Los dos últimos veranos extremadamente calurosos han causado muchos daños en los bosques de Europa. Según un informe alemán, solo el 21% de los árboles conservaban sus copas intactas el año pasado. El resto había sufrido daños graves o los árboles habían muerto por completo.
Por ese motivo hay que pensar en el futuro de los árboles, o más bien en los árboles del futuro. Si deseas plantar un árbol, algo que todos debemos hacer al menos una vez en la vida, debes elegir una especie que pueda hacer frente a la crisis climática de la mejor manera posible.
7 árboles resistentes al calor, la sequía y las tormentas
Aún no se han encontrado los árboles que resistan el cambio climático, pero los siguientes siete árboles son bastante resistentes.
La regla general es que los árboles del futuro deben poder echar raíces profundas para acceder a los recursos hídricos enterrados bajo tierra. Los primeros tres árboles de la lista son, por tanto, bastante grandes y menos adecuados para la ciudad o el jardín.
- El arce menor (Acer campestre) de la variedad "Elsrijk" tiende a mostrar un buen desarrollo a pesar del calor y la sequía.
- El roble de Turquía (Quercus cerris) también se comporta muy bien. Se caracteriza por un crecimiento fuerte. Puede alcanzar los 11 metros de altura y la copa es ancha.
- El tilo americano (Tilia americana) es un árbol imponente que supera los 20 metros de altura y tiene una copa piramidal. Soporta muy bien la sequía y el clima urbano.
- El fresno de flor (Fraxinus ornus) es un tipo de árbol de tamaño mediano y fácil de podar. Sin embargo, es tan robusto que puede considerarse como un árbol preparado para el futuro. Además también es adecuado para jardines.
- Los olmos urbanos (Ulmus 'urban') son árboles que han demostrado ser muy resistentes a las tormentas y son especialmente adecuados para los climas más fríos, como el del norte de la península.
- El abedul plateado (Betula pendula) ha demostrado ser muy tolerante al estrés por calor y sequía.
- El fresno común (Fraxinus angustifolia) es tan resistente al calor como el abedul plateado, pero algo menos tolerante a la sequía.
Árboles urbanos y cambio climático
Los árboles de las ciudades lo pasarán muy mal con el cambio climático y ya están sufriendo muchas agresiones ahora mismo:
- Contaminantes en el aire.
- Suelos contaminados y compactados, que retienen poca agua.
- Falta de nutrientes en el suelo.
- Alta carga de orina (de perros).
- Lesiones en raíces, cortezas y ramas por trabajos de construcción y accidentes.
- Falta de luz solar debido a los edificios altos.
Además de estos factores de estrés, deberán afrontar las consecuencias del cambio climático con un aumento del calor y períodos más prolongados de sequía.
En las ciudades, hay un "clima urbano" donde la temperatura media es de 2 a 3 grados más alta que en el campo abierto circundante. Por tanto, la necesidad de actuar es especialmente alta en las zonas urbanas.
¿Por qué los árboles son tan importantes en las ciudades?
En la ciudad, los árboles son indispensables debido a que:
- Crean un microclima refrescante.
- Actúan como un filtro del polvo fino, muy perjudicial para la salud.
- Dan sombra.
- Proporcionan un hábitat para muchas especies animales.
- Aumentan la biodiversidad.
Además, los oasis verdes en las áreas urbanas tienen un efecto de succión durante las fuertes lluvias y almacenan enormes cantidades de agua. Así reducen el riesgo de inundaciones.
Nuevas enfermedades y plagas
Cuando los árboles ya están muy estresados y debilitados, las enfermedades y plagas tienen más oportunidades.
Los patógenos (organismos que causan enfermedades) están muy relacionados con el calor y la sequía. Esto significa que si hay árboles que pueden hacer frente al cambio climático, también son más resistentes a plagas y patógenos y se van a utilizar menos pesticidas.
Las sequía prolongadas, junto con el calor extremo, favorecen, por ejemplo, la enfermedad de la corteza del hollín del arce. El patógeno desencadenante aquí es un hongo, que también tiene el potencial de dañar la salud de las personas.
Hay muchas otras plagas y enfermedades que surgen con especial fuerza en relación con el cambio climático y la globalización, como la polilla procesionaria del roble o la Pseudomonas syringae, que afecta a muchos castaños.