidas por la filosofía.  

Para algunos, los humanos somos seres con una libertad absoluta para tomar decisiones independientemente de las limitaciones externas. Otros consideran que cada cosa que sucede está determinada por acontecimientos anteriores (nuestra educación, nuestra familia, el sitio donde vivimos…) o por las leyes de la naturaleza, por lo que nosotros tenemos poco a decidir. 

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¿Qué es correcto y qué incorrecto?

Esta pregunta, que es central en la ética y la moral, nos invita a reflexionar sobre la existencia del bien y el mal. ¿Son algo subjetivo o son conceptos universales? 

Hay muchas cosas que en nuestra cultura son totalmente aceptables, pero que en otras podrían considerarse totalmente incorrectas, o al revés. Entonces, ¿son correctas o incorrectas?

¿Hay conceptos que son universalmente correctos o incorrectos y otros que dependen de la perspectiva? ¿O lo correcto o incorrecto siempre depende de las situaciones?  

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¿Existe la justicia?

Esta cuestión, muy vinculada a la existencia de lo correcto o lo incorrecto, profundiza en la naturaleza de la equidad, la moralidad y los sistemas que hemos creado para defenderlas.

¿Existe una justicia universal que todos podamos considerar válida o es un concepto impuesto por el hombre sin un significado inherente?

Y es que, para algunos la justicia es un ideal, un estándar moral que las sociedades se esfuerzan por alcanzar, pero para otros lo que se considera "justo" suele depender de la perspectiva personal y puede variar mucho en función de los valores y las circunstancias. "Lo que consideramos justicia es, con frecuencia, una injusticia cometida en nuestro favor", dice una de las frases sobre la injusticia más célebres.

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¿Qué significa vivir una buena vida?

Esta pregunta, que invita a reflexionar sobre lo que es "bueno" para ti, puede ayudarte a identificar mejor tus valores, prioridades y objetivos.

Para algunas personas, una "buena vida" es aquella llena de placer y alegría; otros priorizan la virtud, las relaciones significativas con los demás o llevar a cabo los propósitos personales...

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¿Cuál es el propósito del sufrimiento?

¿Por qué existe el sufrimiento en el mundo?, ¿tiene algún sentido? Es una cuestión difícil de abordar que tiene que ver también con nuestras creencias y valores. 

Mientras que algunos no le encuentran ningún sentido, para otros el sufrimiento puede llevar al crecimiento personal, pues ayuda a desarrollar la resiliencia y la empatía y sabiduría. 

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¿Qué sucede después de la muerte?

Nadie lo puede saber con certeza, pero muchos han intentado encontrar un sentido a la muerte y darle una explicación. 

Deveras corrientes filosóficas y religiones establecen una separación entre cuerpo y alma y consideran la muerte solo como el fin de la vida física. Hay quienes dan una continuidad a la existencia, ya sea con la vida en el otro mundo (el cielo o el infierno, en función de nuestro comportamiento en este mundo) o con el renacimiento o la reencarnación.  Sin embargo, para muchos otros la muerte es el final total de la existencia, tanto física como espiritual.

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¿El fin justifica los medios?

¿Hay acciones que podríamos considerar incorrectas, pero que pueden tener justificación en función de las circunstancias? Este tipo de cuestiones plantean un dilema ético, apelan a nuestros límites morales y nos ayudan a conocer mejor cómo tomamos las decisiones y cuáles son nuestros valores.

Si mentir ayuda a salvar vidas, ¿es justificable? ¿Y si matar a una sola persona que ha cometido atrocidades puede salvar a 1.000? ¿Crees que el fin justifica los medios o que la moralidad de la acción es independiente de su resultado?

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¿Los humanos somos inherentemente buenos o malos?

Otra cuestión central de la filosofía a la que muchos pensadores han intentado dar respuesta. 
Algunos sostienen que los humanos somos naturalmente buenos y que son los factores sociales, culturales o ambientales los que pueden llegar a corrompernos. Otros afirman que somos inherentemente egoístas, crueles y moralmente defectuosos, y que la bondad es algo que debe cultivarse o aprenderse a través de los vínculos sociales y la educación. 

Para otros, no obstante, nacemos sin tendencias morales inherentes (ni buenos ni malos) y nuestro comportamiento está determinado por nuestras experiencias, nuestra educación y nuestro entorno. No se es buena persona o mala persona, sino que se actúa de forma considerada aceptable o inaceptable.