¿Conoces a alguien que encadena una relación tras otra? ¿Te has descubierto, quizá, a ti misma siguiendo este tipo de patrón? Lo cierto es que hay muchas formas de superar una ruptura, y no tiene por qué ser algo malo que empieces a salir con alguien poco tiempo después de acabar una relación. Sin embargo, cuando este patrón se repite en el tiempo, solemos pensar que hay algo más. ¿Qué dice la psicología al respecto?
En una reciente entrevista con Susana Ivorra, sexóloga y psicólogo especialista en terapia de parejas, la experta nos daba la respuesta a esta pregunta que nos hemos hecho tantas a veces a lo largo del tiempo. ¿Qué significa ir de una relación a otra según la psicología? ¿Hay algo peligroso en este tipo de relaciones encadenadas? ¿Es algo que deberíamos evitar? Te lo contamos.
Relaciones lianas
Las relaciones lianas, según la psicología, son aquellas que comienzan cuando acabamos de pasar por una ruptura. Es posible, incluso, que el vínculo comenzase a forjarse durante las últimas etapas de la relación anterior, sin que eso implique necesariamente una infidelidad.
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Estas relaciones, nos explica Ivorra, no son “necesariamente algo negativo”. Lo importante, en estos casos, es analizar si se ha “elaborado el duelo de la relación anterior”. La psicóloga asegura que hay casos en los que el proceso de duelo tiene lugar dentro de la relación, concluyendo en el momento de la ruptura. En este tipo de situaciones, no debería ser alarmante que una persona sea capaz de iniciar una nueva relación justo después de haber terminado otra. En realidad, el quiebre se había superado antes de que sucediera, y no tendría que haber ningún peligro.
El problema viene cuando este duelo no ha finalizado. “Si no lo enfrentamos, nos explota en la cara”, asegura la psicóloga. “Y probablemente lo haga cuando estemos ya en pareja”.
Duelos sin superar
Empezar una nueva relación cuando aún no hemos procesado la ruptura tiene sus riesgos. Ivorra nos da un ejemplo claro. “Puede que tu relación anterior haya terminado porque ha habido una infidelidad. Durante un tiempo estás sin pareja y tienes historias, algún lío… Pero no surgen celos en ningún momento. Es cuando empiezas una nueva relación que de repente aparecen unos celos que nunca habías tenido”.
Para evitar este tipo de situaciones, lo ideal es pasar el duelo de cada relación a su debido tiempo. No es un proceso que podamos forzar, adelantar ni retrasar. Debemos vivirlo a nuestra manera y bajo nuestras propias reglas.
“Siempre es interesante hacer una reflexión, además del duelo, sobre qué heridas ha habido en esa relación o con qué cosas te gustaría quedarte”, asegura Ivorra.
En este sentido, las relaciones liana pueden ser un reflejo de que evitamos procesar ese duelo. Y hacernos cargo de esta situación es esencial para que podamos construir relaciones más saludables.
Cuando la excepción se vuelve costumbre
Las relaciones liana no son la regla. Por lo general, necesitamos un tiempo tras la ruptura para empezar a construir un nuevo vínculo con otra persona. Pero… ¿Qué pasa cuando la excepción se convierte en lo habitual?
Ivorra nos explica que lo cierto es que hay personas “cuyo estado de bienestar es estar en pareja”. Por eso “tampoco tenemos que criminalizar a la persona que encadena relaciones”. Siempre y cuando se haga de forma saludable, procesando el duelo y sin arrastrar heridas de relaciones anteriores, no tiene por qué alarmarnos. “Hay personas que están hechas para estar en pareja, que les gusta, ese es su estado favorito, y no por ello tienen una dependencia emocional, sino que les gusta”.
El problema de las relaciones encadenadas
Aunque, como explica Ivorra, no siempre es necesario encender las alarmas ante una nueva relación que llega poco después de una ruptura, la psicología también nos advierte sobre ciertos patrones que sí deberían preocuparnos. No se trata de juzgar a quienes encuentran su bienestar en la vida en pareja, sino de observar si detrás de ese patrón hay una herida emocional no resuelta o una dinámica poco saludable.
- Miedo a la soledad. Cuando una persona encadena relaciones no por deseo genuino, sino por evitar el vacío y la incertidumbre de estar sola, puede estar desarrollando una dependencia emocional. En estos casos, la pareja se convierte en una especie de refugio contra el malestar interno, en lugar de un vínculo elegido desde la calma y el bienestar personal.
- Amor de transición. A veces, una nueva relación aparece como una vía para escapar del dolor. En lugar de atravesar el duelo, la persona busca una distracción que le impida conectar con su tristeza, su rabia o su sensación de pérdida. La psicología describe esto como una especie de “anestesia emocional”. Al mantener la atención en una nueva pareja, el dolor queda momentáneamente silenciado, pero no desaparece. Con el tiempo, estas emociones no procesadas pueden resurgir en forma de inseguridad, celos o malestar.
- Pérdida de identidad personal. Es importante prestar atención a la construcción de la identidad personal. Algunas personas acostumbradas a las relaciones encadenadas sienten que su identidad depende en gran medida de su rol dentro de una pareja. Esto puede dificultar el autoconocimiento y la autonomía, dejando al individuo con una sensación de vacío cuando no hay nadie a su lado. Recuperar ese espacio propio es fundamental para establecer vínculos más sanos y conscientes del futuro.
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