Mirar a alguien a los ojos puede ser algo natural y bonito, o puede convertirse en algo muy perturbador en según que circunstancias. Es precisamente en esos momentos, en los que hablamos con alguien que fuerza ese contacto visual, que nos hace sentir incómodos, cuando nos preguntamos… ¿Qué significa que una persona no aparte la mirada cuando te habla?

El problema es que, como con todo lo que rodea al mundo de la expresión corporal y el lenguaje no verbal, no hay una sola respuesta. Y como explica Eva García Ruiz, experta en comunicación no verbal y pionera en sinergología en España, “es muy fácil caer en el tópico”. Pero en lo relacionado con las relaciones interpersonales, no hay tópicos que valgan. Debemos analizar cada caso para entender bien lo que está sucediendo. Así que si quieres saber por qué esa persona te mira fijamente a los ojos mientras te habla, tendrás que seguir leyendo.

La respuesta más sencilla

Como dice el famoso principio de simplicidad, la explicación más simple suele ser siempre la correcta. Y en este caso, es que la persona que te está mirando tan profundamente está siendo, sencillamente, ella misma. “Hay personas que tienen una mirada muy intensa”, nos aclara García Ruiz, “y es su mirada, sencillamente. Ellos miran así y ya está”.

Este es el primer caso que tenemos que descartar antes de sacar conclusiones precipitadas. ¿Esa mirada profunda que te ha inquietado es natural en esta persona o una excepción a la regla?

Hay ocasiones en el que este mirar profundo puede ser incluso estimulante. El problema, nos explica Eva, es cuando “además de no apartar la mirada, tenemos una mirada con muy poco parpadeo, en la que el ojo se queda muy fijo”. Este tipo de miradas, asegura la experta, pueden resultar muy inquietantes. Pero una vez más, podemos culpar a la naturaleza.

“Hay personas que parpadean poquito, y su mirada no tiene un significado per se. A ese tipo de mirada la llamamos impresa en estatua, y puede ser una forma de mirar habitual”, nos aclara la directora del Instituto Español de Sinergología. En muchas ocasiones, las cosas son más sencillas de lo que parecen.

 

Cuando debemos preocuparnos

Aunque en muchos casos esta mirada profunda no tiene nada de preocupante, hay circunstancias en las que sí debe hacer que salten nuestras alarmas. “Hay un caso”, nos explica García, “en el que puede ser un signo de mentira”.

Sorprende escuchar que una mirada sostenida durante una conversación pueda ser sinónimo de mentira, pero así nos lo advierte la experta, que asegura que aquello de que no mirar a los ojos es sinónimo de deshonestidad no es más que una creencia popular.

“Me suelen decir ‘en cuanto me aparta la mirada, ya sé que me está mintiendo’. No es así, detectar mentiras es mucho más difícil, no tiene que ver con que te aparten o no la mirada”, nos asegura Eva.

De hecho, este acto de apartar la mirada, al igual que el de sostenerla, puede tener explicaciones mucho más sencillas. “Las personas apartan la mirada por muchos motivos”, manifiesta la experta, “porque tienen que buscar información en la memoria, o porque es más tímido, porque le cuesta más mantener la mirada, por lo que sea”.

Es más fácil que alguien te esté mintiendo cuando te sostiene la mirada, que en caso contrario. Porque, como asegura García, “una mirada fija, sin parpadeo, junto con otra aserie de movimientos corporales, puede ser un indicador de mentira”.

La mirada del que busca convencer

La clave tras este profundo análisis que nos ofrece la especialista en sinergología es que una mirada profunda y forzada puede tener como finalidad convencer. Eso no quiere decir que la persona con la que estás hablando esté buscando colarte una mentira, pero sí pretende hacerte ver que su relato es real.

En muchos casos puede ser fruto de una especie de hipercorrección. “Hay personas que intentan ser más convincentes, y lo hacen precisamente porque creen que apartar la mirada es un indicador de mentira. Entonces, para ser más convincentes, te sostienen la mirada excesivamente, que es cuando resulta molesta, cuando notas que hay algo forzado”, cuenta Eva en la breve entrevista que mantuvo con Cuerpomente.

Sin embargo, cuando este gesto viene acompañado de la sobreactuación, la cosa cambia. “Si además de mirar profundamente, está muy sobreactuado hablando, tenemos que sospechar”, advierte la experta. Aunque incluso en esta situación, nos señala, seguimos sin tener todos los indicativos. “Tienen que darse más señales corporales, y hay que entrevistarle para detectar la mentira de forma técnica”, continua. Para un análisis de estar por casa, no obstante, esta señal debe hacer que salten las sospechas. “O me está mintiendo, o me está sobrevendiendo la idea”, asegura Eva, “está demasiado interesado en hacer pasar su mensaje”.

Otros gestos sospechosos

Este tipo de miradas tan profundas llaman la atención por un sencillo motivo. Como podemos leer en El Economista y tal como explica el psicólogo clínico Robert A. Lavine, en el día a día solo mantenemos un contacto visual directo el 3% del tiempo. Un contacto excesivo, por tanto, hace saltar las alarmas.

La psicóloga Paula Martínez Barral, especialista en neurociencia cognitiva, lo confirma también para Vanity, asegurando que “una mirada fija, sin parpadear ni apartar los ojos, puede interpretarse como un intento de controlar la situación o marcar territorio”.

Si a esta mirada la acompaña un leve movimiento de cejas, continua, podemos estar ante una sutil muestra de interés, un intento de establecer conexión emocional. Las pupilas dilatadas, por su parte, se asocian a la atracción o un alto grado de interés, y un exceso de parpadeo, a nervios, incomodidad o sensación de quedar expuestos. Por último, asegura Martínez Barral, los ojos entrecerrados pueden acusar una actitud de defensa o desconfianza por parte de quien mira.

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