Los perros son uno de los animales más leales que existen en el mundo. No hay ninguno que pueda establecer (a excepción de los gatos) un vínculo tan estrecho con el ser humano. Conocemos historias como la del perro Hachiko, quien esperó en el mismo lugar años a que su dueño fallecido apareciera, nos lo demuestran. Hay muchas más, tan curiosas como esta.
La escritora y terapeuta psicocorporal especializada en traumas Anna Sólyom habla de una de ellas en su último libro, El perro que seguía las estrellas (editorial VR Europa). Tras su primera novela, Neko Café, traducida a 19 idiomas, esta amante de los animales nos descubre la increíble historia de Roshi, un Golden Retriever que inició un viaje conmovedor y extraordinario por gran parte de Estados Unidos para reencontrarse con lo que más quiere: su dueña.
Una historia de resiliencia que une
La historia de Roshi e Ingrid es realmente inspiradora. ¿Qué nos enseña?
Roishi es un Golden Retriever que se pierde durante la celebración del 4 de julio en los Estados Unidos y que busca el camino de regreso con su querida dueña, quien vive en la otra punta del país. Por otro lado, cuenta como Ingrid, una mujer de 72 años, afronta este duelo, tras haber ido a visitar a su hermano, que se junta al duelo de haber perdido a su marido tres años antes.
Es una historia acerca de la resiliencia, y de cómo, con el apoyo de otras personas o animales, podemos encontrar la manera de seguir adelante. También trata sobre cómo nuestras vidas se entrelazan con otras vidas. Nunca estamos tan solos como nuestra mente cree.
Es una historia basada en hechos reales, pero parece imposible que un perro pueda volver a su casa habiendo una distancia tan importante. ¿Qué facultades tienen estos animales para poderlo conseguir? ¿Es Roshi un perro excepcional o están todos dotados de esas facultades?
Los animales tienen la capacidad de orientarse sintiendo los campos magnéticos de la Tierra, y esta es una facultad clave para encontrar caminos a distancias enormes. Los humanos utilizamos mucho más nuestra vista. Nuestra guía para los senderos mayormente son las estrellas.
Por otro lado, el olfato de cualquier otro animal es mucho mejor que el humano, en especial el de los perros. Esta capacidad les ayuda a orientarse, a descifrar estados físicos o emocionales de una persona, incluso pueden detectar (si están entrenados) las primeras señales de varios tipos de cáncer. Sin embargo, no todas las razas de perros son capaces de cubrir largas distancias. Los perros pastores y los de tamaño medio pueden caminar o correr mucho debido a su fisiología.
grandes maestros
¿Cómo es de especial el vínculo que se crea entre un ser humano y un perro para que el animal siga en su búsqueda?
Para el perro su familia es su manada, es su familia… ¿Qué haríamos nosotros si nos perdiéramos siendo niños? Seguramente querríamos volver con nuestra familia lo más pronto posible. Imagino que es lo que pasa con los perros, y esta es la razón por la que es muy traumático para un animal ser abandonado. Se desarrolla un apego tan fuerte como el de hijos y padres; es algo que biológicamente forma parte de las características de los mamíferos. Somos animales sociales y el apego es lo que nos nutre y nos hace felices.
Por eso hay muchos perros, gatos y caballos que han encontrado su camino de regreso a casa, y cuyas historias están documentadas. Si no logra regresar, el animal vive el duelo de haberse perdido tan profundamente como un humano.
"Los perros despiertan nuestra inocencia, como los niños pequeños, y promueven la ternura y la empatía"
Convivir con un perro tiene también muchos beneficios para las personas. ¿Qué beneficios destacarías?
Nos fortalece física y emocionalmente. Nos ayuda a sentirnos más fuertes, sanos y equilibrados… Sabemos que los perros "llevan a pasear" a sus amos, así que eso asegura un buen ejercicio como mínimo dos veces al día. Sobre todo, en la tercera edad, si vives solo, un perro o un gato aporta mucho a través de su compañía.
