En este mundo en el que la salud mental es un tema candente, en el que los trastornos de ansiedad y la depresión se multiplican año tras año, aprender a equivocarse es más que importante. Porque es inevitable cometer errores, pero cómo nos tratamos después de errar es fundamental para la salud mental.

Así lo asegura Mario Alonso Puig, que va un paso más allá asegurando que, de hecho, el autocastigo tiene consecuencias negativas sobre nuestro cuerpo y nuestro corazón. ¿Cuál es, entonces, la reacción adecuada al error? El experto y autor de El camino del despertar, nos lo cuenta.

La paradoja del fallo

Todos cometemos errores, asegura Mario Alonso Puig, experto en felicidad y bienestar. Lo importante es cómo nos tratamos tras equivocarnos. Y es que equivocarnos es tan común como respirar, y lo haremos muchas veces a lo largo de nuestra vida. Por eso, precisamente, sentir culpa por ello y destrozar nuestra autoestima por cada error no solo es un problema, es absurdo.

Si no es algo que podamos evitar, ¿por qué castigarnos por ello? Lo mejor, sin duda alguna, es abandonar esa postura cuanto antes. Y no solo por la paradoja que representa, sino porque, en palabras del experto “cuánto más nos castiguemos, menos nos corregiremos”.

El fin tras el error no debe ser autoagredirnos, sino encontrar soluciones. “Lo que buscamos no es el castigo, lo que buscamos es la corrección”, afirma Alonso Puig en sus redes sociales.

Consecuencias del autocastigo

Aunque sea fácil decirlo, es complicado cambiar el chip. Al cometer hasta el más pequeño error, muchos nos hemos escuchado decir cosas como “soy tonto” o “a mi edad ya debería haber aprendido”. Este tipo de comentarios, que no aportan nada y solo minan nuestra autoestima, es lo que el experto denomina autocastigo.

Sus consecuencias sobre la salud mental son evidentes. Las personas que se autocastigan suelen tener pensamientos negativos constantes, que aumentan la ansiedad y pueden derivar en cuadros depresivos. Produce baja autoestima y poca autoconfianza, aislamiento social y es el primer paso hacia otra serie de comportamientos autodestructivos.

Pero el autocastigo no solo tiene consecuencias sobre nuestra salud mental, también afecta a nuestro cuerpo. Para empezar, porque este tipo de pensamientos requieren de un gran esfuerzo mental que desgasta la capacidad de concentración y de memoria. Y para continuar, porque está demostrado que tiene un efecto negativo sobre el corazón.

Mario Alonso Puig cita así a la famosa Clínica Mayo, considerada el mejor hospital del mundo, que ha dedicado grandes esfuerzos a estudiar cómo afecta la forma en la que nos hablamos a nuestro cuerpo. Así, explica el experto, ha conseguido demostrar que la gratitud “mejora el rendimiento cardiovascular”.

¿Cómo cambiar tu diálogo interno?

Para dejar de autocastigarte y centrarte en avanzar, crecer y aprender, necesitas cambiar tu diálogo interno. Y para ello, lo primero que necesitas es paciencia. Cambiar el diálogo interno es un proceso gradual, que comienza con reconocer los patrones de autocrítica y reemplazarlos por pensamientos compasivos. Para conseguirlo, te recomendamos que sigas algunos de estos consejos.

  • Observa y anota tus pensamientos críticos. Lleva un registro de los pensamientos autocríticos cuando surjan. Puedes escribir lo que te dices a ti misma y luego revisar estos pensamientos más adelante. Este ejercicio ayuda a tomar consciencia y a ver los patrones que repites.
  • Desafía tus pensamientos negativos. A menudo, nos hablamos de una forma en la que jamás hablaríamos a un amigo. Puedes preguntarte, “¿le diría esto a alguien a quien quiero?” y partir de ese punto para corregir tus palabras.
  • Practica la autocompasión. La autocompasión consiste en tratarte con la misma bondad que mostrarías a otra persona en tu situación. En lugar de ser dura contigo misma, intenta decirte “estoy haciéndolo lo mejor que puedo” o “cometer errores es humano”.
  • Reemplaza las frases negativas por positivas. Cambia frases como “soy un desastre” por “estoy aprendiendo y mejorando”. O “no soy suficiente” por “estoy trabajando en crecer y mejorar”. Aunque al principio pueda parecer difícil, con el tiempo se volverá más fácil, más natural.
  • Usa afirmaciones realistas. Las afirmaciones positivas pueden ayudarte a mejorar considerablemente tu diálogo interno. Empieza cada mañana diciéndote a ti misma “Soy capaz de cambiar” o “Merezco hablarme con respeto”. Si las practicas a diario, o en momentos en los que te sientas especialmente tentada de autocastigarte, empezarás a ver resultados.
  • Practica la gratitud personal. Llevar un diario de gratitud es una práctica genial para mejorar la salud mental. Si, además, lo conviertes en un diario donde te des las gracias a ti misma por aquello que crees que has hecho bien, conseguirás equilibrar tu perspectiva y enfocarte en tus fortalezas.