Es conocido el trabajo de la enfermera de paliativos Bronnie Ware, que recogió los lamentos más comunes de los moribundos, como “Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir mi propia vida”, o bien “Ojalá me hubiera atrevido a ser más feliz.

Para no llegar al final del camino con estos arrepentimientos, debemos comprender que la vida no admite demoras.

Muchas veces dejamos las cosas verdaderamente importantes para más adelante, cuando nos liberemos de las obligaciones y “tengamos tiempo”. Sin embargo, este momento no llegará nunca a menos que tomemos posesión del momento presente.

Buscar la felicidad en el ahora

Todo lo que precisas para ser feliz está aquí y no hay mejor momento que este. Eckhart Tolle afirma que “si te sumerges en el pasado, se convertirá en un pozo sin fondo”, del mismo modo que las personas que procrastinan mandan siempre los instantes de felicidad lejos de sí mismas.

En palabras de este maestro espiritual nacido en Alemania, “cuando te haces amigo del momento presente, te sientes como en casa donde quiera que estés. Si no te sientes cómodo en el ahora, te sentirás incómodo dondequiera que vayas.

Ahora es el momento de mirar el cielo, de poner tu canción favorita, de descubrir el mundo en un paseo, de compartir y de abrazar. No existe un tiempo mejor. Si estás aquí y prestas atención, descubrirás que la vida te regala ya todo lo que necesitas.

La mejor misión para nuestra agenda diaria

En su poema No te detengas, este autor norteamericano del siglo XIX Walt Whitman decía:

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. (…) No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. (…) Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. (…)

Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente,

sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo (…) Esta es la mejor misión para nuestra agenda diaria.”

Las personas más felices del mundo son aquellas capaces de vivir plenamente el presente, haciendo de cada momento algo valioso. Eso implica dejar de lado todo lo que no sea el ahora, incluyendo su reloj.

La hora de vivir en paz 

Recuerdo que en unas vacaciones en Caye Caulker, una isla paradisíaca de Belize, el último día fui a desayunar a un café. Era una bella cabaña entre frondosos árboles. Yo estaba pendiente de la hora de salida del barco que me llevaría de vuelta a la capital, así que entré estresado y, nada más tomar mesa, pregunté al dueño, que era holandés:

—¿Qué hora es?

—Es hora de desayunar en paz —me dijo.

Nunca he olvidado esta respuesta.

Volviendo a Eckhart Tolle, en El poder del ahora nos propone lo siguiente:

Imagínate que no hubiera vida humana sobre el planeta y solo estuviera habitado por plantas y animales. ¿Habría pasado y futuro? ¿Podríamos seguir hablando del tiempo de manera significativa? Preguntas como: ¿qué hora es? o ¿qué día es hoy?, si alguien las preguntara, no tendrían ningún sentido. Al roble o al águila les parecerían divertidas. Contestarían: ¿Qué hora es…? Bueno, es ahora. ¿Qué otra hora puede haber?

Me parece una reflexión brillante. Para regresar al feliz fluir de la vida, deberíamos aprender del roble, del águila y del camarero holandés. De este modo, cada vez que nos preguntemos “¿Qué hora es?”, la respuesta será: “Hora de vivir tu vida en paz.