Es un hecho que la sociedad actual vive acorde con un estilo de vida muy distinto al de generaciones anteriores. Basta comparar los hábitos de la población de hoy en día con los de hace unos años, y nos daremos cuenta de lo mucho que han cambiado (a peor). Nos referimos, por ejemplo, a que la alimentación actual se caracteriza por la abundancia de productos procesados y ultraprocesados, la carencia de alimentos frescos, o por la costumbre de comer rápido y con horarios descontrolados. Todo lo contrario de los aspectos que describen la sociedad de hace unas décadas.

Partiendo de este escenario, la doctora Isabel Belaustegui, especialista en el impacto de la nutrición y el estilo de vida en la salud, en su libro, Optimiza tu metabolismo (Grijalbo, 2024), señala cómo, en la actualidad, a raíz de esta transformación sociológica se pueden observar numerosas y preocupantes consecuencias en el ámbito de la salud, entre ellas: "Retenemos más grasas, nos ponemos enfermos más fácilmente y estamos constantemente luchando contra un proceso natural que no se adapta a nuestro día".

Y es que, según la experta, "antes, el metabolismo se adaptaba a periodos de hambruna y periodos de comilona y decidía de dónde convenía obtener la energía, siempre asegurándose de quitarte los kilos de más cuando era necesario". Sin embargo, "ahora -continúa- los picos constantes de insulina y una pirámide de alimentación totalmente invertida impiden a nuestras células hacer los trabajos más básicos, dando lugar a graves consecuencias".

Esta falta de adaptación, o dicho de otro modo, esa rigidez metabólica de la que, según Belaustegui, adolecemos en la actualidad, es el origen del "aumento de antojos de dulce, de que nos quedemos sin batería en las horas de ayuno, de que nos volvamos irritables o nos acostumbremos a esos michelines resistentes que no desaparecen por mucho que lo intentemos".

Por tanto, parece importante recuperar la flexibilidad metabólica por el bien de nuestra salud y bienestar. Algo que podemos conseguir dándole un giro a la dieta y a los hábitos de vida que llevamos. 

¿Tengo un metabolismo flexible o rígido?

La doctora distingue entre personas metabólicamente flexibles y metabólicamente inflexibles. En las primeras, su organismo es capaz de adaptar la preferencia del combustible, mientras que el segundo grupo reúne a aquellas que son incapaces de responder de forma eficaz y saludable a los distintos retos metabólicos. 

Saber en qué colectivo estás te será de gran utilidad, ya que es el primer paso para reconducir tu dieta y así aliviar y prevenir muchos problemas de salud. Para saberlo, la doctora recomienda hacerse las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo toleras estar en ayunas y cómo es tu energía durante el período de ayuno? Observa si tienes energía estable o tienes altibajos.
  • ¿Eres incapaz de salir a caminar o hacer ejercicio sin haber comido nada?
  • ¿Qué tal te concentras? 
  • ¿Cómo te sientes a nivel emocional cuando estás en ayunas?
  • ¿Tienes dificultad para perder peso y grasa?

Además, ten en cuenta que "cuando tenemos buena flexibilidad metabólica, tenemos energía estable y podemos recurrir a la fuente de grasa y, por tanto, quemar la que está acumulada en forma de michelín. También tenemos más claridad mental, más capacidad de enfocarnos en tareas más creativas e, incluso, más equilibrio emocional".

Menos azúcares simples

El siguiente paso para recuperar un buen estado de salud, pasaría por la creación de un plan nutricional lo más personalizado posible, siempre de la mano de un especialista. Ahora bien, a grandes rasgos, y tal y como señala la doctora Belaustegui en su libro, una parte fundamental de esa revisión "es cambiar hacia una dieta baja en carbohidratos que sean de alto índice glucémico y con azúcares simples". Y añade: "El objetivo es tener una flexibilidad metabólica que alterne entre la quema de glucosa y la quema de grasa según el combustible de alimentos que hemos ingerido o las circunstancias en las que estamos. Cuando tenemos flexibilidad metabólica y estamos en ayunas, podemos pasar a la vía de la combustión de grasa de reserva. Así podemos controlar el peso y tener más energía".

De esta manera sintetiza la doctora los puntos clave para ganar flexibilidad metabólica:

  • Pasar a una dieta baja en carbohidratos simples y rica en grasas saludables.
  • Activar las rutas metabólicas haciendo ejercicio.
  • Hacer ayuno intermitente. Se ha puesto de moda en los últimos años y despierta dudas y recelos, pero bien aplicado es fundamental para mejorar la flexibilidad metabólica.

contar calorías no es el camino

Uno de los problemas más graves y también más extendidos de la sociedad actual, es el sobrepeso y la obesidad. Prueba de la extraordinaria dimensión que adquirido este problema es que el número de personas afectadas se ha triplicado desde 1975, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en la actualidad, cuatro de cada diez personas adultas tienen sobrepeso y una o dos de cada diez, son obesas. 

Bajar el azúcar: dieta para la prediabetes

Bajar el azúcar: dieta para la prediabetes

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Por tanto, la obesidad es un problema por su elevada prevalencia, pero también lo es por su participación en el desarrollo de patologías tan serias como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, apnea de sueño, problemas gastrointestinales, alergias, lesiones osteoarticulares o dificultades de la fertilidad, entre otras.

Para combatir este trastorno, durante décadas se ha recomendado iniciar una estrategia basada en el déficit calórico. Sin embargo, está comprobado que las dietas basadas en el recuento calórico fracasan en un 99,5%.  "Ahora sabemos que la clave está en la flexibilidad metabólica. O mejor dicho, en la pérdida de flexibilidad metabólica", resuelve la doctora. 

Tal y como explica la experta en su libro, la manera más efectiva de abordar el sobrepeso y la obesidad es restaurando la flexibilidad metabólica y para ello, una de las herramientas con la que contamos es el ayuno. "Con el ayuno, agotamos los depósitos de glucógeno y mantenemos bajos los niveles de insulina, con lo que el cuerpo es capaz de quemar grasa y perder peso. Como está obteniendo la energía que necesita, el organismo ni sufre hambre ni frena el metabolismo", aclara.