Hay un hábito cotidiano, muy integrado en nuestras vidas, que nos está envejeciendo sin que nos demos cuenta. Introduciendo algún pequeño cambio en tu rutina de cuidado facial aumentarás la protección de tu piel frente a las pantallas y retrasarás la aparición de arrugas.

No nos referimos ni a fruncir el ceño ni a sonreír todo el día, sino a un hábito relativamente reciente que seguramente no has relacionado con tus arrugas. El simple hecho de que estés leyendo esto te da puntos a la hora de determinar si a ti te está o no afectando. Sí, es algo que estás haciendo ahora mismo.

Cada vez hay más investigaciones que demuestran que la luz azul que emiten las pantallas, además de alterar nuestro sueño y perjudicar a nuestra visión, acelera el envejecimiento de la piel.

Se estima que pasamos el 35 % del tiempo que estamos despiertos utilizando pantallas (ya sea del móvil, del ordenador o de una tablet), algo que puede aumentar mucho si además trabajamos con ellos. Es por ello que debemos tomar medidas para evitar los efectos perjudiciales de la luz azul. Y ello incluye ajustar tu rutina cosmética.

Qué efecto tiene la luz azul en nuestra piel

La luz azul o luz visible de alta energía (HEV, por sus siglas en inglés) es un tipo de luz que forma parte de la luz solar, pero también se encuentra en las pantallas de los teléfonos móviles, ordenadores y televisores, así como en algunas luces interiores. 

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Es bien conocido el efecto que tiene esta luz azul en nuestro sueño, pero lo que muchos no saben es que también tiene un impacto directo en nuestra piel:

  • Genera estrés oxidativo al penetrar en las capas más profundas de la piel, creando radicales libres que dañan las fibras de colágeno y elastina, esenciales para salud de la piel. Como consecuencia provoca pérdida de firmeza, más arrugas, manchas oscuras y envejecimiento prematuro.

También afecta a nuestras células. La exposición prolongada a la luz azul puede dañar el ADN, haciendo que las células envejezcan o mueran antes. Esto puede perjudicar a diferentes órganos y tejidos, en especial la retina (puede aumentar el riesgo de degeneración macular, DMAE).

Además, se sabe que la luz azul, con el tiempo, puede favorecer la inflamación interna en la piel.

La rutina cosmética contra la luz azul

Por supuesto, el primer paso para combatir el efecto de la luz azul sobre la piel del rostro es evitar o reducir el uso de pantallas. Pero, además, una rutina de cuidado facial bien diseñada también puede ayudar mucho a contrarrestar el envejecimiento prematuro.

La formuladora cosmética Victoria Moradell ha compartido en su Instagram sus claves para protegerse de la luz azul:

Si siempre ha sido importante proteger la piel frente a la oxidación, la exposición a pantallas durante horas tan habitual hoy en día lo hace todavía más importante.

4 pasos para combatir el efecto de la luz azul

Esta es la mejor rutina que puedes hacer antes de exponerte a la luz azul” asegura Moradell. Sus pasos son estos:

  1. Una limpieza suave para eliminar impurezas y preparar la piel para que absorba mejor las sustancias que le proporcionaremos a continuación.
  2. Aplicar antioxidantes para proteger la piel del daño oxidativo de la luz azul. De acuerdo con la especialista en cosmética natural, los antioxidantes más estudiados y con mayor evidencia son la vitamina C pura, el ácido ferúlico, el backuchiol, la vitamina E. “La niacinamida también tiene un efecto protector contra la luz azul, pero no la mezcles en la misma rutina con la vitamina C pura”, advierte. Y es que la mezcla de estas dos sustancias puede, en algunos casos, provocar la irritación o el enrojecimiento de la piel.
  3. Usar una crema hidratante para reforzar la función barrera de la piel, especialmente si la notas tirante o seca. Una piel sana ofrece una mayor protección contra las agresiones externas.
  4. Aplicar protección solar a diario. “Con filtros físicos de tipo óxido de zinc y óxido de hierro que ofrecen una barrera que bloquea diferentes tipos de radiación, incluida la luz visible”, recomienda la experta.

    Otras claves para evitar los efectos de la luz azul

    Evitar las pantallas no siempre es fácil, especialmente para los que trabajamos todo el día frente a ellas, pero hay algunas técnicas para reducir sus efectos, además de la rutina facial que hemos comentado:

    • Usar filtros de luz azul en las pantallas o un software para ajustar la temperatura del color y reducir la emisión de luz azul. Ahora, muchos smartphones tienen un "modo nocturno" (o "modo oscuro") que cambia la pantalla a tonos más cálidos.
    • Hacer descansos frecuentes. En este sentido, hay un método muy popular, la regla 20-20-20, que consiste en hacer un descanso de la pantalla cada 20 minutos para mirar algo que esté como mínimo a 20 metros durante al menos 20 segundos. De este modo no solo cuidas tu piel, también tus ojos.
    • Cuidar la salud de la piel desde dentro: una dieta rica en antioxidantes (presentes, por ejemplo, en el té verde, los frutos rojos, las verduras de hoja verde…) puede ayudar a tu cuerpo a combatir el estrés oxidativo causado por la luz azul desde dentro.

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