Si te gusta cómo huelen las rosas, quizá no te sorprenda saber que a muchos bichos también les atraen. Cuando llega la primavera, el aumento de las temperaturas hace que los olores se intensifiquen, y entre que con el calor se sienten más a gusto y todo se vuelve más apetecible, el riesgo de que se apoderen de tus plantas se multiplica. 

¡Ah! Pero ¿y si aprovechamos esa intensificación de los olores para jugar en el mismo campo? Las personas que aman trabajar en el huerto y el jardín acaban conociendo secretos de jardinería que te dejan asombrado. Por ejemplo, algunos saben que existe una planta que si la siembras entre los rosales puede hacer que las flores huelan aún mejor, pero al mismo tiempo emite un olor que repele a parásitos e insectos y protege así a tus rosales de las plagas.

Por fortuna, en este caso, además, no se trata de ninguna planta extraña, sino una que conoces muy bien y a la que puedes sacar muchísimo provecho si  la siembras en tu huerto o tu jardín. Se trata del ajo, una planta fácil de cultivar.

Si pones ajos junto a los rosales en el lugar adecuado, los primeros no competirán por los nutrientes que necesitan los segundos para crecer bonitos y sanos; sin embargo, al igual que nos ayudan a los seres humanos con sus propiedades fungicidas y antibióticas, se aliarán con tus flores en primavera para protegerlas.

Cómo protege el ajo a tus rosales 

El ajo, y toda la planta del ajo, contiene compuestos azufrados que repelen a las plagas con su olor. Estos compuestos azufrados, entre ellos la aliina, se liberan en cantidades pequeñas pero efectivas al suelo, protegiendo las raíces, y también al aire, protegiendo las hojas y creando un entorno más saludable para el rosal. El olor se confunde con el de las rosas y aleja a hongos, pulgones y otros insectos que pueden atacarlos. 

Por otro lado, las sustancias que el ajo libera en el suelo  equilibran la vida microbiana, lo que también contribuye a reducir la presencia de patógenos dañinos.

Y no solo eso. Las raíces de las plantas de ajo, al ir creciendo, van descompactando la tierra, haciendo que esté más aireada, y esto ayuda de nuevo a prevenir las plagas. La tierra drena mejor el agua de riego o de la lluvia, que no se queda tan estancada, uno de los factores que más favorecen el crecimiento de bacterias y de hongos como el mildiu, el oídio o la roya.

Todo esto permite que la planta crezca ininterrumpidamente y mantenga su vigor y  capacidad para mantenerse sana y florecer a gusto.

Otros beneficios de plantar ajos junto a tus rosales

Quizás te sorprenda, pero naturalmente plantar ajos entre rosales también realza el aroma de las flores circundantes. Esto sucede porque, al equilibrar la vida microbiana de alrededor y reducir la presencia de patógenos, mejora la calidad del suelo y un suelo más sano permite que las raíces de las rosas absorban mejor los nutrientes que necesitan, lo que da como resultado unas flores más fuertes y fragantes.

Además, al estar rodeados de un ambiente más saludable, los rosales optimizan la producción de aceites esenciales. Estos aceites son los responsables del aroma característico  de la rosa, por lo que la planta tiene un aroma más intenso y agradable en condiciones óptimas.

En otras palabras, las plantas, ahora menos susceptibles a las enfermedades, pueden utilizar más energía para florecer, lo que aumenta su vigor y su fragancia.

Cómo plantar los ajos para que sean más eficaces

Para obtener mejores resultados,  Antonio Busquets, horticultor ecológico y creador de contenidos (@lahortetadebussy) recomienda plantar los ajos a 10-15 cm de distancia del rosal para evitar la competencia por los nutrientes y asegurar que ambas plantas crezcan perfectamente. En su cuenta de Instagram lo explica en relación a la capacidad del ajo de hacer que las rosas crezcan aún más fragrantes, precisamente por estar mejor protegidas y crecer con más vigor gracias a esta asociación:

Plántalos también junto a tomates, fresas y otras frutas

Además de todos estos efectos beneficiosos sobre los rosales, plantar ajos junto a otros cultivos también es muy buena idea, especialmente si los cultivas junto a tomates, zanahorias y fresas, apunta Antonio Busquets en su cuenta de Instagram.

Combinar los ajos con estas plantas tiene el mismo efecto: mejora la calidad del suelo, protege de las plagas y permite a las plantas crecer más vigorosas, lo que se traduce en una mejora del sabor y de la calidad de la fruta.

Otras formas de utilizar el ajo para ayudar a tus plantas en el huerto y el jardín

Además de plantar ajos en tu huerto o jardín, también puedes utilizar la cosecha para elaborar soluciones naturales que protegen tu jardín:

  • Fungicida casero con dientes machacados: tritura unos cuanto dientes de ajo, mezcla la pasta con agua y aplícala directamente sobre las zonas infestadas de hongos. También puedes preparar una infusión con el mismo objetivo.
  • Spray repelente de insectos a base de ajo: mezcla ajo machacado con agua y jabón biodegradable. Rocía las hojas con esta solución  para disuadir a los insectos.

Cómo cultivar ajo en el jardín o el huerto

Al ajo le gusta un lugar soleado con un suelo bien drenado. El suelo húmedo puede hacer que el ajo sea más propenso a las enfermedades, especialmente si se planta en otoño.

Al ajo no le gusta el suelo ácido (por debajo del pH 6,5), pero se puede reducir la acidez aplicando cal en otoño o invierno.

Antes de plantar, elimina las hierbas oportunistas y luego mejora la estructura del suelo, la retención de humedad y los niveles de nutrientes cavando para incorporar algo de compost.

El ajo se suele plantar a finales de otoño o principios de invierno, ya que necesita un período de frío para que los bulbos se desarrollen bien. Sin embargo, algunas variedades son adecuadas para plantar a principios de la primavera.

Separa los dientes del bulbo y plántalos con el extremo plano hacia abajo y el extremo puntiagudo hacia arriba. Deje un espacio entre los dientes de 15 cm con la punta a 2,5 cm por debajo de la superficie del suelo.

Cómo cuidar la planta de ajo

El ajo necesita poco mantenimiento, aparte de regarlo en períodos secos, desmalezarlo y cortar las flores. 

  • Riega el ajo durante los períodos secos de primavera y principios de verano. Sin embargo, no riegues una vez que los bulbos sean grandes y estén bien formados, ya que esto podría favorecer la pudrición. El follaje amarillento es una señal de que los bulbos están llegando a esta etapa de madurez. Evita el riego por aspersión, ya que puede fomentar problemas de hongos.
  • El ajo necesita pleno sol, así que desmaleza a mano con regularidad para asegurarte de que las plantas no queden a la sombra.  
  • Elimina los tallos de las flores tan pronto como empiecen a formarse; de lo contrario, la energía de la planta se destinará a producir la flor (espigado) en lugar de hinchar el bulbo.
  • Cosecha el ajo tan pronto como las hojas se hayan vuelto amarillas. El ajo plantado en otoño está listo a principios del verano y el plantado en primavera desde mediados del verano hasta principios del otoño. Desentierra con cuidado los bulbos con un tenedor y almacénalos en un lugar fresco o seco.

 

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