Sientas lo que sientas, expresarlo te hará bien. Liberar las emociones tiene múltiples beneficios para tu salud psicológica y física. Te sentirás más liberado y con menos tensión y, además, ganarás claridad al no quedarte atrapado en tus pensamientos.

Emociones: son todas positivas

Las emociones nos sirven para establecer una mejor relación con el entorno. Todos las tenemos y darnos permiso para sentir y no bloquear o negar lo que sentimos es primordial para poder expresarlo después. Existen cuatro emociones básicas:

  • La tristeza, que consiste en dejarse ir.
  • La rabia, que está relacionada con la acción.
  • El miedo, que tiene que ver con contraerse.
  • La alegría, que implica celebrar.

Todas ellas son funciones básicas para poder relacionarnos con el entorno y adaptarnos a él. El valor que se le da a las emociones es una caracterización que hace nuestra cultura. Considerar que algunas son negativas nos dificulta su expresión cuando las necesitamos como recurso.

1. Otorga más importancia a tus emociones

Estamos acostumbrados a valorar más la inteligencia que la emoción. Hacemos una jerarquización de estos conceptos: la razón, más masculina, está por encima de la emoción, más femenina... y más desprestigiada.

Hace unos años se acuñó el término inteligencia emocional y la cosa empezó a mejorar. Gracias a investigaciones recientes se sabe que las personas eligen mejor cuando lo hacen teniendo en cuenta también las emociones.

Disciplinas como la descodificación biológica consideran que la enfermedad se produce cuando no nos hacemos conscientes de las emociones y no las podemos expresar.

Ser una persona emocional es tener más riqueza; poder expresar lo que sentimos nos convierte en personas más completas y nos permite tener más capacidad de decisión.

2. Actúa con plena consciencia

Durante unos años se consideró que la expresión descontrolada de las emociones, en forma de catarsis, curaba por sí misma.

En la actualidad se sabe que la expresión sin conciencia no sirve de mucho y que incluso puede ser perjudicial si después la persona se siente culpable de cosas que ha dicho o hecho.

Para que esto no ocurra, es importante que cuando expresemos las emociones no perdamos de vista cuál es nuestro entorno.

La mayoría de las veces, la expresión emocional es mejor hacerla con los ojos abiertos, viendo a la persona que tenemos delante. Especialmente cuando lo que expresamos es rabia, si mantenemos el contacto visual con la persona que tenemos delante, la respetaremos y evitaremos dañar o salir dañados.

3. Desahógate en un lugar confortable y seguro

En ocasiones y contextos determinados, por ejemplo cuando estamos delante de una autoridad o de alguien que nos puede perjudicar, es mejor no expresar las emociones. Esto no significa que no podamos hacerlo en otro momento o contexto. Hay que buscar el lugar en el que podamos expresarlas, en casa o en un lugar seguro, diciendo o haciendo lo que queríamos.

  • Si sientes rabia: busca la manera de descargar la furia, por ejemplo, gritando en un cojín o golpeando la cama con una raqueta de tenis...
  • Si sientes miedo: permítete temblar y asumir que estás asustado.
  • Si estás triste: permítete llorar y sollozar, y busca a alguien que te acoja si lo necesitas.
  • Si necesitas expresar amor: di en voz alta “Te quiero” imaginando a la persona amada. Otra manera de expresar esta emoción (alegría), o cualquier otra, es escribiéndola en un papel hasta que se agote todo lo que queremos decir.

4. No le des muchas vueltas a las cosas

Una emoción es corta e intensa, dura unos 90 segundos. Si estamos mucho más tiempo en ella, es que la estamos manteniendo desde nuestra mente.

Así es como una emoción adaptativa se convierte en una emoción creada. Esto ocurre cuando la emoción está provocada por pensamientos o ideas en lugar de por hechos que ocurren en nuestro entorno.

 

Si yo me digo que todo el mundo me quiere perjudicar, que está en mi contra, que seguro que me quiere hacer daño, mi miedo o rabia frente a los demás no va a desaparecer, sino que se va a agrandar. ¡No podré dejar de sentirlo! Si además hablo y hablo, busco argumentos y no paro de dedicarle espacio mental... eso no me va a ayudar.

5. Que el entorno te acompañe

Es más difícil expresar las emociones en contextos donde los demás las viven como algo que hay que controlar. Hay personas que cuando ven a otro expresar una emoción –especialmente la rabia, la tristeza y el miedo– creen que han de hacer algo para que se ponga “bien”. Entonces le llevan un vaso de agua o le dicen “no llores”, “no te enfades”...

Muchas personas no pueden sostener que otros expresen lo que les ocurre cuando ellos no se lo permiten.

Si te encuentras alguna vez en esta situación, y tienes claro que es bueno expresar tus emociones, puedes decirles que no pasa nada, que es una necesidad que tienes, que para ti es bueno pasar por esa experiencia.

En la medida que uno tiene claro que lo que está haciendo es para bien, los demás se adaptan.

No dejes de expresar lo que sientes porque los demás te digan que no lo hagas.