El anhelo de ser felices es probablemente la única cosa que todas las personas del mundo tenemos en común. Hace casi 2.000 años, Aristóteles, el hombre más sabio, escribió la frase "La felicidad es el significado y propósito de la vida, el objetivo y fin de la existencia humana". 

Sin embargo, la felicidad plena y duradera es muy difícil o imposible de alcanzar. Debemos asumir que la felicidad permanente no se conquista, entre otras razones porque nuestra felicidad está relacionada con el proceso de su permanente construcción. Tener una fórmula que nos convenza y funcione a todos, no es posible por varios motivos.

En primer lugar, las personas somos muy distintas en muchos aspectos. Resulta evidente que, por ejemplo, las personas religiosas pueden tener una visión diferente a las ateas sobre la necesidad de tener una profunda espiritualidad. O un deportista profesional tiene una conexión con su deporte que trasciende mucho de los beneficios que le aporta a su cuerpo.

La misma realidad puede hacer feliz a una persona y no a otra, porque la perciben e interpretan de distinta manera, la felicidad es subjetiva.

Una tercera razón es que, probablemente, lo que nos hace felices hoy no es lo mismo que nos hacía felices hace años y tampoco es lo que nos funcionará de aquí unos años, cuando nuestras circunstancias personales o el entorno haya cambiado.

Finalmente, la felicidad asociada al placer es efímera como explicaremos, siempre nos hace regresar a un estado de normalidad.

Invierte en vínculos sólidos

Las relaciones personales afectivas y saludables son el principal factor que impacta en nuestro bienestar y felicidad, tal y como indica una de las conclusiones más consistentes de las investigaciones sobre la felicidad y la vida en general. Para desarrollar esta realidad mencionaré el Estudio de Desarrollo Adulto, una larga investigación que prestigiosos académicos de la Universidad de Harvard pusieron en marcha. Para dotarla de relevancia y mitigar los déficits de los análisis realizados en momentos puntuales de la vida, decidieron estudiar a las personas a lo largo de toda su vida.

En 2020 finalizó un estudio que habían iniciado en 1939, más de 80 años monitorizando una muestra compuesta por 268 estudiantes de Harvard y otra de 456 personas provenientes de barrios desfavorecidos de Boston. El objetivo era investigar y comprender los factores que contribuyen a una vida feliz y saludable.

A lo largo de toda su vida, los participantes fueron sometidos a entrevistas, cuestionarios y exámenes médicos con el fin de recopilar información sobre diversos aspectos de sus vidas, incluyendo su salud física y mental, relaciones personales, trabajo, y otros factores. La investigación concluyó que las relaciones de calidad con amigos, familiares y pareja son el factor más relevante para una vida satisfactoria y para favorecer un envejecimiento saludable.

El estudio introduce el término "conexiones", refiriéndose a relaciones sólidas y profundas. Es decir, se destaca la importancia de la calidad sobre la cantidad. Pocas relaciones cercanas y significativas pueden ser más beneficiosas que tener muchas relaciones superficiales.

También se destaca la importancia de las relaciones positivas, estables y duraderas que se crean durante la juventud. Definitivamente, una red social enriquecedora, con lazos positivos y verdaderos, nos proporciona vidas más plenas, tener más salud y envejecer mejor y más felices.

Sumar en lugar de restar para ser feliz

En su best-seller Good to Great, el consultor en dirección de empresas y académico, Jim Collins, introduce la idea de "la tiranía del O y la genialidad del Y". La teoría abre una ventana de luz cuando la aplicamos a personas y a la felicidad. Collins afirma que las empresas excelentes no se quedan atrapadas en opciones limitadas, es decir, en la tiranía del «O», sino que consideran la abundancia de posibilidades que les brinda la genialidad del «Y».

La primera, sugiere una elección forzada entre dos ideas aparentemente opuestas. La segunda, ilustra que las empresas visionarias encuentran maneras de abrazar ambos lados de los dilemas. En el caso de las personas, la vida y la felicidad, es también una propuesta muy útil.

En la vida, en muchas ocasiones, no se trataría de apostar por una opción «O» otra, sino por una «Y» otra. Elegir la letra «Y» no es una propuesta que nos sugiera no tomar decisiones, ya que en muchas ocasiones es necesario hacerlo. Se trata de incorporar la mentalidad y vocación de nutrirse de todas las opciones, aunque debamos decidir por una o otra. Como afirma Collins para las decisiones empresariales, actuar con autenticidad requiere conocer la riqueza de las opciones.

La ecuación de la felicidad

"La felicidad es experimentar alegría, satisfacción o bienestar positivo, combinada con la sensación de que la vida de uno es buena, significativa y valiosa", afirma la psicóloga estadounidense Sonja Lyubomirsky.  Esta definición integra las dos visiones sobre la felicidad, hedónica o placer y eudaimónica o florecimiento. 

Las palabras "hedónico" y "eudaimónico" se utilizan para describir dos enfoques diferentes de la felicidad o bienestar, equivalen a placer y crecimiento personal. Buscando un término que pueda diferenciarlas, la primera se refiere más a "felicidad o placer" y la segunda a "satisfacción de vida". Podríamos realizar una analogía entre los tipos de felicidad y las neuronas relacionadas con ella.

La felicidad hedónica se correspondería con la dopamina y nuestra relación con el exterior; y la eudaimónica con la serotonina y nuestra relación con nuestro interior. Lo más relevante de los dos enfoques es que son totalmente complementarios y ambas fuentes de felicidad importantes. Lo ideal es experimentar placer y florecimiento. La genialidad de la «Y».

Lo importante es el camino, no el destino

"Un buen día, echando la vista atrás, se dará usted cuenta de que estos años de lucha han sido los más hermosos de su vida", escribió Sigmund Freud. La felicidad quizás requiere caminar y que algunos de los pasos sean dolorosos.

Quizás lo que se logra sin esfuerzo no merece mucho la pena. Lo cierto es que en la vida, alcanzamos momentos de completa felicidad, la disfrutamos e, irremediablemente, la perdemos para que nuestra vida siga teniendo sentido y sigamos caminando. Llegar a ser es mejor que serlo.  

La grandeza de ser único

"No hay dos personas en el mundo exactamente iguales, y esa es nuestra mayor fortaleza", decía el genial Pablo Picasso. Eres única. Pensar en tu condición de persona única ya dota de valor a tu vida. Las diferencias que existen entre las personas y las diferentes vidas que viven explican la dificultad que tiene abordar un tema tan complejo como la felicidad.

Oubaitori es un término japonés que indica que cada persona es única y florece a su propio ritmo, al igual que los diferentes árboles frutales. Oubaitori nos enseña a no compararnos con los demás, sino a aceptar y a apreciar nuestro propio camino y tiempo de desarrollo, a ser personas auténticas.

Proyectando el futuro

La clave para tener éxito es encontrar las cosas de nuestra vida que tienen un impacto transformador en nosotros si las cambiamos. Son palancas, dónde las acciones y los cambios en las estructuras pueden conducir a mejoras significativas y duraderas.

El impacto positivo que puedes tener en el mundo es mucho mayor de lo que imaginas. Los buenos días con una sonrisa que nos regala una persona desconocida, pueden mejorar nuestro día, o una mala cara también tienen el mismo poder transformador generando un impacto contrario. La actitud es una gran oportunidad que tenemos de transformar el mundo.

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