Lo que determina aquello que podemos o no lograr es nuestra capacidad de creer en las propias posibilidades y en la bondad del mundo. Pero, ¿qué hacer cuando se pierde esa esperanza que nos sostiene? La confianza es un músculo espiritual que se puede entrenar y que, además, contagia a otros de su vigor.

Todos nacemos desvalidos y faltos de confianza. A diferencia de otras especies animales que vienen al mundo con notable autonomía, el ser humano necesita aprender a confiar en su cuerpo, en los demás y en la vida.

El bebé da muchos pasos que son solo tentativas, sostenido por las manos de los mayores hasta que, un día, arranca a andar entre aplausos de los adultos. Lo mismo nos sucede hasta que empezamos a nadar o a ir en bicicleta. Hay un instante mágico en el que confiamos en que el agua nos sostendrá, en que lograremos mantenernos sobre las dos ruedas sin caer a un lado o al otro. En palabras del editor Jordi Nadal, "La confianza no es algo que puedes tener a medias. O la tienes o no la tienes".
 

el efecto PIGMALIÓN Y GOLEM AFECTAN A LA CONFIANZA

El efecto Pigmalión es sobradamente conocido. Las expectativas que las demás personas ponen sobre nosotros condicionan nuestras respuestas. Si un profesor o jefe, por ejemplo, me transmite su confianza en mí, yo trataré de brillar aún más para demostrarle que está en lo cierto.

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En su reverso tenemos lo que a veces se llama «efecto Golem». Cuando alguien expresa unas expectativas exageradamente bajas sobre una persona, su desempeño cae en picado. Muchas veces esto se hace de modo inconsciente. Puedo poner un ejemplo muy reciente que he vivido en primera persona para ilustrarlo.

Hace poco escribí un audiolibro exclusivo para un gran sello. Los editores consideraron que atraería a más público si lo grababa yo mismo, puesto que muchos me oyen en la radio o siguen mis podcasts. Sin embargo, los audiolibros son narrados por actores de voz con miles de horas de vuelo. Son personas entrenadas para pronunciar clara y correctamente cada palabra, además de dominar el ritmo y la entonación para dar al texto la expresión justa.

El primer día de grabación, en el que me asignaron tres horas de estudio, el ingeniero de sonido empezó a señalar todo lo que yo hacía mal: me comía palabras, fallaba en la entonación y en las pausas. Al terminar la primera sesión –y faltaban aún cuatro más–, me dijo sinceramente: "Si no fueras el autor del libro, no se podría aprovechar nada de lo que has grabado. A ningún narrador se le permitiría un trabajo así".

Con este efecto Golem sobre mis hombros, en la siguiente sesión me sentía inseguro y cometí el doble de fallos. Tuvimos que repetir muchas frases y acabamos los dos agotados. Al final, le dije al ingeniero que no se puede esperar que un debutante lo haga como quien se dedica profesionalmente a esto desde hace años. Sería lo mismo que ordenar a alguien que nunca ha escrito que redacte un libro bajo presión. Creo que el mensaje le llegó, porque dejó de hacer comentarios «Golem». Cuando había que repetir algo, me lo decía con cariño. La fluidez de la lectura mejoró y acabamos haciéndonos amigos.

No dependas de opiniones externas

Esta anécdota me sirve para ilustrar la influencia que tienen las opiniones de los demás en nuestra autoestima y desempeño. En el caso que he explicado, pude comprobar los efectos a tiempo real, pero muchas personas acarrean miradas negativas de su infancia o adolescencia. Cuando han criticado repetidamente tu cuerpo o tus habilidades en cualquier cosa, esto queda grabado como un programa interno que se vive como una certeza. Por lo tanto, si sientes que te falta confianza en uno o varios aspectos de tu vida, lo primero que debes preguntarte es de dónde viene esa percepción.

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¿Quién te colocó esa mochila con la que cargas? ¿Qué opinas tú sobre esa herencia? ¿Quién eres ahora, en comparación con quien eras entonces? Esta toma de conciencia es la primera clave porque te permite desprenderte de todo lo que no es tuyo. Así puedes empezar a valorarte por lo que eres y haces ahora, a partir de tu propio criterio. Cuando dejas de depender de opiniones externas, sean actuales o pasadas, recuperas el control sobre tu autoestima. A partir de aquí puedes construir la confianza en ti y en tus relaciones con el mundo.

cómo entrenar la confianza en uno mismo

El orientalista Alan Watts decía que "tener fe es confiar en ti mismo cuando estás en el agua. Cuando nadas no agarras el agua, porque si lo haces te hundirías y te ahogarías. En cambio, te relajas y flotas." Este símil tan gráfico nos aporta la segunda clave para ganar confianza.

