Enrique Rojas es una de las voces más influyentes en el campo de la psicología, la psiquiatría y el desarrollo personal del panorama actual. Si has leído alguno de sus libros, sabes que tienen la capacidad de cambiarte la vida para siempre. Y por eso, precisamente, creemos que cada una de sus frases vale hora.
Como esta, que recientemente publicó en sus redes sociales, y cuyo final no vamos a contarte, todavía. A través de sus palabras, queremos invitarte a reflexionar sobre la felicidad, el propósito, las metas, y algo muy importante para vivir con plenitud: el coraje. ¿Preparada para cambiar la dirección de tu vida?
El sentido del propósito
En sus redes sociales, Enrique Rojas compartía la siguiente frase: “Vivir es poner metas que nos empujen a seguir con ilusión. Pero vivir también es arriesgarse”. El final de esta frase tan poderosa nos da una pista muy importante para aprender a vivir con plenitud, pero analicemos primero el principio de la cita.
Tener un propósito claro en la vida, una meta, ilusiones y planes, es fundamental para vivir con satisfacción. Viktor Franks, autor de El hombre en busca del sentido, lo explicaba en estas palabras: “el hombre está dispuesto a soportar casi cualquier sufrimiento si se le da una razón para vivir.”. El poder del propósito es inconmensurable. Te proporciona un marco que da sentido a tus experiencias, te ayuda a mantener la ilusión por vivir cada día, en especial en tiempos complicados.
Por eso, cuando vives con propósitos claros, no solo trazas un camino, sino que llenas tu vida de significado. Metas como mejorar tu salud, cuidar de tus relaciones o avanzar profesionalmente te permitirá crecer. Y sin ellas, corres el riesgo de vivir de forma mecánica, en automático, perdiendo de vista el valor que tiene cada segundo que pasamos en la Tierra.
¿Cómo encontrar tu propósito?
Aunque aún nos queda la segunda oración de Rojas por analizar, no podemos avanzar sin antes tener claras nuestras metas personales. Si no tienes claro tu propósito de vida, estos son algunos ejercicios que puedes hacer en casa para empezar a conectar con tu sentido vital.
- Haz una lista de aquello que te gusta. Quizá no sepas cuál es el sentido de tu vida, pero seguro que sabes qué es aquello con lo que conectas. ¿Qué temas te emocionan? ¿Cuáles son tus valores? ¿Qué consideras indispensable en tu vida? Las respuestas a estas preguntas te darán algo de orientación para seguir avanzando en tu vida.
- Escucha tus emociones. La psicóloga Brené Brown decía que “la vulnerabilidad es la cuna de la innovación, la creatividad y el cambio”. Por eso, estar atenta a tus emociones, a las sensaciones y a aquello que te mueve por dentro, es la mejor brújula que puedas encontrar para orientarte hacia tu propósito vital.
- Prueba cosas nuevas. Esta idea conecta mucho con la segunda parte del consejo de Enrique Rojas, y es clave. Para encontrar tu propósito debes explorar y experimentar. Prueba actividades que nunca has hecho, haz lo de siempre, pero de forma diferente, y ábrete a posibilidades inesperadas.
- Define pequeñas metas. Fijar objetivos a corto plazo te ayudará a acercarte, poco a poco, a un propósito mayor. Las pequeñas victorias generan confianza y claridad, y te permitirán asumir objetivos más grandes a largo plazo.
Flexibilidad y acción
Tener metas es el primer paso, pero como dice Enrique Rojas “la vida también es arriesgarse”. No basta con soñar, hay que hacer que los sueños sean posibles. La verdadera transformación se produce cuando somos capaces de actuar y adaptarnos.
Esto significa que, para cumplir nuestros objetivos, no podemos quedarnos estáticos. Debemos estar dispuestos a tomar decisiones difíciles, a superar nuestros miedos y a salir de nuestra zona de confort.
Aquí entran en juego varios factores, y la flexibilidad es quizá uno de los más importantes. No siempre podremos controlar las circunstancias, pero sí nuestra respuesta ante ellas. Ser flexibles nos permitirá ajustar nuestros planes cuando las cosas no salgan como esperábamos.
Y también debemos aprender a arriesgarnos. Esto no significa actuar sin pensar, sino saber cuándo dar el siguiente paso, aunque haya incertidumbre. Salir de la zona de confort nos ayuda a descubrir habilidades que no sabíamos que teníamos y a abrirnos a nuevas experiencias. Porque, como decía la escritora Anaïs Nin, “la vida se encoge o se expande en proporción a nuestro coraje”.