No sé tú, pero yo tengo una debilidad por la tortilla de patata. Firme por fuera, jugosita por dentro, con ese sabor inconfundible que reconforta el alma. Sin embargo, intento siempre cuidar lo que como, y sinceramente, la receta tradicional no siempre tiene lugar en mis menús saludables.
Por eso, cuando descubrí esta alternativa proteica y baja en hidratos, me lancé a probarla sin dudarlo, aunque sin muchas expectativas… Y me equivoqué al no tenerla: ¡esta versión está para chuparse los dedos!
Tanto es así, que tenía que compartirlo con todas las lectoras de Cuerpomente. Se trata de una versión que no lleva patatas, sino otra hortaliza que te va a sorprender. Pero no te preocupes, que la textura sigue recordando muchísimo a la original, el sabor es suave, con un punto ligeramente dulce que combina de maravilla con el huevo y mucho más saludables. Es una de esas recetas que si te la cuentan crees que la han sacado de un laboratorio de cocina fitness, pero que cuando la pruebas piensas que podría haberla preparado tu abuela. Y lo mejor: se prepara en 10 minutos, sin apenas ensuciar nada.
Receta de tortilla proteica
Lo mejor de esta receta, después de probarla, es que no tienes que renunciar a lo que te gusta en pro de la alimentación saludable. Aporta proteínas de calidad, tiene un contenido muy bajo en carbohidratos y prácticamente no lleva grasas. Y todo se lo debe a una hortaliza muy especial: el nabo.
A diferencia de la patata, que aporta unos 20 g de carbohidratos por cada 100 g, el nabo contiene tan solo 3,3g, lo que hace que sea una versión ideal para dietas bajas en carbohidratos o aquellas en las que se pretenda controlar el índice glucémico. El nabo, además, es rico en fibra, en vitamina C y en antioxidantes, por lo que introducirlo en la receta son todo ventajas. ¡Y apenas aporta 28 kcal por cada 100 g!
Para preparar esta versión de la tortilla, no necesitas nada del otro mundo. Además de los nabos, necesitarás estos ingredientes.
Ingredientes
- 350 gramos de nabos (unas dos unidades medianas)
- 3 huevos
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta al gusto
Así lo preparo yo en casa
- Empieza por pelar los nabos y cortarlos en láminas muy finas. Lo ideal es usar una mandolina para que queden de 1 o 2 mm de grosos. Pero si no tienes, usa un cuchillo bien afilado.
- Coloca las láminas en un bol apto para microondas, añade media cucharada de aceite de oliva virgen extra, una pizca de sal y pimienta al gusto. Remueve bien para que se impregnen.
- Tapa el bol y cocínalo en el microondas a 800 W durante 2 minutos. Truco: si no tienes un recipiente con tapa que puedas meter en el microondas, puedes usar un plato hondo y taparlo con uno plano.
- Saca el recipiente, remueve y vuelve a calentar otros 2 minutos. Repite el proceso hasta que los nabos estén blanditos, pero no deshechos. Por lo general necesitan un total de 6 minutos para estar listos, pero ajusta el tiempo según el groso del corte y la variedad que hayas escogido.
- En otro bol, bate los huevos.
- Mezcla los nabos cocidos con el huevo batido y deja que repose un par de minutos para que se integren bien los sabores.
- Engrasa la sartén con el aceite (procura que sea antiadherente, que vas a cocinar una tortilla) y caliéntala a fuego medio-alto.
- Vierte la mezcla en la sartén y cocina como si fuese una tortilla normal, dándole la vuelta cuando cuaje, por un lado.
Retira del fuego cuando esté al punto que te gusta y sírvela calentita.
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