Los animales nos equilibran y nos devuelven algo que, sobre todo si vivimos en grandes ciudades, solemos perder: el contacto con la naturaleza, con los ciclos naturales del cuerpo. Son grandes maestros de zen, no solamente los gatos, como dijo Eckhart Tolle, sino cualquier animal: viven en el aquí y en el ahora. Hay caballos que son terapeutas y trabajan con personas; hay perros y gatos coterapeutas. Los animales despiertan nuestra inocencia, como los niños pequeños, y promueven la ternura y empatía, que es algo muy beneficioso para el ser humano.
Confianza y amor propio
Se ha comprobado que muchos perros pueden ayudar en terapias con trastornos o enfermedades, traumas… ¿Cuál es tu experiencia en este sentido?
Una vez di un curso de fin de semana en Hungría para trabajadores de un centro psiquiátrico. Uno de los psiquiatras acudió con su perra de terapia, Masha. Esta pasó la mayor parte del curso tendida sobre su espalda, con las patas hacia arriba, mostrando su barriga a todos. Era un acto tan profundamente confiado que nos dibujó a todos una sonrisa en la cara.
"Siempre me enfadó muchísimo que René Descartes sostuviera que los animales son máquinas sin alma"
Los animales son maestros que nos ayudan a recuperar nuestra esencia, compensando el vernos separados de la naturaleza. De hecho, siempre me enfadó muchísimo que René Descartes sostuviera que los animales son máquinas sin alma. Son seres sensibles e inteligentes, como la ciencia ha confirmado, y la capacidad terapéutica de perros, gatos, caballos y delfines, entre otros animales, está cada vez más documentada.
Los perros o gatos coterapeutas pacifican nuestras guerras internas con su presencia, y a través de los mimos, de la conexión y de relacionarse desde una profunda aceptación y amor hacia los humanos, nos enseñan a relacionarnos con nosotros mismos de manera más amable y bondadosa.
Superar los traumas juntos
¿Cómo hemos de actuar cuando el trauma lo trae el propio perro? ¿Qué es lo más recomendable?
Tal y como pasa con un niño, lo mismo sucede con el animal: ni el niño ni el animal tienen la culpa. Cuando hablamos de traumas, una definición que me gusta mucho es la de mi maestro el Dr. Gabor Maté, que dijo que el trauma no es el evento traumático que nos pasó, sino la reacción o respuesta que se desarrolló dentro de nosotros como respuesta a aquella situación.
El perro es un animal instintivo, así que es imposible razonar con él o ella, tal y como sucedería con un niño pequeño. Necesitamos tenerlo en cuenta. En muchas asociaciones que trabajan con perros traumatizados, los cuidadores saben reconocer los acontecimientos que les estresan, y promueven que el animal esté en paz, se sienta seguro y feliz.
Con el tiempo, el amor y el cuidado necesarios, muchas cosas pueden cambiar. Se trata de acompañar al animal con paciencia, sin forzar el cambio, e introducir nuevos hábitos a través del amor y el vínculo.
La muerte o desaparición de una mascota es terrible para los dueños. ¿Qué se puede hacer para enfrentar el duelo?
El amor no diferencia entre sí es un humano a quien queremos o un animal. O nos entregamos a amar o no lo hacemos. El duelo, como dice Dr. Gabor Maté, es el precio que hemos de pagar por haber amado. No creo que el duelo tenga que enfrentarse. En el sentido literal de la palabra, "enfrentarse" según la Real Academia Española es "hacer frente a alguien o algo, especialmente a un problema o peligro".
"El amor no diferencia entre sí es un humano a quien queremos o un animal. O nos entregamos a amar o no lo hacemos."
El único peligro que tiene el duelo es que nos duela tanto que no lo podamos soportar. Por eso, la manera de seguir adelante es acompañarnos bien mientras el duelo persista. Sin negar qué sentimos, expresar ese dolor es una de las maneras más poderosas de transitarlo. Y se pueden hacer muchas cosas para ayudarnos en esa integración: la pérdida es algo que nunca desaparecerá, pero la vida sigue adelante y nos permite crecer a pesar de todo.