Vivimos en un mundo hiperconectado que nos bombardea constantemente con noticias, actualizaciones de nuestros amigos y conocidos, nuevas modas… Es difícil no estar todo el rato pendiente del móvil y de aquello que hacen los demás.
De hecho, muchas personas viven sin despegarse del móvil, en gran parte por el terror que les supone no estar al día de lo que sucede en su entorno y quedar “desconectados”. Esto es lo que se conoce como FOMO (del inglés, fear of missing out), el miedo a perderse las cosas. Pues bien, lo contrario es el JOMO, joy of missing out, una forma de volver a disfrutar de la vida y aumentar la felicidad.
¿Qué es el JOMO?
Podríamos traducir joy of missing out, JOMO, como el placer de perderse las cosas y se podría considerar como la habilidad de disfrutar de aquello que realmente nos hace felices (ya sea leer, cocinar, escribir, quedar con un amigo, hacer deporte…) sin estar pendiente de lo que hacen los demás.
El JOMO no implica no tener vida social, sino únicamente no estar todo el tiempo pendiente de lo que hacen las otras personas y lo que sucede a nuestro alrededor y ser más selectivos con aquello en lo que focalizamos nuestra atención.
Beneficios del JOMO
Las personas con miedo a perderse las cosas, FOMO, han aumentado mucho desde el auge de las redes sociales. Y es que hacen que sea muy sencillo ver qué hacen, cómo se divierten o qué tienen los demás… algo que puede despertar sentimientos de envidia, tristeza o incluso resentimiento. El FOMO se asocia, según diversos estudios, a una baja autoestima, a la soledad y a problemas emocionales.
Por el contrario, el JOMO permite tener una mayor autoconfianza y alejar la presión social por hacer cosas que en realidad no nos apetecen. Podríamos decir que el JOMO nos hace ser más auténticos, actuar de forma más consecuente con nuestro yo interior, y optar más por la calidad en lo que hacemos. Además, al focalizarnos en aquellas actividades y relaciones que realmente son importantes, fortalecemos los vínculos emocionales.
No obstante, el JOMO también puede ser una excusa para algunas personas para no salir nunca de su zona de confort. De hecho, mientras que el FOMO suele ser más habitual entre las personas extrovertidas, que disfrutan de la vida social, el JOMO es más característico de las personalidades introvertidas. Lo ideal es tener una vida social satisfactoria y plena al tiempo que cuidamos nuestro bienestar priorizando aquello que nos hace felices y sin ansiedad por perdernos lo que hacen los demás.
Claves para practicar el JOMO
El JOMO es una forma también de priorizar nuestro bienestar y nuestro autocuidado. Hay personas a las que les resulta más fácil aplicarlo a su vida diaria y otras a las que les puede resultar verdaderamente complicado.
En cualquier caso, pasar del FOMO al JOMO requiere motivación, voluntad y constancia. Estos consejos pueden ayudarte:
- Limita las redes sociales en las que estás y el tiempo que pasas en ellas. Hay aplicaciones en el móvil (como Bienestar digital de Google) que monitorizan el tiempo de uso del dispositivo y de cada aplicación y te envían informes. También permiten establecer temporizadores para alertarte cuando estás demasiado tiempo en una app.
- Haz retiros de internet. ¿Qué tal si estableces una tarde a la semana sin móvil? ¿O un fin de semana? Aunque pueda resultarte difícil al principio, también te ayudará a darte cuenta de cuánto dependes de este aparato. Con el tiempo, verás todos los beneficios de vivir un poco apartado de él y cómo el tiempo de multiplica y lo aprovechas mucho más si no estás tan pendiente del móvil.
- Controla tu agenda. El FOMO y el JOMO, como hemos visto, no solo tienen que ver con estar pendiente de las redes sociales. Hay muchos compromisos a los que nos sentimos obligados a asistir por ese miedo a perdernos algo, pero en realidad no nos apetecen o nos acaban llenando la agenda y nos dejan sin tiempo para aquello que realmente nos importa. Mira tu agenda y decide qué actividades no son realmente necesarias o solo las haces para complacer a alguien. Decir “no” a veces resulta difícil, pero es algo importante para poder establecer tus límites.
- Cuelga el cartel de “no molestar”. Aquellos mails o llamadas laborales que ocurren fuera de tu jornada de trabajo muy a menudo pueden esperar al día siguiente. Saber establecer tus límites y dejar aquello que no es urgente para más adelante es clave para disfrutar más de tu tiempo.