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Cuando dejamos de interrogarnos sobre si somos o no buenos, adecuados, oportunos o el calificativo que queramos poner, experimentamos una liberación que nos lleva a la relajación y, por lo tanto, a la confianza. Entonces flotamos. Para entrenar la confianza en uno mismo, por tanto, hay que ignorar a todos los jueces, tanto los exteriores como los interiores. Simplemente, hacer, confiando en que, con el tiempo y la práctica, iremos subiendo escalones hacia la excelencia.

Al fin y al cabo, todo ser humano es un work in progress, una pieza inacabada, un ser en constante crecimiento. Esa es justamente la buena noticia: no importa lo que soy, sino lo que puedo llegar a ser.

La tercera clave es que todo lo que hagamos para mejorar nuestro estado físico o mental redundará en mayor autoconfianza. Volver al gimnasio o a mover el cuerpo nos aporta, más allá de las hormonas del bienestar, la agradable sensación de que nos estamos ocupando de lo que es nuestro. ¿Y qué hay más nuestro que el propio cuerpo? Elevar nuestro listón intelectual aprendiendo un nuevo idioma o un instrumento musical, o bien abordar otro tipo de formación, también nos empodera. Nos demostramos así que no estamos estancados, que nuestra capacidad de mejora es ilimitada.

Atrévete a confiar y verás qué pasa

Por la ley del espejo, cuando alguien no confía en sí mismo, también le cuesta confiar en los demás y en la propia vida. Por este motivo, si aplicamos las tres claves que hemos visto –apagar los mensajes Golem, dejarnos de juzgar y progresar en algo– nos resultará más fácil tener esa misma mirada amable hacia el exterior.

Decía el escritor Ernest Hemingway que "la mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando". Y no es ninguna perogrullada. Cuando se entrega a un piloto de carreras un nuevo modelo de moto o coche, para saber lo que el vehículo puede dar de sí tendrá que probarlo en la pis- ta. Lo mismo sucede con las nuevas amistades o incluso con un amor recién llegado. Únicamente sabremos cuánto camino podemos recorrer juntos poniéndonos en marcha.

Por lo tanto, como sugería el autor de Illinois, atrévete a confiar, ya que solo así podrás ver lo que sucede. Eso es aplicable tanto a las relaciones como a la fe en la vida. Si en lugar de esperar fracasos y desengaños, proyectas una expectativa ilusionante, algo parecido al efecto Pigmalión obrará a tu favor. Confiar en que las cosas irán bien te pondrá en la actitud adecuada para dar lo mejor de ti, lo cual ayudará a que la vida te sonría.

Paso a paso para creer en ti

La confianza se construye desde nuestro interior. Después, se expresa en cada pequeño gesto.

1. Deja lo viejo, coge lo nuevo

Solo si dejas ir el pasado podrás crear el futuro, afirma Otto Scharmer. A menudo, la falta de confianza viene de viejos acontecimientos o relaciones que nos hirieron. Si no pasas página, quedarás atrapado siempre en el mismo capítulo.

2. Saber guardar un secreto

No hay que confiar nunca en quienes cuentan secretos de otras personas, recomienda el  joven presentador de radio Dan Howell. Y lo dice por una razón obvia: acabarán contando también los tuyos.

3. El miedo como maestro

Aquello que temes es una puerta que invita a ser abierta. De hecho, detrás de muchos temores que marcan nuestro camino hay un salto existencial que solo podemos descubrir y transitar si realmente nos atrevemos a desafiarlos.

4. Todo empieza por ti

Si confías en ti mismo, también inspirarás confianza en los demás, afirmaba Goethe. Esta es una razón más para darte crédito. En lugar de entregar toda la admiración a terceros, apuesta por ti mismo y el mundo te seguirá.

5. Los pequeños avances

La confianza se construye desde los gestos más humildes, nos enseña Albert Einstein. En sus propias palabras: «Aquel que es descuidado con la verdad en asuntos pequeños, no puede ser confiable en asuntos importantes».

6. Dar un paso hacia la luz

"Quien busque el amor que dé un paso hacia la luz", cuenta la letra de la canción más célebre de Daniel Johnston, porque "el amor verdadero también te está buscando a ti" y no podrá reconocerte si te ocultas. Da un paso hacia la luz.