El estrés es un mecanismo que se activa cuando percibimos que las circunstancias nos sobrepasan y conllevan un esfuerzo y una energía que no tenemos disponible o no nos vemos capaces a poner en marcha. Suele estar acompañado por mucha presión que viene dada por la exigencia o la responsabilidad de resolución de esa situación abrumadora.
Cuando estamos bajo estrés, perdemos nuestro centro y nuestra energía se desgasta, llegando a un punto de auto-exigencia y frustración agotador. Esto puede afectar a todos los ámbitos de nuestra vida, incluida nuestra salud y nuestras relaciones, especialmente la relación con nosotros mismos.
Encontrar el equilibrio y la estabilidad interiores es clave para no vernos arrastrados por la corriente abrumadora de tareas, pensamientos y preocupaciones que pueden estar presentes en nuestra mente en esos momentos. Meditar, por nuestra cuenta o recurriendo a meditaciones guiadas, nos puede ayudar a lograr ese punto de equilibrio.
El punto central de tu tornado
Cuando nos mantenemos anclados a ese espacio de equilibrio interior, nos mantenemos naturalmente conectados con nuestra energía vital y con nuestros recursos para actuar ante las situaciones de la manera más conveniente para nosotros.
Además, tenemos perspectiva para poder observar las circunstancias y actuar ante ellas serenamente, sin vernos arrastrados por nuestra percepción sobre ellas y por toda la dinámica emocional que se desprende de nuestra percepción.
La meditación puede apoyarnos para conectar con ese lugar de equilibrio y estabilidad interior. A través de ella nos posicionamos en el papel de observadores, para lo cual tomamos distancia de nuestra experiencia y de las circunstancias.
Una vez desde fuera de ellas, tenemos más capacidad de observación objetiva, una perspectiva diferente y más abarcable de las situaciones y estamos conectados con la claridad y calma para afrontarlas paso a paso.
A esto me refiero con ser el punto central de tu tornado. Situarte en el lugar de observación y calma desde el que las circunstancias externas percibidas como caóticas no te afectan, y puedes mantener tu serenidad y estabilidad ante ellas.
Cómo meditar en situaciones de estrés
- Encuentra un lugar cómodo para sentarte y cierra tus ojos.
- Date el permiso de ralentizar tu ritmo, respirando profundamente varias veces y soltando sensación de estrés poco a poco con cada exhalación.
- Siente tu cuerpo y el efecto de estas respiraciones en él.
- Desde este punto observa con distancia las situaciones o pensamientos que están estimulando tu estrés, dándote cuenta de cuáles son y cuáles son sus dinámicas. Obsérvalas sin engancharte a ellas y sin identificarte con ellas.
- Puedes visualizarlas como un tornado que está alrededor de ti
- En todo tornado hay un punto central que está calmado. Sitúate en ese punto central. Sé ese punto central. Este es el lugar desde el que puedes observar lo que ocurre a tu alrededor sin ser arrastrada o arrastrado por ello.
- Date cuenta de cuál es el efecto en tu cuerpo de estar en ese punto central y déjatelo sentir.
- Siente el equilibrio interior y la estabilidad de estar en ese punto de observación desde el que lo que ocurre a tu alrededor no te afecta.
- Toma algunas respiraciones más profundas para dar espacio a tu experiencia sensorial actual.
- Déjate integrar este estado de equilibrio y sus sensaciones en ti.
- Y, suavemente, cuando lo sientas, abre tus ojos.