Cuando comemos en casa es muy fácil. En el frigorífico tenemos nuestro cajón de hortalizas, los aguacates listos y cremosos para untar en la cracker gluten-free, y los tupper de vidrio llenos de quinoa o legumbre cocida para prepararnos rápidamente una ensalada de legumbres. Pero, cuando no estamos en nuestra cocina, o salimos a cenar con la familia o amigos, y no queremos sentirnos el “raro/a” de la mesa, ¿qué? No panic, my friend!
En primer lugar, no eres raro, como tú somos muchos y cada vez más que optamos por una vida más saludable y consciente, así que veras cada vez más a menudo muchos más como tú vayas donde vayas… ;-)
Además, siguiendo una filosofía Come Limpio uno no trata de seguir lo que todo el mundo hace, sino lo que te hace sentir bien a ti mismo, dejándote guiar por la intuición y tu propia experimentación con los alimentos y tu cuerpo. ¡Sé auténtico y no trates de encajar!
1. No tomar el aperitivo
Cuando el camarero se acerca a la mesa pídele que no traiga el pan para untar con el aceite, ni la tapita de patatas chips para picar mientras lees la carta o menú.
Directamente, pídele que te traiga una ensalada verde para empezar, de la que todos vais a picar algunas hojas, un entrante repleto de fibra, agua, vitaminas, minerales y enzimas que harán un buen cojín para recibir los alimentos concentrados que le siguen.
El aliño, si es alguno especial, pídelo aparte y, antes de mezclarlo con la ensalada, si tiene queso o derivados o es demasiado artificial, fácil, pide vinagre o unas rodajas de limón para exprimir y un poquito de aceite de oliva extra virgen.
2. Pedir algún cambio en el menú
Seguro que los platos no van a ser tal cual tú los prepararías en casa, pero trata de hacerlo lo mejor que puedas con la combinación de alimentos y manteniendo los platos lo más simples posible (más fácil de digerir).
Para mí siempre es un juego y un reto, me gusta incluso ir a sitios que no son “vegan-friendly” porque así debo “romperme un poco más el coco” para crear el plato que satisfaga mis necesidades. Algo he aprendido en América, y es que tú eres quien paga la comida, así que tú tienes el derecho de pedir lo que quieres en el plato y cómo lo quieres (siempre con buenos modales y no llegando a ser irritante con el pobre camarero que está haciendo su trabajo).
Los americanos tienen esto muy claro y… ¿vergüenza? Esta palabra la desconocen.
3. Piensa bien antes de elegir
Aquí tienes alguna ideas
• Pide 2 primeros platos, normalmente suelen ser más livianos
• Mezcla vegetales con carbohidratos, es una buena pareja. En los restaurantes asiáticos lo tendrás fácil, un arroz con verduras, unos rollitos frescos con wrap de arroz, unos tallarines con verduras estilo Pad Thai… Todos los restaurantes tienen alguna opción de ensalada y, ni tan solo sea de guarnición, tienen arroz, quinoa o alguna legumbre cocinada. Si no te queda major opción, y ahora me vienen a la cabeza restaurantes de carretera por las largas autopistas del desierto de Nevada, con estos dos ingredientes puedes crear tu propio plato.
• Si la opción es un restaurante italiano, ya lo sabes, una buena ensalada para empezar. Cada vez más se encuentran pastas y masas de pizza libres de gluten. Pide tu pizza vegana, sin queso mozzarella y doble de salsa de tomate. Si no hay opciones gluten-free, pide setas y mezcla de vegetales al grill o salteados con un poquito de salsa marinera o de tomate.
• Cuando salimos a comer a un restuarante mejicano, de nuevo empieza con una buena ensalada, enorme, con frijoles negros o con arroz y salsa roja (no la blanca o de queso) o come una ensalada con guacamole y unas pocas chips de maíz fritas (confieso que estas son mi debilidad y me cuesta controlar, el crujiente me chifla…).
• Si estás en transición y aún consumes productos de origen animal, puedes optar por una ensalada (pide que te quitan el queso) acompañada de pescado al horno o pollo con guarnición de verduras. Siempre que sean al horno o al grill, pero nunca rebozado o frito.
• En restaurantes mediterráneos, los hummus, el babaganush, las dolmas junto con una ensalada verde y unos sticks vegetales como crakers para los dips, hacen una muy buena comida.
• ¿Te apetece sushi? Yo nunca le digo que no a un japonés. Siempre empiezo las cenas con una sopa de miso, seguida de una ensalada de algas y edamame para picar. Mi plato principal: unos makis vegetales con aguacate que sazono con salsa tamari y un poquito de wasabi. Algunos restaurantes incluso empiezan a servir el sushi con arroz integral.
¿Ves cómo hay opciones para todos? Estos platos que sugiero se encuentran fácilmente en estos restaurantes, solo se trata de pedir unas pequeñas modificaciones educadamente sin parecer demasiado complicado o “tiquis-miquis”, y todos contentos.
4. Vigila con los postres
Si conoces la correcta combinación de alimentos, sabrás que la fruta se come sola o antes de las comidas. Es preferible que si quieres terminar tu comida con algo dulce, o sabes que el resto de comensales van a recrearse con los postres, te lleves contigo, en el bolso, un trocito de chocolate negro.
Si decides echar una cana al aire, es preferible que evites los que tienen fruta, la cual se quedaría atrapada encima de la comida anterior y acabaría fermentando, provocando gases y malestar. Está claro que un postre con harinas refinadas, grasa y azúcares blancos tampoco será la major opción…
La major opción será no pedir nada de postre y pasarte directamente al té o infusion, aunque sé que esta no es una situación realista en muchas ocasiones. Pero está bien, haz lo que sientas que debes hacer en el momento. Siempre puedes partirte unos postres con alguien, por ejemplo.
5. Pide siempre agua para beber
Pide siempre agua para compañar tus comidas como bebida para aliviar la sed, aun así, procura estar hidratado antes de sentarte a comer y dar solo sorbitos mientras comes. Si bebes mucha agua mientras comes, esta va a diluir los jugos gástricos del estómago y relentizará la digestión.
6. Ten claro lo que nunca debes pedir
• Carnes falsas: normalmente hechas de soja texturizada (posiblemente transgénica) o seitán (que es 100% gluten)
• Mezclar platos abundantes de proteína animal con carbohidratos (arroz con pollo), que harán una digestión difícil
• Quesos y salsas con cremas
• Frituras
Es verdad que en ocasiones debes despertar tu vena más creativa, pero es tu salud y es un aprendizaje. Además, cuantos más seamos pidiendo opciones más saludables de las que el menú ofrece, daremos ideas y crearemos necesidad a los restaurantes para que empiecen a servir opciones más sanas.