Un monasterio situado al borde de un acantilado, cascadas cristalinas, cuevas moldeadas por el agua y la única iglesia romántica construida en una gruta de toda Cataluña. Estos son algunos de los atractivos de un singular enclave situado a tan solo una hora de Barcelona.
Se trata de un sitio que respira paz e historia, en el que alejarse del bullicio de la ciudad y dejar a un lado la rutina para disfrutar de la tranquilidad y la belleza de la naturaleza.
Un monasterio suspendido en la roca
Un entorno místico, en el espectacular entorno natural del Valle del Tenes, rodeado de acantilados rocosos, encontramos un complejo monástico medieval que nos traslada a épocas pasadas.
Se trata de Sant Miquel del Fai, unos de los lugares más singulares de Cataluña, situado a unos 50 km de la capital catalana, en la comarca del Vallès Oriental.

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Este monasterio suspendido en un acantilado tiene una larga historia desde su fundación en el siglo X, pasando por su declive en el siglo XIV, su función como centro de operaciones militares durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), después como restaurante y alojamiento para visitantes, hasta ser declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 1988.
Hoy en día, y después de pasar por un periodo de reconstrucción que lo mantuvo cerrado durante varios años, volvió a abrir sus puertas en 2023 y es un testimonio del rico patrimonio cultural y natural de Cataluña.
Eso sí, si tienes pensado visitarlo, debes saber que, aunque la visita es gratuita, se requiere reserva previa, porque el acceso está controlado. Si quieres acceder, debes reservar también la plaza de parking.
Un paseo por la historia

Iglesia de Sant Miquel
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El puente del Rossinyol, construido en 1592 y de estilo románico, atraviesa el río del mismo nombre y da la bienvenida al conjunto histórico de Sant Miquel del Fai, que cuenta con unas 70,5 hectáreas e incluye diversos edificios y sitios de interés, como:
- La Iglesia de Sant Miquel: una iglesia troglodítica del siglo X, construida dentro de una gran gruta, que es su mismo techo.
- La ermita de Sant Martí: una iglesia románica situada a unos 800 metros de la de Sant Miquel.
- La Casa Prioral: un gran edificio de estilo gótico que data de finales del siglo XVI donde vivían el prior y la comunidad de monjes benedictinos. Actualmente no se puede visitar.
- La Plaza de El Repòs: un espacio enclavado en la montaña, cerca de una pequeña balsa formada por el agua de lluvia y el deshielo denominada lago de Les Monges.
Un entorno natural espectacular
Más allá de su belleza arquitectónica, lo que más sorprende a quienes visitan Sant Miquel del Fai es, sin duda, el entorno natural que lo rodea, con sus sobrecogedores acantilados rocosos (conocidos como Cingles de Bertí) y las aguas del río Tenes (que las últimas lluvias han llenado mucho), que han modelado las formaciones calizas circundantes.

Salto del río Tenes
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Sant Miquel del Fai forma parte del Espai Natural dels Cingles de Bertí, una zona geológica formada por los ríos Tenes y Rossinyol en la que disfrutar de la naturaleza y del ambiente místico que se respira.
A los pies del salto del Rossinyol, cerca de la Casa Prioral, se abre una gran gruta conocida como la cueva de Sant Miquel, donde hay estalactitas, estalagmitas y formaciones rocosas, accesibles a través de 90 escalones (aunque actualmente no se puede visitar).
El salto del río Tenes es otro de los elementos más bellos del lugar, con una impresionante altura de más de 100 metros. Se puede caminar tras ella y disfrutar del sonido y la vista del agua cayendo por el acantilado.
Por lo que respecta a la fauna, las paredes rocosas de Sant Miquel del Fai son hogar y punto de reposo de muchas aves, que conforman la comunidad faunística de mayor interés del paraje, con águilas perdiceras, vencejos reales, cuervos, roqueros solitarios, aviones roqueros, gorriones chillones, palomas zuritas o treparriscos.
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