Todos recordamos el Central Park, de la mítica serie Friends. O el MacLaren’s, de Cómo conocí a vuestra madre. Lugares recurrentes en las sitcoms, espacios conocidos en los que los personajes se desarrollan con familiaridad y comodidad. Tanto que acabas sintiéndote parte de esas localizaciones, acaban convirtiéndose en lugares icónicos de la cultura popular. ¿Por qué sucede esto? ¿Y cómo se relaciona con la felicidad?

El autor de The Great Good Place, Ray Oldenburg, asegura que todos estos sitios que tenemos en nuestra mente, y que pueden compararse al bar en el que quedas siempre con tus amigos o la antigua cafetería de tu Universidad en la que invertiste horas charlando con tus compañeros, son terceros lugares. Y son esenciales para tener una vida feliz.

¿Qué es un tercer lugar?

Con el término “tercer lugar”, Oldenburg hace referencia a cualquier lugar que no sea tu casa (tu primer lugar) ni tu centro de trabajo/estudio (tu segundo lugar) al que vas con regularidad. Es un lugar en el que te reúnes con amigos, conoces gente, te relajas y disfrutas de aquello que te gusta o apasiona. Lo ideal es que sea un sitio al que puedas acceder fácilmente y, a poder ser, gratuito o de bajo coste.

Algunas opciones populares son parques, cafés, bibliotecas, librerías, centros comerciales, centros o clubes comunitarios, gimnasios, la casa de un amigo, un lugar de culto o cualquier otro lugar que visites con frecuencia y se haya convertido en escenario habitual de tu día a día.

El tercer lugar como medio para alcanzar la felicidad

Si el tercer lugar puede ser cualquiera que visites con asiduidad y en el que no vivas ni trabajes… ¿Qué tiene de especial? ¿Qué representa para la salud mental? La finalidad de tener un tercer lugar no es otra más que conectar con otras personas.

A causa del crecimiento de las redes sociales, el aumento del costo de vida y la falta de tiempo, la vida de cada vez más personas se resume en ir a trabajar, y volver a casa. El 60% de las personas en occidente, además, viven solas. Por lo que la vida acaba convirtiéndose en una monótona soledad que alimenta la crisis de salud mental que experimenta la sociedad en la actualidad. Así lo afirma la OMS, que asegura que la soledad es un problema de salud pública.

Los terceros lugares no van a resolver por arte de magia esta crisis de soledad, pero son un buen paso para empezar a mejorarla gradualmente. Para reducir el aislamiento y la desconexión que muchos experimentan. Al fin y al cabo, los terceros lugares están separados del hogar y del trabajo, se centran únicamente en socializar y disfrutar de aquello que nos apasiona. Son lugares para construir comunidad y crear identidades. Y por eso son tan importantes.

¿Cómo encontrar tu tercer lugar?

Todos quisiéramos tener debajo de nuestra casa un bar o cafetería como el Central Perk o el McLaren’s, pero lo cierto es que no todos tienen la facilidad de acceder a estos lugares. Y quienes pueden hacerlo, por vivir en núcleos urbanos, difícilmente pueden permitirse el costo de visitar a diario este tipo de locales, o carecen del tiempo para hacerlo. Estos son los tres desafíos a los que nos enfrentamos a la hora de elegir un tercer lugar: accesibilidad, costo y tiempo.

Pero incluso si te topas con uno o varios de estos obstáculos, puedes acabar encontrando tu tercer lugar si te lo propones. Para hacerlo, ten en cuenta estos consejos:

  • Piensa en lo que te interesa. El primer paso en esta búsqueda es preguntarte a qué intereses o pasatiempos quieres dedicarles tiempo. Si te gusta leer, podrías apuntarte a un club de lectura y convertir la librería o café en el que se celebre en tu tercer lugar. Si te gusta hacer ejercicio, el gimnasio o un parque acondicionado son buenas opciones.
  • Adáptate a tu presupuesto. Si tienes algo de presupuesto, quizá puedas invertirlo en encontrar el tercer lugar ideal. Pero los terceros lugares no tienen por qué costar nada. En realidad, ni siquiera es necesario que sea una localización física. Puede ser un grupo de personas con las que te relacionas regularmente, y que te ayudan a desconectar de la monotonía del día a día. Apuntarte a clases de yoga, quedar con tus amigas en un parque, en un patio o una sala de estar. Da igual. Lo importante es conectar.
  • Parte de tu rutina. Para lugar con la falta de tiempo, lo ideal es encontrar un tercer lugar que esté cerca de tu casa o de tu trabajo, para que lo puedas incorporar en tu rutina diaria con facilidad. De hecho, puedes convertir hasta los sitios más inverosímiles en terceros lugares. Cuando vayas a comprar al súper que hay debajo de tu casa, quítate los auriculares y charla con la cajera a la que ves todos los días. Apúntate a las actividades que se hacen en tu comunidad. Forma parte, conecta, y tu felicidad no dejará de crecer.
  • Aprovecha tus terceros lugares. Una vez que hayas encontrado uno o varios terceros lugares, haz un plan para aprovecharlos al máximo. De nada sirve que te apuntes a club de lectura, si solo vas una vez al mes. O que te vayas de concierto con tus amigos, si no los vas a ver en meses. Establece un plan para reunirte al menos una vez a la semana, o más si es posible. Solo así conseguirás todos los beneficios que ofrecen los terceros lugares.