Flores comestibles en tu mesa
Con su fragancia y sus colores, las flores aportan una alegría que la gastronomía ha sabido aprovechar bien. No solo enriquecen los platos con nuevas texturas y perfumes, sino que transmiten detallismo y delicadeza.
Puedes guiarte por los colores para decorar: las hay rosas, violetas, rojas, amarillas, naranjas... Pero cada una tiene su aroma y su sabor, aunque sea sutil, y forma parte del juego atreverse a experimentar y descubrir combinaciones sorprendentes. Tanto la tradición como la cocina moderna más creativa nos brindan numerosos ejemplos.
Aquí hemos seleccionado seis que se emplean de formas diferentes, cada una con sus particularidades y con algunas sugerencias de uso. Puedes empezar ellas, pero el mundo está lleno de flores comestibles y vale la pena atreverse a explorar.
Cómo se utilizan las flores en la cocina
Si te preguntas si deben consumirse crudas o cocinadas, has de saber que muchas podrás perfectamente consumirlas crudas (como las flores de borraja o los pétalos de girasol), mientras que otras resisten la cocción (como los pétalos de clavel).
La mesura a la hora de incorporarlas a tus platos es importante. No se trata de añadirlas en grandes cantidades, sino de utilizarlas como un delicado complemento. Son una exquisitez y como tal deben utilizarse.
Lava y seca las flores siempre antes de utilizarlas.
Puedes recogerlas tú mismo si las cultivas en casa, aunque cada vez es más fácil encontrar flores comestibles ya cortadas y listas para usar. Ten la precaución de elegir flores de cultivo ecológico.