¿Estás empezando una relación nueva o llevas años con la misma persona? ¿Estás soltera y no quieres repetir errores del pasado? Sea cual sea tu situación sentimental, podemos asegurarte que esto te interesa. Porque si quieres construir relaciones saludables, debes construirla sobre buenos cimientos. Y si ya llevas años embarcada en una relación, tranquila, que los malos hábitos pueden corregirse.
Así lo asegura Rachel Glik, doctora en Educación y consejera profesional con más de 30 años de experiencia en terapia de parejas. Es autora del libro Un matrimonio con alma y asegura para el medio Make It, de la CNBC, que hay seis errores muy habituales que cometen casi todas las parejas en el inicio de su relación que dificulta la felicidad compartida. Eso sí, nos asegura que no debemos preocuparnos si los cometemos ahora mismo, “cambios sencillos en cualquier momento de la relación pueden ser de gran ayuda para cambiar las cosas”. Ya lo sabes, estás a tiempo de evitarlos o, si ya los estás cometiendo, de corregirlos.
Improvisar en el arte de ser pareja
¿Te imaginas llegar el primer día al trabajo e improvisar a ver si las cosas salen bien? Impensable, ¿verdad? Antes de enfrentarte a tu primer trabajo has pasado por años de formación, te has hecho unas cuantas preguntas y has intentado desarrollar habilidades que te permitan ser una buena profesional. ¿Por qué no hacemos lo mismo cuando hablamos de relaciones?
Glik nos invita a vernos “como socios en formación y a dedicar tiempo de manera proactiva, a aprender de artículos, libros o incluso terapia”. Nadie nace sabiendo como ser un buen compañero, y si queremos construir una relación feliz y saludable debemos esforzarnos para conseguirlo.
Responsabilizar al otro de tu felicidad
Es muy probable que, en algún momento de tu vida, hayas cometido este error. ¡No pasa nada, lo hacemos todos! Y sobre todo con nuestros padres y madres. Responsabilizar a los otros de tu felicidad es una trampa mortal, porque te condena a la infelicidad y a tener relaciones insatisfactorias.
“Una relación plena comienza cuando cada persona comprende que su felicidad y plenitud está en sus propias manos”, explica la experta en terapia de parejas. Para asumir esta responsabilidad y comenzar a vivir de forma plena, Glik nos recomienda “invertir en autoconocimiento”, dado que esto nos prepara para “vivir con mayor autenticidad y felicidad”.
La terapeuta asegura que “conocerte a ti mismo se convierte en la puerta de entrada para tratarte con amor, desafiarte a crecer y, en última instancia, asumir la responsabilidad de tu propio bienestar”. Y solo cuando asumimos que somos responsables de nuestra felicidad, podemos ser felices en pareja.
Ver el conflicto como una señal de peligro
“Uno de los errores más ignorados que cometen las parejas jóvenes es creer que una buena relación debe ser fluida, con mínimas peleas o momentos de desconexión”, asegura Glik. Lo cierto es que los problemas en la pareja no solo son parte natural de la vida, sino que indican que hay intención en mejorar la pareja. Cuando ya no se discute, sino que se instala una suerte de conformismo mutuo, las cosas suelen ir a peor.
Además, nos explica Glik, debemos comprender que “una relación o matrimonio vivo y dinámico en realidad implica desconectar y reconectar muchas veces. Así es como construimos confianza y crecemos”.
Es por eso por lo que cuando recibe a las parejas para su primera intervención como terapeuta siempre les dice “Me alegra que estéis aquí. Vuestra fricción no es mala señala, significa que estáis llamados a crecer”.
En contra de esta tendencia a ver el conflicto como algo negativo, la experta explica que la clave es aprender a abordarlos de forma que nos ayuden a crecer tanto de forma personal como dentro de la relación. Y esto “debe empezar por normalizar tus desafíos y aceptar los problemas que tienes en lugar de buscar alivio rápido o evitarlos”.
Intentar cambiar al otro
¿Te has descubierto alguna vez a ti misma intentando cambiar a tu pareja? “Cuando algo de tu pareja te molesta”, asegura Glik, “la inclinación natural es tratar de cambiarla”. Esto es un problema, porque si bien es importante abordar los problemas que preocupan dentro de la relación, la mayoría de las veces “nos centramos demasiado en lo que está mal”.
Con esto en mente, la experta nos recomienda parar antes de criticar o intentar cambiar al otro y preguntarnos: “¿Puedo aprovechar esta circunstancia para practicar la paciencia y ser más tolerante? ¿Estoy creciendo gracias a esta situación? ¿Hago yo algo similar sin darme cuenta? ¿Estoy esperando la perfección de mi pareja? ¿Aprecio lo suficiente todo lo que mi pareja es y me da?”
Perder de vista las prioridades
Al comienzo de la relación todo son mariposas y emociones intensas, por lo que es fácil apreciar a la persona que tenemos al lado. “Pero asegurarnos de que nuestra pareja se sienta la persona más importante de nuestra vida debe ser una prioridad constante”, explica la experta.
En su experiencia, esto se vuelve especialmente preocupante cuando la pareja forma una familia con hijos. “Los suegros, el trabajo o la excesiva preocupación por lo que piensa los demás en detrimento de las necesidades o sentimientos de la pareja también pueden interferir”, nos advierte Glik. Es la suma de todas estas circunstancias lo que hace que olvidemos lo importante que es la persona que tenemos al lado, el compañero o la compañera que hemos elegido en la vida.
Por suerte, es fácil solucionarlo. Glik nos propone buscar, desde el principio de la relación, maneras sencillas de “hacer que tu pareja se sienta apreciada”. Podría ser una cita, una noche a solas, cualquier excusa que os permita divertiros y hablar sobre la relación en profundidad, para mantenerla viva y sana.
Pensar en pequeño
“He descubierto que cuando mi marido y yo unimos nuestras energías por el bien de los demás, el espíritu de generosidad suaviza nuestras diferencias y nos acerca aún más”, asegura Glik. Precisamente por esto, su último consejo es que evitemos “pensar en pequeño” dentro de la relación.
“Es importante cuidarnos, invertir en nuestra propia felicidad y cuidar de las personas de nuestro entorno inmediato y de nuestra comunidad”, nos explica la terapeuta. Podemos aprovechar todo esto para convertir la relación en algo más profundo, gracias al sentido de propósito y misión. “No necesitas salvar el mundo en día, puedes empezar con algo pequeño, como hacer voluntariado, llevar comida a alguien enfermo o recibir visitas en casa. La idea es nutrir, en pareja, las partes de vosotros que aman dar, de maneras cada vez más amplias”. El amor llama al amor, y cuánto más allá, dentro y fuera de tu pareja, mayor será tu felicidad compartida.
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