Nada nos guía más que la observación de la naturaleza. El cambio de estaciones, la marea, el viento o la lluvia, la actitud de los animales y los propios ciclos del cuerpo siempre nos avisan de la mutabilidad de la vida. 

 En ocasiones, nuestra mente quiere aferrarse a ideas, lugares, personas o incluso versiones de nosotros mismos que hace rato que dejamos atrás. Sin embargo, soltar y practicar el desapego es siempre una tarea para trabajar en la mayoría de nosotros. 

Me gusta el ejemplo de los árboles de hoja caduca porque en cada estación tienen claro cuál debe ser su estado. Nos deslumbran a todos con su belleza en primavera, dan sus mejores frutos en verano. Sin embargo, durante el otoño oscurecen sus hojas y saben que llegó el momento de soltarlas para llevar las fuerzas hacia el interior de su corteza y así volver a renacer bellos en primavera. 

Si la naturaleza utiliza el otoño para soltar, nosotros deberíamos hacer lo mismo. Cada momento del año requiere de su actitud, sus propósitos, sus actividades y sus tempos. Aunque vivamos en ciudades, somos hijos de la naturaleza, por lo que es bueno que siempre que podamos conectemos con ella. 

Soltar lastre... como los árboles

La propuesta para esta meditación es sencilla: nos convertimos en un hermoso árbol otoñal para poder soltar lastre y empezar de cero. Antes de ponerte a meditar, piensa en todas las cosas que querrías abandonar de tu día a día, aquellos pesos que te dificultan sonreír o te hacen sentir más pequeño. Si tienes las molestias localizadas, la meditación será más efectiva. 

En ocasiones, una misma situación puede despertarnos emociones contradictorias. Por ejemplo, puedes amar mucho a tu hijo, pero sentirte agotado por tener que cuidarle tanto. Si durante la meditación necesitas soltar esa carga, no te sientas culpable porque no pasa nada. Es importante que puedas ser honesto contigo mismo, abandonando todo lo que te pesa para conectar con el motivo real por el cual tomaste la decisión. En ocasiones, experiencias que nos hacían mucha ilusión pueden resultar duras, pero eso no quita que la ilusión y el amor no sigan ahí. 

Cuando seas un árbol, podrás experimentar la plenitud máxima porque no tendrás que hacer nada, ni te estarán esperando en ningún lugar, ni tendrás prisa. Tampoco tendrás que ganarte la vida ni hacer nada para que te amen. Ser, estar y abandonar tus hojas para que lleguen otras mejores. 

Una meditación para hacer un alto en el camino

La meditación es la excusa perfecta para regalarte pausas en el camino y poder recalibrarte. ¡Tener un estilo de vida activo es bueno! Es normal que quieras hacer muchas cosas y tener energía, pero debemos de ir con cuidado y no hacer simplemente por inercia. ¡Incluso el GPS necesita recalibrarse para indicarte bien la ruta! Los humanos no somos distintos; pequeños momentos de receso nos ayudan a conectar con nosotros para entender en mayor profundidad qué necesitamos y poder dárnoslo. 

Solo si hacemos pequeños altos en el camino, podremos comprender en profundidad lo que estamos haciendo y conseguiremos vivir una vida de verdad, alineada con nosotros mismos y de la que sentirnos muy satisfechos. 

Por lo tanto, aprovecha siempre la meditación para hacerte preguntas, aunque no obtengas respuestas inmediatas y para mirarte a ti mismo con curiosidad: “¿qué cosas descubriré hoy sobre mí mismo?” De esta forma, conseguirás ser siempre tu versión más auténtica y real.

Cómo realizar la meditación

Puedes hacer esta meditación en cualquier momento del día. Ponte el vídeo o el podcast y permite que mi voz te guíe.

  • Podría ser interesante practicarla en un espacio donde haya el mayor silencio posible.
  • Mejor haz esta meditación sentado en una silla con la espalda erguida, pero sin tensión. Así seguro que no te duermes y seguirás estando cómodo.
  • Si te apetece, puede resultarte gratificante hacer la meditación con auriculares. Sentirás el sonido más envolvente y podrás aislarte mejor del exterior. 
  • Si durante la meditación necesitas moverte, adelante. Si estás incómodo, por favor, recolócate en una postura más cómoda con movimientos suaves.
  • Si puedes, descárgate toda la meditación y luego pon tu dispositivo en modo avión.
  • En el caso de tener la oportunidad, no dudes en practicar la meditación debajo o cerca de árboles. Si vives en una ciudad, puedes probar de visitar un parque y utilizar el tronco del árbol como si fuera el respaldo de una silla. 
  • Ponte algún aceite esencial en el difusor o algún incienso. Para el soltar lastre en otoño te recomiendo aromas que te hagan sentir como en casa y despierten en ti la sensación de hogar. Por ejemplo, aromas muy otoñales son la vainilla, la canela, el clavo o el incienso. 

¡Disfruta mucho de esta meditación y de regalarte una pausa en mitad del día, sobre todo, los días en que más cosas tengas por hacer, más importante es que te des unos minutos de conexión contigo!